Una mascota deja huellas en el corazón, sin duda alguna, pero también, por toda la casa. Este es uno de los aspectos que debe abordarse con quien no esté acostumbrado a convivir con animales. Los gatos, por ejemplo, botan una cantidad importante de pelo, tanto, que hay que acostumbrarse a encontrarlos en cualquier lugar, incluso en la ropa. Además, hay que asumir de entrada que erradicarlos del todo es una batalla perdida. Otro factor que debe tener en cuenta el nuevo miembro de la familia es que puede llegar a ocasionar daños; no todas las mascotas están acostumbradas a quedarse en casa por largos periodos de tiempo y demuestran su inconformidad mordisqueando zapatos y muebles, escarbando la basura o distrayéndose con cualquier cosa que esté a su alcance. Te recomendamos: Los perros te pueden salvar de un mal amigo o un mal novio
Algunos gatos, por su parte, usan los sofás de ‘rascadores’ y con su cola tumban todo lo que está a su paso. Aunque es posible tratar varias de estas situaciones con esencias florales o adecuando un lugar específico en el que la mascota se sienta cómoda con su cama, cobija y juguetes, hay que contar con que siempre habrá accidentes y pelos en casa. Repartir tareas y costos Cuidar un animal conlleva una serie de responsabilidades que pueden no ser muy claras para quien nunca ha tenido mascotas. Por eso es fundamental que en los días previos a mudarse juntos, la pareja converse detalladamente sobre cada uno de los aspectos que hacen parte de la vida junto a un animal. En primer lugar, deberá quedar claro cuáles son las rutinas de la mascota, con el fin de decidir quién se hará cargo de qué; aquí hay que tener en cuenta cada cuánto come, qué tanta agua toma, cuándo sale a hacer sus necesidades o a jugar, con qué frecuencia se baña y cada cuánto se limpian sus objetos –cama, cobijas, platos, areneras–. A fin de evitar confusiones, pueden hacer un calendario y ubicarlo en un lugar visible, de modo que queden establecidas las tareas y los responsables. Esta herramienta, además, les será útil para evitar que la mascota reciba porciones de comida de más o que no salga a jugar durante un largo tiempo. Mira también: Perro nuevo, ¿cómo evito problemas, si ya tengo uno en casa?
De otro lado, también resulta clave discutir los gastos de mantenimiento. Lo ideal es calcular dos presupuestos: uno mensual, en el que se incluyan todos los rubros posibles (comida, arena, paseadores o colegio, gastos médicos, entre otros), y uno anual, en el que se contemple todo aquello que habrá de reemplazarse a medida que se desgaste, como cobijas, juguetes, correas y platos. Tratar a tiempo los problemas Algunos animales pueden mostrarse reacios frente a la llegada del nuevo integrante de la casa, e incluso presentar conductas agresivas (gruñidos, ladridos o mordiscos). Si esto ocurre, es importante analizar si se trata de una conducta dominante con su amo. De ser el caso, es recomendable acudir a un etólogo para que acompañe el proceso de acercamiento. Te puede interesar: ¿Por qué el perro sacude sus juguetes y cuándo preocuparse?
La aromaterapia y las esencias florales funcionan como un buen complemento para tratar problemas de comportamiento tanto en perros como en gatos, pues ayudan a disminuir la ansiedad de los primeros días. Además, resulta aconsejable destinarles un lugar con todas sus cosas y en el que les sea posible esconderse mientras se apropian del nuevo espacio y se integran a la nueva dinámica de familia. *Fotos: 123 RF