Cuando quieres traer un perro en tu vida, ya sea comprado o porque lo adoptaste, debes ser consciente que implica de ciertas responsabilidades y compromisos para toda la vida, pero que con el paso del tiempo te darás cuenta que son más los beneficios que las molestias.Algunos de los compromisos, por ejemplo, es saber que ellos también necesitan de cuidados y su salud debe ser lo primordial. Lamentablemente, muchas personas adoptan un perro creyendo que nunca se va a enfermar o que no necesita de vacunas y de buena alimentación. Esto es absolutamente necesario.Sin embargo, quienes gozan de poca suerte y son los más rechazados, son aquellos perros criollos de refugio que tienen alguna enfermedad específica o sufren de alguna discapacidad. Recuerda la historia que contamos de los “Campeones de la vida”, unos perritos que han vivido toda su vida en sillas de ruedas, pero que hasta el día de hoy no han conseguido hogar.Este es un scenario que se repite en todo el mundo. El imaginativo de la gente es: “si no es un cachorro sano, entonces no”.   Por eso, en 4 Patas destacamos día a día las historias de personas que se alejan de este pensamiento y le dan una nueva oportunidad a perros que han sufrido demasiado y son aún más rechazados por sus condiciones físicas.Te recomendamos: Así avanza la valerosa labor del rescate de animales en Mocoa

Para esta oportunidad hablaremos de Petey, un  perrito que fue encontrado abandonado cuando tenía apenas cinco semanas de edad en medio de un terrible invierno en un parque en California. Él y su hermano, que por desgracia murió al siguiente día fueron llevados al refugio  Sacramento SPCA.Allí no podía valerse por sí mismo, con sus apenas casi dos libras no lograba sostenerse en sus 4 Patas. Veterinarios del refugio tiempo después descubrieron que Petey padecía de hipoplasia cerebelosa, una enfermedad congénita en la cual, partes del cerebelo no están completamente desarrolladas y que, en este caso, ocasiona que el animal tenga temblores y no pueda mantener el equilibrio y tenga que movilizarse arrastrándose  por el suelo.Te puede interesar: Los increíbles talentos de Secret, el mejor amigo “perruno” de esta chica.

Uno de los retos más grandes que enfrentaron en este refugio era la seguridad de este cachorrito criollo de ascendencia de pitbull, pues debían asegurarse que no se cayera por las escaleras o que la superficie por la que andaba no tuviera elementos corto-punsantes  que lo pudieran lastimar.Por fortuna, este perrito contó desde el principio con buenas atenciones, ya que los veterinarios en UC Davis ayudaron al refugio con un plan de juego para el perro, que incluyó el establecimiento de requisitos de vivienda apropiadas y la natación para la terapia física. Aunque ellos siempre le buscaban hogar.En una oportunidad, logró ser adoptado, pero al poco tiempo fue devuelto al refugio, pues estas personas se dieron cuenta que demandaba de varios cuidados que ellos no estaban dispuestos a realizar. Después de un tiempo apareció otra posible familia adoptante: una pareja de hombres recién casados, Simon y Michael York.No dejes de ver: ¡Confirmado! Los perros se parecen a los dueños en lo físico y en la personalidad

“Mi marido y yo estábamos buscando para adoptar un perro, y nos encontramos con Petey en el sitio web de Sacramento SPCA. De inmediato nos enamoramos de su cara, y como ya habíamos leído sobre su historia y su desorden, sabíamos con lo que nos íbamos a encontrar”, dijo Simon York a People Pets.Petey, ahora de 5 meses de edad, la está pasando de maravilla en su nueva vida desde su adopción el 31 de marzo “Le encanta jugar tira y afloja en el patio trasero, y se abraza con nosotros en el sofá”, añade Simon.“Hemos aprendido acerca de la condición de Petey (hipoplasia cerebelosa), y estamos descubriendo rápidamente que hay una comunidad muy grande de dueños de mascotas que tienen animales domésticos  que viven con esta condición. El amor y el apoyo que ha recibido Petey es increíble” concluye.No dejes de ver: ¿Cómo saber cuándo algo anda mal con mi perro?*FOTO Y VÍDEOS: Sacramento SPCA