La salud de los médicos no es la mejor. Los custodios del cuidado de la sanidad de la sociedad, paradójicamente, hoy por hoy registran una alta vulnerabilidad y presentan síntomas de deterioro no solo físico sino también mental.
El escenario de los médicos está hoy regido por los siguientes aspectos negativos: condiciones laborales más duras, con mayor intensidad de horas y atendiendo diferentes lugares de trabajo. Además, los menores salarios generan una tasa interna de retorno de décadas frente al costo de la carrera y sus especializaciones. Los galenos también sienten la presión de representar a todo el sistema, lo que implica riesgos de cara a los usuarios.
Todo ello sumando está generando en los médicos mayores tensiones y cargas que se ven reflejadas en un desgaste de su salud. Varios estudios evidencian esta situación. Uno fue realizado por el programa de Psiquiatría del Harlem Hospital Center, en Nueva York, publicado en el portal Medscape. Allí se advierte que el riesgo de morir por suicidio entre los médicos hombres es el doble que en la población general, mientras que en médicas mujeres es el triple o hasta el cuádruple.
- ¿Cuál es el panorama laboral para los médicos en Colombia?
El caso colombiano también genera preocupación. El Colegio Médico Colombiano (CMC) adelantó entre más de 6.600 médicos una encuesta sobre el síndrome de burnout que refleja tres instancias: el agotamiento emocional, con cansancio y fatiga física, psíquica o una combinación de ambos; la despersonalización, incluye desde el cinismo hasta actitudes distantes hacia el trabajo en general y las personas. Finalmente, está la reducción del logro personal que surge cuando se verifica que las demandas que se le hacen exceden su capacidad para atenderlas de forma competente. Se refleja en un bajo rendimiento laboral, incapacidad para soportar la presión y una baja autoestima.
El burnout es más alto en las médicas que en los médicos. El cansancio emocional, para ellas, supera el 70%, mientras para los hombres es de 61%; en despersonalización, las mujeres llegan a más de 61% frente a 57,3% de los hombres, y en falta de realización personal en las mujeres es de 45% y en los hombres de 31%.
Por nivel de formación, los médicos rurales son los que registran los indicadores más altos: cansancio emocional 87%, despersonalización 85% y falta de realización personal 61%. Están por encima de los internos, generales y residentes; mientras los que tienen especializaciones muestran las cifras más bajas: 57% en cansancio emocional; 46% en despersonalización y 25% en falta de realización personal.
Entre las especialidades, cirugía y anestesiología tienen porcentajes bajos para burnout, comparados con otras como ginecología, medicina interna o pediatría. De hecho, según el CMC, en este momento los ginecólogos son quienes tienen más demandas legales.
63% de los encuestados se siente emocionalmente agotado por su trabajo, al menos una vez a la semana, varias veces en ese periodo o todos los días; mientras 44% de los médicos está aburrido o frustrado con su labor.
32% reconoce que se siente al límite de sus posibilidades; en tanto que el 58% de los encuestados cree que los pacientes lo culpan de problemas ajenos a su labor, pues el médico es la cara del sistema frente a los usuarios. Para uno de cada tres encuestados el trabajo lo está endureciendo emocionalmente.
“Este no es un problema nuevo”, dice Roberto Baquero, presidente del CMC. “Si llega cansado, aburrido y lo único que hace es despachar, no hay una interacción real. Esto nos preocupa”.
Según él, esto es un cúmulo de cosas que vienen de tiempo atrás. “Por fortuna, para el Gobierno la política de talento es fundamental y este debe ser un insumo para trabajar en ese sentido. Pero nos inquieta mucho la situación de los médicos, no solo en la parte económica y laboral, también en la sensibilidad y la razón de ser del profesional”, agrega Baquero.
Sin duda, el recurso humano es la base del sistema y si no está comprometido, la mejora en la calidad, una de las prioridades del Gobierno, no será tan sencilla. Una situación que queda en observación.