El gobierno francés, quizá molesto por la inestabilidad de los últimos embajadores colombianos en París, manifestó al gobierno de Alvaro Uribe que preferiría que el próximo enviado a la Ciudad Luz cumpla al menos dos condiciones: que planee quedarse por varios años y que hable bien francés. Este último requisito acorta considerablemente la lista de aspirantes a ese cargo.