Publicó Dinero.com un artículo firmado por el Representante a la Cámara Fabio Fernando Arroyave, titulado "De los bancos y las EPS", en el cual se afirma, entre otras cosas, que "para las administradoras de salud el gobierno asignó la envidiable suma de $7 billones con el fin de que se pongan al día con la red hospitalaria del país y poder atender efectivamente la crisis", refiriéndose a la emergencia por la covid-19. Luego agrega que "...el Ministerio de Salud giró recursos importantes para que se pongan al día con la red hospitalaria pública y privada. Pero...los recursos girados nunca llegaron a los hospitales". Y concluye que "esto ha generado que el flujo de caja sea insuficiente para prepararse y atender a los contagiados por la covid-19. Por esta razón muchos trabajadores de la salud no tienen las herramientas suficientes para realizar efectivamente su labor, entre otras necesidades, que no pueden resolver".

La realidad es muy distinta. La emergencia ha servido para que las EPS y los prestadores acuerden e implementen nuevos modelos de colaboración y contratación innovadora. Después de la crisis, vamos a tener un sistema de salud más fortalecido, más eficiente, con más telemedicina, con más atenciones domiciliarias, con sistemas más flexibles para la entrega de fórmulas médicas, en beneficio de millones de adultos mayores, de enfermos crónicos, de madres gestantes y de usuarios del sistema en general. Veamos algunas cifras Las 10 EPS afiliadas a Acemi, en el primer trimestre de 2020, le giraron a la red prestadora $5,3 billones, y en las primeras semanas de la emergencia (entre el 12 de marzo y el 10 de abril), se giraron $2,6 billones. Es decir, a los hospitales sí han llegado recursos, y no pocos, durante el 2020. El artículo habla de $7 billones asignados a las administradoras de salud. No sabemos de dónde sale esa cifra. Es cierto que el decreto que declaró la emergencia económica calcula $5 billones para atender la parte sanitaria de la crisis, pero a esa suma se llegará utilizando distintas fuentes y fondos del estado (el Fome, los recursos del sistema general de participaciones, el acuerdo de punto final). El autor decide ignorar que muchos de esos recursos pasarán de esas bolsas públicas directamente hacia los prestadores, como los que se le autorizan a las entidades territoriales; ignora también que ninguno de esos recursos, ni los locales ni los nacionales, se han girado al sistema aún. El único recurso "nuevo" que de alguna manera puede asociarse de manera indirecta a la emergencia Covid, es un anticipo que se giró en abril de lo que el Estado debería girar en mayo para cubrir los servicios no incluidos en el plan de beneficios, el grueso de lo cual se destina a medicamentos, no a los hospitales. Esa suma,más que un recurso fresco -pues igual se tendría que girar en mayo- fue un esfuerzo del Gobierno para inyectarle liquidez al sistema al comienzo de la emergencia, y con ellos se han atendido las necesidades, distintas a la covid-19, no cubiertas en el plan de beneficios tradicional. Pero ese anticipo no supera los $350.000 millones. El gobierno viene haciendo enormes esfuerzos para acelerar los mecanismos que ya tenía previstos en leyes ordinarias para saldar su propia deuda para con el sistema. El más importante de esos mecanismos es el llamado acuerdo de punto final. El decreto reglamentario se expidió en la primera semana de abril, y esta semana se están expidiendo las normas complementarias para que ese mecanismo empiece a funcionar. Pero ni este ni otros mecanismos contemplados en las normas de emergencia (compra de cartera, uso de reservas) han generado, por ahora, un solo giro tangible de recursos hacia el sistema. En resumen, no es cierto que se le hayan inyectado ya $7 billones al sistema de salud por fuera de los giros ordinarios que en todo caso habrían llegado con o sin covid-19. El artículo confunde los anuncios con las normas y a éstas con el giro contante y sonante. Será un gusto compartirle a su autor los detalles del tema que le preocupa, y dada su trayectoria y preparación, sabremos que revisará con mente abierta algunas de sus opiniones. No ayudan en medio de esta emergencia nacional las acusaciones infundadas que no vienen acompañadas de ideas y propuestas factibles. Esperamos con ilusión el próximo artículo del Representante Arroyave, que seguramente tendrá propuestas específicas para solucionar los cuellos de botella que aún existen. Y tampoco ayudan las generalizaciones que estigmatizan a sectores enteros injustamente. Será conveniente que en adelante, si una EPS recibió recursos con destino a la red prestadora, en el marco de la emergencia, y no los giró como debía, sepamos el nombre específico de esa EPS, el prestador acreedor, y tengamos la certeza de que la factura fue auditada y aceptada según las normas. De lo contrario, no se salva una vida ni se sana a nadie con esas generalizaciones facilistas. Tres notas finales -La responsabilidad de dotar a los trabajadores de la salud de los equipos adecuados de protección es, esencialmente, de la dirección del respectivo hospital. Falta a la ética el director de hospital que envíe a su personal a atender pacientes sin dotarlos debidamente. La falta de equipos es una falla de gerencia, no de recursos.

-Sería extraordinario que el Representante Arroyave liderara un gran debate de control político sobre la calidad de la gerencia en la red pública hospitalaria. ¿Tiene él la tranquilidad de que los hospitales públicos están contratando a los mejores precios los equipos y el personal? ¿Cumplen con los mejores estándares de contratación laboral? ¿Llevan adecuadamente las cuentas? ¿Tienen un eficiente sistema de cobro de cartera y de registro de los pagos recibidos o, como lo constaté yo en su momento, nunca descargan los pagos ya recibidos porque les es más fácil seguir cobrando lo ya pagado en lugar de gerenciar? ¿Son sus resultados en salud los mejores? Seguramente, al hacer esa revisión, se encontrarán muchos hospitales públicos que nos llenan de orgullo y otros que, como se dice ahora, tienen tremendo espacio de mejora. *Acemi es la Asociación Colombiana de Empresas de Medicina Integral.