Habla con pausa como confiando un secreto y con un toque de picardía, del pasado y de sus nuevos planes. Poco después de su adolescencia, María Fernanda Di Giacobbe le dijo a su mamá y a sus tíos que debían cerrar la tienda de alimentos que habían tenido durante toda la vida y convertirla en un café, donde los visitara mucha gente y gracias al cual pudieran vivir con una mejor calidad de vida. Entre todos fundaron La Paninoteka, un lugar que se llenó rápidamente con fieles comensales amantes de los pocos pero suculentos platos, preparados con recetas tradicionales caraqueñas, llenas de influencia de las tías y las abuelas italianas, y también gracias a las investigaciones gastronómicas. Cuenta que desde muy joven amaba la pintura, la música, la fotografía, la moda, el teatro y la poesía, que le han acompañado durante toda su vida. Estudió letras, filosofía y arte en la Universidad Central de Venezuela. Durante un tiempo diseñó los empaques de una empresa chocolatera, sin sospechar remotamente que algún día estaría del otro lado del negocio. Ha sido restauradora en unos 15 restaurantes, pero ahora se ha convertido en la experta chocolatera más famosa de Venezuela. Aprendió de chocolate en varias ciudades del mundo, de técnicas con maestros asiáticos, norteamericanos y europeos, pero fue en Venezuela que descubrió su pasión por las combinaciones y sabores de las frutas y los licores tropicales que han identificado siempre sus creaciones. Buscando ingredientes para desarrollar nuevos productos en su laboratorio de bombonería, María Fernanda se dedicó a recorrer Venezuela. Descubrió así personajes asombrosos en las carreteras, en medio de los campos y en las costas; historias llenas de angustias, tristezas o alegrías; recetas increíbles y ancestrales, transmitidas de boca en boca durante varias generaciones; y una gran variedad de cacaos con sorprendentes aromas y sabores que los hacen únicos en el mundo. Los llevó a otros continentes a encuentros con expertos internacionales y regresó maravillada para compartir sus sueños y a crear un movimiento que encendiera las esperanzas de muchos venezolanos. Va y viene de un lado a otro. Cuando no está en el extranjero participando en eventos y representando al país, vive en Caracas entre el laboratorio de bombones Kakao Chocolates, la tienda de bombones Kakao Venezuela, el restaurant Soma Café, el bean to bar Cacao de Origen, las charlas y los talleres que dicta en comunidades, escuelas, universidades y empresas. Entre las comunidades que han sido beneficiadas destacan el grupo conformado por más de 1.500 mujeres del Fondo Social Miranda que han sido empoderadas con el Proyecto Bombón y, más recientemente, las del Proyecto San Benito de la asociación civil Trabajo y Persona, con el movimiento Emprendedoras del Chocolate. Desde el año 2009 Kakao produce bombones con sabores venezolanos que se comercializan en la tienda homónima en el Trasnocho Cultural, en Caracas y ha venido promoviendo la transformación social de comunidades cacaoteras a través del oficio de la bombonería. En el mismo centro cultural tiene el restaurante llamado Soma Café, donde prevalecen las creaciones culinarias con el estilo de las abuelas, las ensaladas, los asados negros, las pastas caseras y deliciosos postres. Desde finales del 2014 funciona en la Hacienda La Trinidad el bean to bar Cacao de Origen, un lugar lleno de maravillosos aromas y sabores donde el que quiera puede asistir para encontrarse con la cultura cacaotera y la elaboración de tabletas de chocolate. "Es una tienda y un centro para el estudio, la investigación y preservación del cacao venezolano. Estimula y promueve la relación entre productores, emprendedores, chocolateros y consumidores", explica María Fernanda. Al proyecto se han incorporado 18 comunidades cacaoteras y 60 productores de cacao. La experta ha señalado en varias oportunidades que en Venezuela deberían existir no solo más centros de beneficio de cacao, sino que también más organizaciones de investigación, más institutos y universidades educando, más puertos acondicionados y varios barcos para transportar el cacao. "El cacao debe convertirse en un negocio próspero donde se beneficie el productor de cacao y toda la cadena de procesadores, exportadores, transportadores y convertidores en chocolates. Hay un mercado muy importante que no se está explotando". A pesar de saber que el país tiene una de las producciones más bajas de cacao en la región, alcanzando escasamente las 17.000 toneladas por año, María Fernanda sueña con las posibilidades que tiene el productor de cacao de vivir en condiciones favorables. A la vez invita a entender a Venezuela como el país con mayor calidad y variedad de cacaos criollos. "Apostemos a hacer de esta una industria próspera, que tenga tantas vertientes como mercados. Que sea una industria libre y en la que no existan razones para limitarnos" dice con pasión y más entusiasmada que nunca. Dato importante María Fernanda Di Giacobbe, ganadora del Basque Culinary World Prize, cuenta ahora con 100.000 euros para desarrollar su proyecto en el área que más le apasiona: El cacao, el chocolate y la bombonería. Desde hace unos 12 años viene construyendo el tejido de una red de productores, chocolateros y emprendedoras con investigadores, expertos y consumidores. Quiere construir escuelas en todo el país, que tiene por todas partes más de 30 variedades de cacao criollo.