Sigue la ola de incertidumbre entre los pasajeros de Viva Air y Ultra Air que han quedado atrapados en los principales aeropuertos de Colombia ante la repentina cancelación de las operaciones de estas dos aerolíneas de bajo costo, que afectó los planes de vacacionales que muchos tenían para la temporada de Semana Santa.
Uno de los que más ha mostrado preocupación por lo sucedido ha sido el expresidente Álvaro Uribe, quien ha calificado esto como “otro problema mayor” y durante la problemática ha dejado ver su desacuerdo.
De hecho, recientemente expresó en una publicación en Twitter: “Qué tristeza por el país ver a tantas personas en los aeropuertos, con los tiquetes comprados y pagos, sin poder viajar por parálisis de la aerolínea. Colombia requiere aerolíneas sólidas, responsables con los viajeros, CON COMPROMISO EMPRESARIAL Y DE LAS AUTORIDADES”, manifestó el exmandatario.
Las personas afectadas, desde Medellín, sede de la compañía aérea, o en Bogotá, un punto clave de la operación de Viva, señalan que les hicieron pagar hasta por el exceso de equipaje, y otros hasta pasaron por migración para salir del país y luego fueron avisados de que los aviones se quedaban en tierra.
Del otro lado de la orilla están los trabajadores, que, ante la situación, advierten la pérdida de 1.250 empleos de Viva Air. El pasado 27 de febrero, los trabajadores sindicalizados tomaron cartas en el asunto y ante el Tribunal Administrativo de Cundinamarca interpusieron medidas cautelares en la búsqueda de que los magistrados salvaguarden los derechos de los empleados de la compañía.
Desde que estalló la crisis, los miles de pasajeros afectados han tenido que depender de la “buena voluntad” de las otras aerolíneas que operan en el país, que en la medida de su disponibilidad, han ido reubicando a los usuarios perjudicados; logrando que muchos hayan logrado arribar a sus destinos. Sin embargo, el drama no ha concluido, sino que, por el contrario, está mostrando señales que puede agravarse aún más, debido a que todavía falta por resolverle a los otros miles de ciudadanos que adquirieron tiquetes para los meses siguientes y hasta el 2024.
Por el marco de la coyuntura de Semana Santa, se estableció a través de acciones articuladas entre el Gobierno nacional, autoridades del sector del transporte aéreo y las aerolíneas que están funcionando sin contratiempo (Avianca, Latam, Wingo, EasyFly y Satena), un plan de acción que está dando cierta respuesta a los viajeros que tenían vuelos confirmados para estas fechas. No obstante, la gran inquietud que ronda en el país es qué va a pasar cuando ya finalice esta “mini-temporada turística” con el resto de ciudadanos que tienen planes de viaje, que invirtieron dinero para ello, y que compraron boletos de avión con las dos aerolíneas que se han declarado en quiebra.
Carlos Roncancio Castillo, abogado de las organizaciones sindicales de Viva Air, le aseguró a SEMANA: “Ante la inminente cesación de operaciones de la compañía Viva Air que deja en tierra a sus trabajadores, las organizaciones sindicales han promovido una acción popular con solicitud de medidas cautelares, pretendiendo que los jueces de la República analicen la situación que hoy presenta la compañía y tutele los derechos de los que son titulares, las organizaciones sindicales, los trabajadores y la ciudadanía en general, además de los grandes riesgos económicos que implica para el Estado, dadas las consecuencias que trae la liquidación de Viva, tales como daño fiscal, posibles indemnizaciones a las compañías y las empresas”.
Si bien esta puede ser una solución para algunos pasajeros, no es la respuesta de fondo que se requiere, porque son miles los pasajeros que ya habían comprado su tiquete con algunas de estas aerolíneas ya mencionadas anteriormente.