El presidente Gustavo Petro, en un agitado discurso desde Puerto Resistencia, en el centro de Cali, advirtió este viernes 15 de marzo que si no se aprueban las reformas sociales que le planteó al Congreso de la República, convocará una Asamblea Nacional Constituyente.
Frente a la minga indígena, el mandatario colombiano descartó por completo el diálogo nacional que propuso al principio de su administración.
“Diálogo sí, concertación sí, pero con el pueblo en las calles. Si las instituciones que hoy tenemos en Colombia no son capaces de estar a la altura de las reformas sociales que el pueblo, a través de su voto, decretó, demandó, mandó y ordenó, entonces no es el pueblo el que se va arrodillado hacia su casa, derrotado. Son las transformaciones de esas instituciones las que se tienen que presentar”, indicó el mandatario.
Esto generó una lluvia de rechazos, uno de ellos de parte del excandidato presidencial Enrique Gómez, quien dijo: “Nos han tildado de exagerados, los tibios nos han llamado alarmistas de manera innecesaria y desde el centro de la política tradicional que hace parte del régimen de complicidades creen erradamente que podrán controlar al dictador. Es el primer canto para una Constituyente”.
“La amenaza la hace Petro mientras les da estatus y reconocimiento a los terroristas de primera línea”, agregó.
Otro vino por parte de su exministro de Educación, Alejandro Gaviria, quien cuestionó: “¿Es Petro un demócrata?”, a lo que respondió:
“Hasta hace unas semanas respondía a esta pregunta recurrente con una frase simple: “creo que sí”. Hoy tengo dudas. Por varias razones.
1. Su cuestionamiento reciente al sistema electoral colombiano afecta adversamente la confianza en la democracia y prepara el camino para un posible desconocimiento de los resultados electorales del futuro (a lo Trump).
2. Su ataque a los medios de comunicación (muy a lo Trump también) con nombre propio y con una retórica encendida.
3. Su uso de las superintendencias como policía política e instrumentos de intimidación. El caso más reciente es el de la SIC con la Registraduría.
4. Su idea de contraponer a la democracia representativa la movilización popular, lo que constituye claramente una forma de presión indebida al Congreso.
5. Sus intenciones de “hacer las reformas por decreto”, a la fuerza. Algunos de los actos administrativos ya emitidos o publicados para comentarios son abiertamente ilegales.
Hay que estar alertas. Estos indicios antidemocráticos son preocupantes”, escribió Gaviria en su cuenta de X.
Mientras tanto, el concejal de Bogotá, Daniel Briceño sostuvo: “El presidente Gustavo Petro, que juró respetar la Constitución de 1991, acaba de amenazar con ir a una Asamblea Nacional Constituyente si el Congreso no le aprueba sus malas reformas. Comienzan a fracturar la democracia”.
El exsecretario de Gobierno de Bogotá, Luis Ernesto Gómez, aseguró: “Si la gobernabilidad y el trámite de las reformas en el Congreso estaban difíciles, calculen ahora con el cuento de la Constituyente. Este gobierno va equivocación tras equivocación sepultando sus promesas de cambio. Solo palabras quedarán”.
El excomandante del Ejército Nacional Enrique Zapateiro manifestó: “La democracia se respeta, el pueblo en Colombia no habla a través de un dictador, el Congreso es la verdadera representación popular. No se puede gobernar dinamitando el Estado de derecho. No es serio ni responsable incitar a la violencia”.
A su vez, el alcalde de Medellín y excandidato a la Presidencia, Federico Gutiérrez, publicó: “El presidente Gustavo Petro ha abierto esta tarde una compuerta peligrosa para la democracia colombiana. Ante lo que él llama ‘monumento’ que es un símbolo de la destrucción, en la ciudad de Cali, Petro ha amenazado con ir por una Asamblea Constituyente si el actual Congreso no le aprueba las reformas que destruyen el país”.
“A Petro se le ha caído el remedo de máscara democrática con la que llegó al poder. Ha dejado ver su talante de dictador. Se ha proclamado defensor de una organización que como la ‘primera línea’ tiene judicializados y condenados a varios de sus líderes por delitos muy graves. Petro quiere llevar a Colombia a una guerra civil”, expresó.
Y dijo: “Invoco los valores supremos de la democracia para rodear las instituciones. Y al presidente Petro le decimos que los colombianos que no aceptamos la reformas que destruyen, que somos la mayoría, no vamos a permitir que lleve a Colombia a un régimen dictatorial ni a una confrontación civil”.
Por lo que advirtió que: “Petro no busca reformas para beneficiar a los colombianos, lo que busca son artimañas para perpetuarse en el poder. Que el presidente se dedique a gobernar y que pare ya su hostilidad contra los colombianos. Nos llevan hacia un salto al vacío sin paracaídas”.
Y Sergio Fajardo manifestó que: “En Cali esta tarde el presidente Petro estuvo en su salsa: ¡por fin anunció lo que siempre se sospechaba, su deseo de convocar una Asamblea Constituyente! Si no hacen lo que yo, expresión del pueblo, quiero, entonces cambiamos la Constitución. Es la confrontación abierta como cortina de humo para justificar la incapacidad de su gobierno para adelantar las reformas. Más polarización, más agresiones, más caos. Fatal. Era previsible, y lo que falta…”.
Al tiempo que el excandidato presidencial Humberto de la Calle aseveró: “La causa que alega el Presidente para convocar una constituyen es la imposibilidad de cumplir la Constitución, según su propio dicho. El argumento es débil. Si fuese cierto, no es la Constitución la que hay que cambiar, sino la forma de gobernar”.
“La Constitución no es lo que el Presidente quiere que sea. Ella contiene pesos y contrapesos. Lo que ha fallado es la capacidad del gobierno de conducir el país dentro de un esquema de búsqueda de acuerdos razonables. La debilidad del argumento hace temer que se trate más bien de una cortina de humo. El más grave problema nacional es la inseguridad y la pérdida de control territorial. Eso exige una estrategia, no un cambio constitucional. Además, quien garantiza que en estas circunstancias el resultado sea regresivo y que se pierdan avances importantes”, señaló.
Y precisó: “Para aprobar una Constituyente se requiere ley y dos convocatorias al pueblo. Este camino indicaría que los dos años que faltan estarán dirigidos no a gobernar con eficacia y serenidad, sino a preparar desde ahora el escenario del 2026. En todo caso, es en el Congreso donde se resolverá esta iniciativa y ahí estaremos dispuestos a debatirla con espíritu nacional”.