El exalcalde de San Vicente del Caguán, Caquetá, Humberto Sánchez, es uno de los líderes que más criticó el proceso de paz que adelantó el gobierno de Juan Manuel Santos y las Farc porque desde su departamento, uno de los más afectados por la violencia, confirmó cómo un sector de la organización guerrillera se burló, desde el comienzo, de las intenciones del Gobierno.
Sánchez le dijo a SEMANA que el Caquetá y él quieren la paz con las disidencias y todos los grupos armados, pero que de verdad, según él, le muestren verdaderos gestos de cambio al país y a su región.
“Me tomó con mucha sorpresa la reunión del alto comisionado para la Paz, Danilo Rueda, y Calarcá, comandante de las disidencias. Me pareció muy rápido todo, al parecer, ya venían haciendo contactos desde antes de que Gustavo Petro ganara la Presidencia. Es muy raro que eso se dé porque uno tiene que primero comprar la bestia y luego ensillarla, pero ellos ya la habían ensillado. Al parecer tienen muy buenos acercamientos con ellos (las Farc) y eso es un mal precedente”, dijo.
Sánchez le confirmó a SEMANA que el encuentro entre Danilo Rueda y Calarcá ocurrió hace 20 días en un sector ubicado entre Villalobos y La Novia Celestial, a menos de dos horas de San Vicente del Caguán, sobre los Llanos del Yarí.
“Obligaron a la gente a salir a una reunión masiva, cada vereda tenía que llevar a diez personas, se reunió mucha comunidad, obviamente obligados por las disidencias de las Farc. Primero se reunieron en secreto, en un sector más apartado el alto comisionado y las disidentes, y después se encontraron con los pobladores. El tema: la paz total que está prometiendo el presidente Gustavo Petro”, narró.
Precisó que para el Caquetá y el municipio de San Vicente del Caguán, “es muy importante que haya una paz sincera y que las disidencias no utilicen el tema de la paz para seguir engañando”.
Por ejemplo: contó que después de la reunión que sostuvieron Danilo Rueda y las Farc en zona rural de San Vicente, las disidencias quemaron un bus de la empresa Coomotor que cubría la ruta que de ese municipio conduce hacia Neiva.
“Ellos no tienen llenadero, una de las malas estrategias que tiene el Gobierno con estos grupos es negociar en medio de la violencia porque ellos se fortalecen para poder exigir. Entonces, se supone que si tienen voluntad de paz deberían parar sus acciones delictivas en contra de la comunidad”, destacó.
Sánchez contó que el Caquetá está a merced de las Farc porque la fuerza pública está menguada y desmoralizada. “Todo está quieto. La fuerza pública está quieta, el Ejército está maniatado”, afirmó.
Esto ha permitido que el reclutamiento de menores también esté disparado en la región, incluso después del encuentro de la guerrilla con el gobierno de Gustavo Petro. “Hace pocos días apareció una valla en San Vicente del Caguán donde invitaban a los jóvenes a ingresar a las filas. Esto nunca había pasado”, concluyó.