El panorama de la salud en Colombia está pasando de castaño a oscuro. Aunque en los últimos meses se viene hablando reiteradamente de la escasez de medicamentos, la situación se está desbordando. El senador Juan Pablo Gallo, del Partido Liberal, le entregó a SEMANA las respuestas que le dio el Invima tras enviar un derecho de petición para conocer qué fármacos están escasos y para qué diagnóstico son utilizados.
Las respuestas son preocupantes porque se trata de medicamentos para tratar enfermedades que son diagnosticadas casi a diario en el país. Por ejemplo, para el cáncer no hay en este momento: Cladribina, Dorzolamida, Epirubicina polvo, R-L Asparaginasa. Para la diabetes hay desabastecimiento de Metformina y Glibenclamida, además de un riesgo alto de que se acabe la insulina (humana).
Otra enfermedad comúnmente diagnosticada es la hipertensión, y dos medicamentos escasos y en riesgo de acabarse: Metropolol, Hidralazina, Atenolol y Metropolol Succinato, respectivamente. Según cifras del Ministerio de Salud, en Colombia cuatro de cada diez adultos padecen esta enfermedad que es bastante común y requiere del consumo habitual del medicamento para controlar la presión arterial.
En el caso de fármacos para la epilepsia hay un desabastecimiento del Clobazam, medicamento más usado para esta enfermedad y existe un riesgo de que se agote el Clobazam de 20 mg. Para los casos de problemas mentales no hay en este momento la Pipotiazina solución inyectable de 25 mg y la Quetiapina está a punto de agotarse, y no hay muestras de que llegue nuevamente al país, por lo menos próximamente.
Lo más preocupante del caso es que el Invima no puede determinar si existen medicamentos que puedan sustituir a los que se agotaron en Colombia y “será el médico tratante quien deberá ponderar a la luz de la ciencia y de la técnica, prescribir el producto o medio diagnóstico que ofrezca una respuesta a la patología que padece el accionante”, dice la entidad del Gobierno Petro.
Las causas del desabastecimiento de estos medicamentos son múltiples, entre ellas, el aumento de la demanda, la insuficiencia de oferentes junto a la baja rentabilidad, la escasez de materia prima y la falta de unidades disponibles para los siguientes tres meses de comercialización, entre otros.
Por esa razón, el senador Gallo asegura que hay una alerta en la salud del país y que el Gobierno Petro no ha hecho nada para solucionar esta situación que tiene en jaque a miles de pacientes. “Los órganos de control tienen que tomar cartas en el asunto porque la situación es grave, estamos hablando de diagnósticos muy comunes y no hay cómo tratarlos. Estamos hablando de la salud de los colombianos”, dice Gallo.
Esto se suma a lo que viene pasando con el Acetaminofén o antibióticos que son usados para tratamientos de enfermedades autoinmunes, que desde el mes pasado están agotados.
Además, hay otro asunto que se suma a la crisis por la escasez de medicamentos y es el abultado número de trámites en el Invima que podrían ser solución a la falta de fármacos. Según la información oficial, a la fecha existen 10.138 solicitudes pendientes y aunque se priorizan las asociadas a los medicamentos desabastecidos, la lentitud al responder continúa.
Según la información entregada por el senador Gallo, no se entiende el retraso en temas como registros nuevos para la entrada de una marca al mercado con una molécula que ya se comercializa o productos nuevos para tratamiento de enfermedades.
“Deben solucionar el atasco de trámites que están retrasados porque antes se resolvían en 180 días, ahora tardan dos años. Las respuestas que me dan son sistemáticas; es decir, la lista de 25 medicamentos escasos se mantiene, pero crece el número de fármacos en riesgo”.
Gallo no duda en culpar al presidente Gustavo Petro de lo que está pasando y lo responsabiliza por la salud de todos los colombianos. “Eso no corresponde a un incremento en la demanda de medicamentos ni por problemas logísticos. Eso está asociado a que el Invima ha tenido en 20 meses de Gobierno cuatro directores y se la pasan en empalmes mientras la gente sufre”.
El asunto ha sido llevado a diferentes debates de control político, pero las respuestas siempre son las mismas y lo único concreto es que cada vez escasean los medicamentos.
Más allá de comunicados y respuestas oficiales, la realidad golpea con inclemencia a millones de pacientes en el país que ven con impotencia cómo droguerías y EPS les niegan los medicamentos, que estaban acostumbrados a recibir mensualmente para tratar enfermedades crónicas, y la solución no parecer estar cerca.