Quizás la mayor preocupación cuando se decide tener una mascota es la administración de sus necesidades. Los primeros meses tendrá que llenarse de mucha paciencia pues, mientras le enseña, seguramente deberá limpiar una y otra vez los diferentes lugares de su casa que ensucie. La idea es que cada esquina no se convierta en el baño de su perro, así que tome nota de cómo entrenarlo para que defeque y orine donde debe ser. Por lo general, las personas compran un cachorro de dos o tres meses de nacido. Lo más importante es tener en cuenta que si se saca a la calle tan pequeño, corre el riesgo de contagiarse de alguna enfermedad como parvovirosis o moquillo. Por eso, lo ideal es que solamente se le enseñe hacer sus necesidades afuera cuando tenga completo su esquema de vacunación. Una vez el animal esté protegido, el procedimiento para enseñarle es muy sencillo. Primero se le debe dar su comida y después de transcurridos unos 5 o 10 minutos se debe sacar a un prado.  “La presión que ejerce el alimento es la que le hace dar ganas de ir al ‘baño’. Al momento de llevarlo afuera se le dice una palabra corta, siempre la misma, para que la asocie con la acción que va a hacer y al finalizar, se le felicita puede ser con un ‘muy bien’ e inclusive con una galletita para perros”, relata Jaime Fernando Ordóñez, médico veterinario de la Universidad Nacional y experto en adiestramiento canino. La clave es repetir este procedimiento una y otra vez, pues al utilizar la técnica de relacionar las palabras con la acción, se le está poniendo un condicionamiento para que sepa dónde debe hacer. En algunas ocasiones, como parte del proceso de aprendizaje, podrá fallar y ensuciar la casa. En ese caso, hay que decirle enérgicamente ‘no’ para que sepa que está mal. Reconocer cuando lo ha hecho bien es indispensable, pero hay que hacerlo verbalmente. Si uno toca al perro mientras hace sus necesidades, puede entender que deje de hacerlas. El tiempo que toma este proceso depende de la mascota, pues no todas son iguales ni aprenden tan rápido. “En un mes, el perro ya va a controlar esfínteres y después se debe seguir con el proceso. Es más fácil en un animal de cerca de cuatro meses, porque entiende más y aprende más rápido” agrega Ordóñez. Hay unas razas, como el pastor alemán, que han desarrollado un instinto de trabajo y es más fácil que aprendan a hacer sus necesidades por fuera. Por el contrario, otros de compañía, como el cocker spaniel, a veces suelen ser complicados. A medida que va creciendo se aumenta el tiempo para sacarlo. Al principio los tres momentos del día son mañana, tarde y noche. Luego se puede reducir a dos veces diarias. “Un perro adulto puede llegar a aguantar de 12 a 18 horas las ganas de ir al ‘baño”, asegura Jaime Fernando Ordóñez, médico veterinario Universidad Nacional Los que no salen Existen algunas mascotas cuyos amos no tienen tiempo para sacarlas y se acostumbran a hacer sus necesidades dentro de la casa. Una manera muy efectiva para hacer más llevadera esta carga es llenar todo el patio de periódico, para que el perro orine y defeque allí. Al cabo de una semana se empieza a reducir día por día el tamaño de lo que se cubre con periódico y así se condiciona a que el perro haga siempre encima del periódico, hasta que quede solo una pequeña parte y lo haga siempre en el mismo lugar. Algunas personas prefieren usar esta técnica, desde el principio, para enseñarle a sus mascotas y por eso terminan sacando el papel periódico de la casa, para que sea identificado por la mascota.