SEMANA: La columna del exfiscal Néstor Humberto Martínez sobre el canciller Álvaro Leyva ha desatado una enorme controversia. ¿Cómo reacciona usted a esa revelación que hace el exfiscal?

Ingrid Betancourt (I. B.): Lo primero que diría es que no me parece una revelación. Es una columna que está diciendo que Álvaro Leyva es portavoz de las Farc. Eso no me sorprende. Lo que me sorprende es la reacción que produce, como si nadie lo supiera.

Es un poco como si quisiéramos ser un país que quisiera tapar el sol con las manos. Hay una memoria, una memoria reciente. Y eso es así. Y él lo decía, y para él eso era su carta de presentación. Ahora, pretender que no, es curioso.

SEMANA: ¿A qué se refiere?

I. B.: A que eso era algo que él reivindicaba, era su carta de presentación. Él, además, abrió muchas puertas en su vida diciendo que era muy cercano a Tirofijo. Eso era claro para quienes estaban cerca de Andrés Pastrana, en el momento en que se abre la negociación del Caguán.

Ellos sabían que era una persona con la cual había que contar. Eso lo sabía Víctor G. Ricardo y todo el mundo. Él hacía valer esa cercanía que él tenía con las Farc. Era normal que Piedad [Córdoba] y él eran los voceros de las Farc.

SEMANA: ¿Tiene algo de cuestionable o de ilegítimo ser el vocero de las Farc?

I. B.: La verdad es que no sabemos a qué llevó eso. Mientras las Farc eran una organización terrorista, esa cercanía era muy cuestionable. Cuando se abren los diálogos con Santos, pues la posición de Leyva se fortalece y eso es algo que hace parte de la evolución de lo que ha sido la consecuencia del proceso de paz. Antes, hablar con cualquiera de los miembros del Secretariado era ilegal, porque eran personas ilegales, pero durante el proceso de paz, era otra cosa.

El tema de si era cuestionable o no, no es interesante en este momento. Pasó de ser cuestionable e ilegal a ser útil y legal. El debate de hoy no es si fue legal o ilegal, sino simplemente si fue o no fue. Querer negar y querer desligarse, y decir que nunca tuvo nada que ver con las Farc o que no tuvo una cercanía, es sorprendente.

El exfiscal general Néstor Humberto Martínez se refirió a las pruebas que han salido relacionadas con el canciller Leyva.

SEMANA: Hoy se conoció el contenido de esa carta dirigida al entonces presidente Andrés Pastrana. Este documento dice: “Lo saludamos cordialmente y al tiempo aprovechamos para comunicarle la designación del doctor Álvaro Leyva Durán como vocero de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc-EP) en los diálogos de paz con el Gobierno nacional”. ¿Eso en qué posición deja a Álvaro Leyva?

I. B.: Cerrado el debate. Ahí es muy claro, que Leyva era vocero. No mediador.

SEMANA: ¿Y cuál es la diferencia entre lo uno y lo otro?

I. B.: La diferencia es que era de las Farc, estaba trabajando para las Farc. No estaba trabajando para el Estado, sino para los intereses de las Farc y representaba los intereses de las Farc.

SEMANA: ¿Y eso qué significado tiene hoy?

I. B.: Lo primero que uno debe pensar es que es el canciller de las Farc. Es la cuota de las Farc en el Gobierno.

SEMANA: ¿Y le parece eso cuestionable?

I. B.: No me parece cuestionable. Son transacciones que se dan en un gobierno político. Lo que sí me parece cuestionable son las banderas que se han enarbolado. Son banderas que van en contravía de un Estado democrático. Nos pone en alianza con estados dictatoriales, autocráticos, con dictaduras beligerantes. Eso nos pone en una situación compleja con nuestros aliados tradicionales, que le han apostado a Colombia, que le han dado apoyo desde el punto de vista de recursos, información, inteligencia.

El canciller Álvaro Leyva está en el ojo del huracán por su cercanía con las Farc. | Foto: Sebastian Barros/NurPhoto

SEMANA: ¿Qué implicaciones tiene este giro?

I. B.: Nos pasamos al bando enemigo. Y al pasarnos al bando enemigo a través de Leyva, se corre el riesgo de que toda la información que nos han compartido por ser este socio legítimo con credibilidad termine haciendo un tránsito muy peligroso para aquellos que han confiado en nosotros.

La carta revelada por SEMANA evidencia que Tirofijo designó a Leyva como vocero de las Farc.

SEMANA: ¿A qué países específicamente se refiere?

I. B.: Me refiero a que esa información sensible, en manos del Gobierno ruso o del iraní, será mal usada. Recordemos que Rusia es un Estado agresor en una guerra ilegítima. Irán es un estado dictatorial, misógino y exportador de terrorismo, que ha sido una de las causas de las múltiples guerras en Oriente Medio.

Hacer parte de este bando, que en este momento para muchos países son Estados prácticamente parias, con los cuales no hay reales identificaciones porque son violadoras de derechos humanos, porque matan a la población, porque la torturan, le hace daño a Colombia.

Miremos lo que pasa en Rusia con Alekséi Navalni: lo están matando solo porque tiene la osadía de pensar diferente. En Irán metieron a la cárcel a más 30.000 protestantes, mujeres y niñas incluidas. Con tribunales que están amañados, torturan, para que confiesen. También es un país que secuestra extranjeros para poder canjear contra terroristas que están en Europa y como son miembros, entonces la manera de sacarlos es torciendo el brazo a las democracias europeas.

Entonces, para mí, el tema de Leyva no es que sea de la guerrilla, sino que viene de una visión muy sectaria del mundo, trasnochada de las relaciones internacionales y decide poner a Colombia en riesgo.

SEMANA: El canciller Leyva también tiene posiciones muy controversiales en temas internos. Por ejemplo, dijo que los indígenas tenían derecho a incendiar al país.

I. B.: Son casos muy emblemáticos del daño que puede hacer una persona que tiene una agenda secreta. La cuenta de cobro que va a pasar es muy alta. A nivel internacional, este tipo de posiciones, cuando las dice un canciller, son posiciones oficiales de un país.

Por un lado, es trivializar una lucha de las organizaciones y personas de las comunidades étnicas. Obviamente, todos en Colombia estamos de acuerdo con que se les tiene que dar un mayor espacio. Sabemos que han sido víctimas de una historia de colonización terrible, que han sobrevivido a Estados corruptos que los han explotado. Pero lo que no se le puede olvidar a Leyva es que en este momento esa realidad histórica sirve para amparar en organizaciones indígenas y campesinas a aquellos que son los que esclavizan, para defender los corredores de exportación de cocaína y de minería ilegal.

Entonces, con esa afirmación, él no está reconociendo la lucha indígena, sino dándole una patente a esa cooptación de las banderas de los indígenas por los grupos delincuenciales y eso es terriblemente grave. Eso quiere decir que Leyva y con él el Estado colombiano que él representa se pasó al lado de los bandidos y este es gran parte del problema que vemos ahora.

Ingrid Betancourt, excandidata a la Presidencia de Colombia por el partido Verde Oxígeno. Bogotá, abril 19 del 2022. Foto: Guillermo Torres Reina / SEMANA | Foto: GUILLERMO TORRES

SEMANA: También dijo ante la ONU que se debería crear allí una investigación para estudiar el entrampamiento a la JEP en el caso de Jesús Santrich.

I. B.: En el tema de Santrich, el canciller también pasa a los bandidos. Entonces, ahora resulta que Santrich es un prócer. Como cuando se conmemoró la muerte del Mono Jojoy y se quiso vender la idea de un prócer, cuando todos sabemos que fue un hombre sanguinario. En el caso de Santrich, es más grave aún. No solamente está todo su pasado de confrontación y sangre dentro de la guerrilla, sino la desviación de una guerrilla que termina transformándose en cartel.

SEMANA: ¿Cómo afecta la posición de Leyva esa historia de la política exterior del país?

I. B.: Con Álvaro Leyva vemos el final de una era de apertura de Colombia. Nuestro país se había ganado el respeto de la comunidad internacional. Nos habían abierto puertas que no les habían abierto a otros países como México o Brasil, gigantes latinoamericanos. Nosotros entramos primero a la Otán y a la Ocde, hemos sido el país que más recursos recibe de Estados Unidos, después de Israel. Con unas condiciones que ayudaron a que Colombia hiciera unos tránsitos exitosos como la Operación Jaque.

Aquí se hizo un largo trabajo para tener una credibilidad como socios respetados y respetables en la lucha contra el narcotráfico. Y de un momento para otro, nos volvemos el país con el que ya no se confía y con el que hay que tener cuidado porque la información puede llegar a países rivales. Se les abre la puerta a estructuras muy cuestionadas como los servicios secretos rusos o iraníes.

Nos volvemos muy vulnerables desde el punto de vista de ser plataforma para el hackeo. Caemos dentro de la desconfianza y la suspicacia, y perdemos nuestro soporte y nuestros aliados. Eso se traduce en inversión extranjera, en posibilidades de estudio de nuestros jóvenes en el exterior, en la valoración de la deuda.