“Él fue una de esas personas que marcó mi infancia” dice Janeth Hernández, quien por diez años fue vecina de Israel Hernández Llach, al que todos llamaban Lito, cuando este y su familia vivían en su natal Barranquilla; antes de irse a Miami, buscando un lugar más seguro. “Una vez se puso una careta de buzo y metió la cara en el inodoro”, continúa Janeth mientras recuerda a su amigo de la infancia, el mismo que encontraría la muerte a manos de policías haciendo lo que más le gustaba: inundar de color las paredes desnudas de la ciudad que a sus 12 años lo adoptó, y que él decía adorar. Su segundo hogar. Israel nació en Barranquilla el 25 de noviembre de 1995. Allí vivió con sus padres Israel y Jaqueline, ambos comerciantes y ganaderos, y su hermana Offir, tres años mayor que él. Mientras vivieron en Colombia, los hermanos asistieron al British International School, hasta que en el 2007 se trasladaron a Miami, en donde las inclinaciones artísticas de Lito florecieron. “Él era un apasionado por el arte, pintaba con cualquier material y en cualquier momento” dice Offir, quien suena calmada a pesar de la reciente perdida. Israel dedicaba casi todo su tiempo a esculpir y pintar; escribir y fotografiar con la cámara que su hermana le prestaba frecuentemente. “Él estaba muy influenciado por Colombia y la cultura caribe, eso se veía en su arte y en su gusto por la música tropical” dice Offir, quien además añade que Israel era un amante de la comida orgánica y botaba por el desagüe la gaseosa para que nadie en su casa la tomara. Su talento incipiente le había ganado espacios en la escena artística de Miami, donde también era conocido como Reefa. En esta ciudad expuso su trabajo en galerías y museos, e incluso recibió un reconocimiento por sus dotes artísticas por parte del Congreso norteamericano. Además de las artes plásticas, Israel era un apasionado por el deporte, en especial el skateboarding y el surf, el cual le estaba enseñando Rafael Lynch, quien fuera uno de sus amigos más cercanos. Se habían conocido cuatro años atrás en el colegio, y su amistad se hizo más fuerte cuando Israel y su familia se mudaron a su mismo barrio. “Él era mi socio, mi mejor amigo, mi vecino, hacíamos casi todo juntos” Él e Israel tenían planes de lanzar una línea de patinetas llamada Tropical, en la cual estaban trabajando actualmente “él era un innovador queríamos cambiar la forma de los skates, darle más carácter a las tablas, ese era nuestro sueño” dice Rafael, quien también recuerda que a pesar de las habilidades deportivas de Israel, la única materia que le faltaba para graduarse de secundaria era educación física. A Armando Llach, tío de Israel se le corta la voz al recordar a su sobrino. “Él era una persona que solo vivía pensando en el deporte y las artes plásticas, incluso, se había ganado una beca para estudiar arte y estaba a punto de empezar”. En los ojos de sus amigos y familiares, Israel era una persona de una energía desbordante, pero muy pacífico. “En ninguno de sus dibujos hay violencia, era una persona de corazón amable y grande” dice Armando. “Lo que pasa es que el arte callejero ha sido tachado erróneamente como algo violento”. Mientras sus familiares solo buscan respuestas a su muerte, y recuerdan los trazos de color de un artista que se apagó de manera prematura, la Policía de Miami Beach suspende al policía que lo impactó con la pistola Taser. Así lo informó el diario El Nuevo Herald. "El agente Jorge Mercado (...) fue suspendido por tres días y con goce de sueldo, según fuentes de la policía". El periódico estadounidense concluyó que "Mercado ha sido agente de la Policía de Miami Beach por más de 13 años, durante los cuales se han recibido seis quejas acusándolo de mala conducta, según documentos de la Policía. Entre éstas hay quejas sobre uso excesivo de la fuerza y agresión física. Sin embargo, estas acusaciones no fueron sustanciadas por investigaciones internas de la Policía".