SEMANA: ¿Qué opina de la adjudicación sorpresiva del contrato millonario de pasaportes a Thomas Greg por parte de la Cancillería de Colombia?
ALEJANDRO OCAMPO (A. O.): He escuchado que el exsecretario general de la Cancillería dice que se fue feliz del cargo y muchos colombianos piensan: ‘¡Claro que se fue feliz!’. Firma un contrato de 579.000 millones de pesos y medio país está pensando que hay un gato encerrado, que hay algo de corrupción. Y si eso es así, una coima de 579.000 millones de pesos podría poner feliz a cualquiera. En una historia como la de nuestro país, que es de corrupción y de coimas, estos contratos se ganan sobornando a funcionarios, por eso, en el aire quedan muchas dudas. Es más, muchos colombianos están pensando que la mera interventoría saca de pobre a cualquiera, 54.000 millones de pesos; es muy sospechoso lo que se hizo, muy sospechoso.
SEMANA: ¿Cree que hubo coimas a la hora de adjudicar el contrato a Thomas Greg?
A. O.: Si yo tuviera esa certeza, lo estaría denunciando, pero creo que a Colombia le quedan muchas dudas, dudas que el exsecretario general de la Cancillería haya hecho esa vaina, no tiene ningún sentido. No entiendo cómo le devolvieron a él las facultades para contratar cuando Álvaro Leyva se las había quitado.
SEMANA: Pero esas facultades se las devolvió el canciller Gilberto Murillo, nombrado por Gustavo Petro.
A. O.: Ese contrato deja muchas cosas en el aire, versiones encontradas que dejan mal paradas a algunas personas. Por ejemplo: el canciller encargado, Gilberto Murillo, es un hombre muy cercano al expresidente Juan Manuel Santos, es un hombre del santismo; se rumora en los pasillos y en los ministerios que Thomas Greg es muy cercano a Santos. Mucha gente nos ha llamado a decirnos, ‘vea, les hizo fue un favor, vino, hizo un favor, un canciller del santismo a unas empresas (no me consta) que son cercanas a Santos’. Es muy sospechoso. Lo que yo sí creo es que el contrato se les podía entregar, legalmente se podía hacer. Sin embargo, lo ocurrido no termina de ser sospechoso y genera suspicacia en el ambiente político. Tras la adjudicación, Álvaro Leyva debería volver nuevamente a la Cancillería porque no hay ningún perjuicio ni fallas en el servicio, no habrá demanda.
SEMANA: ¿Es decir, el canciller del santismo, como usted lo llama, terminó haciéndole un favor a Thomas Greg?
A. O.: No sé si lo pensó o no, pero lo que hizo el canciller Gilberto Murillo, al devolverle las facultades para contratar al secretario general, es preocupante. El exsecretario general fue quien hizo el favor, pero quien le devolvió las facultades fue el canciller Murillo y eso genera suspicacia en varios sectores. ¿Para qué le devolvió las facultades? ¿Para que le hiciera el favor? A uno le quedan muchas dudas. Yo escuché unas declaraciones del secretario general diciendo que lo que él había entendido era que eso era lo que quería Gilberto Murillo. Juemadre, ¿cómo así?
SEMANA: ¿Cree que el exsecretario general de la Cancillería actuó solo?
A. O.: Yo no creería. Yo no creo, es difícil de creer que él tomó una decisión de esas solo. Hay que investigar lo que sucedió allí; por eso, hoy la suspicacia se queda en el ambiente. ¿Por qué hace eso cuando está en contravía de lo que dijo el presidente? Lo que pasó genera un sinsabor en el Gobierno, produce desconfianza, suspicacia, porque un secretario general no actúa solo. Y si lo hace, peor todavía.
SEMANA: ¿Gilberto Murillo le debe explicaciones a Gustavo Petro?
A. O.: Gilberto Murillo debe darle explicaciones al país, el canciller debe explicarles a los colombianos qué fue lo que hizo, por qué le devolvió las facultades a un señor que, según se dice, acomodó los pliegos en la licitación de pasaportes para Thomas Greg. Debe explicar, además, si estuvo o no de acuerdo en la firma de ese contrato, si fue una orden de él porque, según el exsecretario general, así fue, él dijo que interpretaba las palabras del canciller Murillo. Eso es muy grave. Que el doctor Murillo asuma la responsabilidad, pero no puede quedar que un señor que es el secretario general tome decisiones por encima de todo el mundo. Entonces, ¿quién manda en la Cancillería?
SEMANA: ¿Cree que Petro está molesto y defraudado con el canciller Murillo?
A. O.: Sí, yo creo que al presidente le molesta la captura de diferentes empresas, funcionarios, equipos que controlan y secuestran la contratación en Colombia porque él siempre ha luchado contra eso. Por eso, después de todo el bochinche que pasó, que causó que el canciller Álvaro Leyva esté suspendido por la Procuraduría, y luego pase esto..., no. ¿Qué pasó? No se puede armar un problema tan grande en el país para que luego, un señor, el segundo o tercero a bordo en la Cancillería, termine escogiendo a un contratista de medio billón de pesos. No tiene sentido.