De un tiempo para acá, la relación entre el canciller Álvaro Leyva y la vicecanciller Laura Gil se volvió insostenible. A medida que pasaban los días, las tensiones entre ambos funcionarios del Gobierno de Gustavo Petro subieron de temperatura.
SEMANA conoció que ambos tenían razones de peso para estar distanciados. Por el lado de Leyva, no había confianza en Gil, la segunda al mando del Ministerio de Relaciones Exteriores y quien recientemente intervino en la Comisión de Estupefacientes, de Naciones Unidas, en Viena.
Algunos asesores cercanos al canciller creen que ella ha estado detrás de la filtración de información sensible a la prensa que afecta la imagen de Leyva, como polémicos nombramientos en embajadas y consulados. Algunos no ahorran palabras para llamarla “desleal”.
Por los lados de Gil, también hay señalamientos. El pasado 11 de febrero, SEMANA denunció el relato de una funcionaria que lleva más de nueve años de carrera diplomática en la Cancillería y quien contó cómo fue acosada sexualmente por Mauricio Baquero, embajador de Colombia en Panamá. Los hechos ocurrieron cuando él fue diplomático en Singapur.
Gil, una de las defensoras de las mujeres, dio su versión de los hechos y opinó a este medio de comunicación sobre el tema.
Dijo, entre otras cosas, que la Cancillería debe responder con debida diligencia y empatía a todas y cada una de las denuncias de acoso sexual que planteen sus funcionarias: escuchar, investigar y tomar medidas para proteger la salud física y mental de la denunciante.
Pero sus declaraciones no pudieron ser publicadas por SEMANA porque, extrañamente, la Cancillería, por instrucción de Leyva, las desautorizó. Incluso, desde la Presidencia no autorizaron las afirmaciones de la vicecanciller a SEMANA. Gil, de nacionalidad colombo-uruguaya, aguantó en silencio esa desautorización. SEMANA no pudo publicar su postura frente a la denuncia contra Baquero.
Una fuente, quien pidió reserva de su identidad, le contó a esta revista que la vicecanciller no entendió por qué Leyva le impedía hablar sobre un protocolo de acoso sexual.
La salida de Gil se conoció este martes 14 de marzo justo cuando la feminista y exmilitante del Polo Democrático Sara Tufano lanzó un fuerte señalamiento contra Leyva.
“Sé de buena fuente que, con pretexto de conseguirles un trabajo, el canciller Álvaro Leyva tiene la costumbre de caerles a mujeres 40/50 años más jóvenes. Además, ejerce violencia psicológica contra ellas. ¿Hay una ruta para prevenir el acoso sexual y laboral en Cancillería?”, preguntó.
Este martes, el canciller le respondió a SEMANA: “Que en derecho, el que afirma, prueba”. Además, consideró los señalamientos en su contra como “una locura”, y dijo que ahí están las funcionarias de su dependencia para hablar del tema.
Ante las profundas diferencias entre ella y el canciller Leyva, el Gobierno le hizo varios ofrecimientos diplomáticos a la exvicecanciller, entre ellos la Embajada de Colombia en Viena. De hecho, se tramitó desde hace varias semanas su beneplácito, pero hasta el momento no hay respuesta.
Este martes 14 de marzo, el Gobierno confirmó a la exembajadora Elizabeth Taylor Jay como nueva viceministra de asuntos multilaterales.
Tras conocerse la salida de Gil, el senador del Pacto Histórico Iván Cepeda, quien es cercano al Gobierno de Gustavo Petro, opinó: “Quiero expresar mi total solidaridad con Laura Gil y mi respaldo a su excelente labor en la Cancillería. Espero que se reconozca debidamente su aporte a la construcción de la política exterior del actual Gobierno”.
Lo paradójico es que Cepeda y Leyva son amigos y coincidieron en su lucha por el acuerdo de paz de La Habana que firmó el expresidente Juan Manuel Santos con las Farc. Algunas feministas progresistas también se han solidarizado con Gil y han hablado de “machismo” en la Cancillería.