El presidente Gustavo Petro tiene claro que el nombramiento de Laura Sarabia, su exjefe de gabinete, como directora del Departamento para la Prosperidad Social, no es la designación más aplaudida por los colombianos.
Ni siquiera por los integrantes del Pacto Histórico, su coalición en el Congreso, que, tras conocerse el nombramiento de la joven politóloga, han sido prudentes con sus comentarios y no han festejado en redes sociales.
Por esto, en la tarde de este lunes 4 de septiembre, el protocolo del palacio presidencial no escogió el lujoso salón Gobelinos, donde casi siempre se posesionan los ministros y hasta los magistrados de las altas cortes, para el regreso de Sarabia.
El acto protocolario fue corto, duró menos de 10 minutos y se realizó en la oficina privada del jefe de Estado. SEMANA conoció que se realizó casi en silencio, sin mayor ruido y nada de excentricidades. No hubo mayor acompañamiento del Gabinete ni la familia completa de Sarabia.
Por esa razón, en diálogo con SEMANA, el alcalde de Medellín, Daniel Quintero, se refirió a este tema que ha generado tanta polémica en el país y en los sectores políticos. El mandatario local dijo que él también la hubiera reintegrado y que el tema de los procesos judiciales no eran obstáculo para que Sarabia volviera al Ejecutivo.
“Laura es una mujer muy inteligente, confieso que para mí era muy positiva la presencia de ella porque era un canal con el que uno podía hablar con el presidente más rápido o ella misma resolvía sin problema alguno”, dijo Quintero.
Además, agregó que Sarabia está haciendo falta en la Casa de Nariño y que ese canal de comunicación se perdió por completo. “Con la salida de Laura muchas personas sienten que hace falta un canal de comunicación con el presidente, hace falta ella en el Gobierno. Ahora, los procesos son otra historia, pero ella sí hace falta”.
Durante la posesión como nueva directora de Prosperidad Social, la joven lució de negro, sin maquillaje y siempre se le observó con un rostro tímido, muy diferente al de la primera vez que tomó posesión como jefe de Gabinete el 7 de agosto de 2022. Ese día, se veía radiante porque se convertía, oficialmente, en la mujer más poderosa del Palacio de Nariño.
Petro, según las imágenes que circulan por redes sociales, tampoco se observó feliz. Al fin y al cabo, él sabe que mientras adelantaba el juramento, los opositores y algunos de sus más cercanos colaboradores, en silencio, rumoraban la inconveniencia de dicha designación.
La Casa de Nariño suministró las fotografías porque la prensa no tuvo acceso al acto de posesión. Quedó registrada una sola imagen, en la que se observa a Petro y Sarabia abrazados tímidamente. A ambos se les ve distantes protocolariamente.
Durante la posesión, además de la seguridad privada del presidente, estuvo Carlos Ramón González, director del Dapre, el hombre de mayor confianza del jefe de Estado y quien maneja su agenda. Es decir, el dirigente de la Alianza Verde que hoy hace las funciones que desde junio pasado dejó de realizar Sarabia.
Como si fuera poco, el primer mandatario guardó silencio después de firmar el nombramiento y se limitó a abrazar a la nueva directora del DPS. No hubo discurso, como casi siempre ha ocurrido en las posesiones.
No es secreto que Sarabia maneja una de las chequeras más grandes del Gobierno porque el DPS concentra un presupuesto como el de 15 ministerios juntos. Aun así, sorteará sus escándalos judiciales porque sometió a su exniñera (Marelbys Meza) a una prueba del polígrafo en la Casa de Nariño sin permiso judicial y con el objetivo exclusivo de esclarecer un robo en su propio apartamento en Bogotá.
En medio de la tormenta política que le costó a Sarabia su puesto como jefe de Gabinete, el coronel Óscar Dávila, testigo estrella en dicha investigación, se quitó la vida, según concluyó Medicina Legal.
Este lunes, para muchos sectores políticos quedó demostrado que Gustavo Petro, contra viento y marea, toma sus decisiones como presidente e impone sus criterios, así su gobierno pague las consecuencias de decisiones judiciales futuras en contra de su funcionaria defendida.