Las ciudades son tal vez las empresas más importantes de un país. No solo les pertenecen a sus ciudadanos, sino que su desempeño afecta directamente la calidad de vida. De ahí la importancia de elegir bien el próximo 27 de octubre a los alcaldes y a los concejales que serán los nuevos gerentes y miembros de juntas directivas de estas trascendentales empresas. Para contribuir al debate electoral y a tomar de decisiones informadas, Dinero revisa la situación económica de las ocho ciudades más grandes del país y los principales retos de las administraciones entrantes, en opinión de sus empresarios y gremios más representativos. La mayoría de las ciudades muestra alguna mejoría en su situación económica. Pero en términos generales “este avance no es sustancial, ni tanto como se esperaría o se requiere para reducir las grandes brechas existentes”, afirma Luis Hernán Sáenz, coordinador nacional de la red de Ciudades Cómo Vamos.
Estancados
Fuente: Índice de Competitividad de Ciudades 2019. Consejo Privado de Competitividad La desaceleración de la economía y la llegada de migrantes venezolanos estancaron en los últimos años la reducción que venía avanzando en los índices de pobreza. Sobre todo en Bucaramanga, Cúcuta e incluso Bogotá, la miseria y el desempleo aumentaron. No obstante, excepto la ciudad fronteriza, estas siguen con mejores niveles de calidad de vida que otras regiones. Pero las brechas sociales no solo han aumentado entre las diversas ciudades sino en cada una de ellas. Es decir, que el país ha mejorado pero ese desarrollo se ha concentrado en ciertas zonas. En materia educativa, la calidad y pertinencia de la educación sigue planteando un gran reto. Un reciente estudio de la Red Cómo Vamos sobre Educación Orientada al Empleo encontró que, en las principales ciudades, en promedio 24 de cada 100 jóvenes no estudia ni trabaja. Eso indica una alta deserción escolar que conduce al desempleo juvenil. Pero si en estos frentes el avance no fue el esperado, en otras facetas como la ambiental el balance es más precario. Ciudades como Medellín y Bogotá encendieron las alarmas en temas como el cambio climático, el tratamiento de los residuos y la calidad del agua y el aire. Pero solo ahora estos comienzan a posicionarse en la agenda y el debate público.
Las ciudades han avanzado en reducir el déficit cuantitativo de vivienda. Pero esto ha generado una expansión costosa en términos de proveer servicios, así como rezagos en espacio público y en movilidad. Además, en la mayor parte de las ciudades persiste el aumento y la precariedad del parque automotor, y los Sistemas de Transporte Público atraviesan por una crisis financiera. Seguridad
Fuente: Dane e información de cada ciudad En la mayoría de ciudades se registra una disminución en las tasas de homicidios. Pero el robo ha venido aumentando, al igual que el microtráfico de drogas. Esto explica por qué Bogotá se posicionó como la ciudad más competitiva del país, según el Índice Global de Competitividad 4.0 del World Economic Forum (WEF), es una de las últimas en el ranking de percepción ciudadana de la encuesta de los Cómo Vamos. Sin duda, este balance muestra que, si bien estamos algo mejor que hace unos años, las ciudades no avanzan al ritmo requerido para solucionar los problemas. Se necesita una mayor planificación y agendas de largo plazo que no dependan del gerente de turno, como las grandes empresas. Esto incluye temas como la revisión de los Planes de Ordenamiento Territorial (POT) y mejorar la coordinación entre los municipios cercanos.
Hay que disminuir también las brechas, lo que requiere tener las finanzas saneadas y disminuir la marcada dependencia de algunas ciudades de las transferencias que le hace la Nación. Bogotá tiene un presupuesto que bordea $25 billones. Excepto Ecopetrol y el Grupo Aval, ninguna empresa del país maneja esa cantidad de recursos. El presupuesto de Medellín supera $5 billones mientras que el de Cali y Barranquilla está alrededor de $3,5 billones, equivalentes a lo que venden empresas del tamaño de Alkosto y Promigas, respectivamente. El presupuesto de Cartagena alcanza $1,8 billones y el de Cúcuta supera el billón. Esos presupuestos billonarios recuerdan la importancia de elegir bien.