La idea de materializar una urbe, planeada desde cero, que sea tan amigable con el entorno en el que se construirá como con las personas que la habitarán, podría parecer poco realista. Para convertirse en un escéptico, solo basta con dar una mirada al crecimiento acelerado de las grandes ciudades del mundo. Shenzen, capital china de la tecnología, era solo una población pesquera en los años 70 y hoy alberga a 12 millones de personas.
Sin embargo, dicha ambición no corresponde a una meta descabellada. Lo hicieron Canberra (Australia), Brasilia y Chandigarh (India), funcionales y pobladas, que alguna vez fueron solo proyectos en la mente de un grupo de soñadores.
En el segundo capítulo de Ciudades del futuro, de Semana Pódcast y la constructora Amarilo, urbanistas y arquitectos reflexionan sobre cómo planear las metrópolis de las próximas décadas.
En esta ecuación, los expertos consultados coinciden en que existen dos aspectos clave a abordar. En primer lugar: concebir a la naturaleza como protagonista de la ciudad y, en segundo lugar, hacer un trabajo efectivo para entender cuáles son las necesidades que tiene una población determinada, con toda la complejidad que esto representa, para lograr que la relación con el entorno sea más armónica.
El primer aspecto fue planteado por Le Corbusier, una de las grandes figuras de la arquitectura del siglo pasado, para Bogotá en los años 50. De ese plan sin ejecutar, María Cecilia Obyrne, profesora adjunta del departamento de Arquitectura de la Universidad de los Andes y directora del proyecto de investigación Le Corbusier en Bogotá, destaca “la idea de hacer ciudades-jardín verticales”. La premisa del urbanista y arquitecto, señala, “era que no se tuviera que ir al campo a buscar el verde porque ya estaba dentro de la ciudad”.
Así mismo, Álvaro Suárez, arquitecto y ex vicepresidente de la Sociedad Colombiana de Arquitectos, asegura que es imperativo planear las ciudades teniendo en cuenta los límites que traza el ecosistema para poder ser realmente sostenibles. “Si no nos regulamos, la ciudad del futuro va a ser muy conflictiva. No es que no vaya a existir, pero hay que comprender que los recursos son limitados”, asevera.
Ahora bien, Alberto Escovar Wilson-White, director de Patrimonio del Ministerio de Cultura, señala que la cultura debe ser otro factor determinante en la concepción de las urbes, tanto de las venideras como de las que ya existen y no paran de expandirse. Por eso, aclara, que “no se puede pensar en una solución universal para todas las ciudades”.
En este episodio de Espacios del futuro, titulado ¿Reiniciar o parar?, también participan Rubén Darío Utría, urbanista y asesor de la ONU en planificación de desarrollo regional y urbano durante más de 20 años; Camilo Salazar, profesor asociado del departamento de Arquitectura de la Universidad de Los Andes; Iván Camilo Caicedo, gerente de proyectos de Amarilo, y Camilo Santamaría, gerente de Santamaría Urbanismo.