En aquellos hogares donde hay un perro y un gato, puede ser común que a las dos mascotas se les alimente con el mismo concentrado, sobre todo cuando el minino llega después. “Al fin y al cabo es concentrado”, dirán algunos. Sin embargo esta ligereza puede ocasionar graves problemas para en la salud de tu gato, que se harán notorios a largo plazo y pueden ser irreversibles. El doctor Álvaro Rodríguez, medico veterinario, dice, para empezar, que los requerimientos de taurina necesarios en la alimentación de un gato, no están presentes en la comida para perros. “La taurina es el ácido orgánico que interviene en la formación de la bilis; los gatos no producen este ácido, por ello debe administrase en su dieta”. La carencia de la taurina en un gato produce trastornos gastrointestinales y cardiocirculatorios. Esta es necesaria en los tejidos con abundante actividad eléctrica, como los músculos, el corazón, el cerebro y los ojos del gato. Se ha comprobado que la taurina actúa como antioxidante, ayuda en el crecimiento de los músculos, funciona como un neurotransmisor, es un regulador de sal y agua dentro de las células y mantiene el buen funcionamiento de las membranas celulares, entre otros. Según el doctor Rodríguez los alimentos para perros, además, tienen un alto contenido de minerales, que pueden llegar a predisponer a los gatos a enfermedades que afectan el tracto urinario: “Los minerales contribuyen a la formación del cálculos, ya que las sales minerales tienen como vía de eliminación principal la orina¨. Una dieta balanceada para gatos, concluye el veterinario, debe contar con las siguientes características: •    Humedad   0,2% •    Proteínas   39,5% •    Carbohidratos 22,2% •    Grasas     23,5% •    Minerales  2% •    Fibra      0,3% •    Taurina   0,33% •    Vitaminas 2,5%