Andrés Felipe Arias prefiere ser prudente. No quiere saltar de la alegría hasta que no pise su apartamento, ubicado en el norte de Bogotá, donde pagará el resto de su condena por el escándalo de Agro Ingreso Seguro, según lo decidió el Juzgado Segundo de Ejecución de Penas tras revisar que cumplió con más de la mitad de sus 17 años de condena en un centro penitenciario.

Al otro lado del teléfono, Arias, desde la Escuela de Caballería, donde permanece recluido, le pidió a Catalina Serrano, su esposa, un favor: no emocionarse hasta que el sueño se convierta en realidad y él, después de más de 10 años de encierro, ingrese por la puerta de su apartamento. Ella, quien lloró apenas él confirmó la decisión judicial en favor de su esposo, lo comprendió, aunque es más optimista. “No puede ser, no puede ser, qué dicha, qué emoción”, expresó al otro lado de la línea.

Arias está emocionado, pero es consciente de que hace años no recibe una noticia positiva en medio del tormentoso escándalo de Agro Ingreso Seguro, que terminó aguando su sueño de ser candidato presidencial y, de paso, le frustró su exitosa carrera profesional.

En su casa lo esperan. Catalina adelanta pequeñas adecuaciones en la vivienda porque desde este fin de semana ya no estará sola con Eloisa y Juan Pedro, sus dos hijos menores de edad. Andrés Felipe, con quien dejaron de compartir cuando lo capturó la justicia norteamericana en Estados Unidos, en medio de un cinematográfico operativo, estará de regreso.

Catalina ―actual directora comercial de una empresa americana― desocupa el estudio personal del economista colombiano porque ella quiere que él encuentre su propio espacio. En adelante, ella trabajará desde su cuarto porque él promete dedicarse a escribir en el encierro familiar.

No quieren celebraciones de recibimiento porque la familia prefiere un momento íntimo con Andrés Felipe. Han sido más de cinco años que no están juntos en el hogar. Martha Sonia Leyva, la mamá del exministro, estará presente. Rodrigo Arias, su padre, faltará en la foto íntima de la familia porque murió en enero de 2022.

Este miércoles, Serrano acompaña a su esposo en la Escuela de Caballería a empacar su maleta: libros, ropa, algunas pesas y elementos para hacer gimnasia que le permitieron quemar el tiempo y luchar contra la soledad y el encierro. Y, después, se dedicarán a esperar a que la decisión del juez termine en manos del Inpec y el exministro de Agricultura se dirija oficialmente hacia su vivienda.

Andrés Felipe Arias ―quien fue deportado de los Estados Unidos el 12 de julio de 2019 después de estar en ese país por cinco años― permanecerá, en adelante, encerrado, pero al lado de su familia. Desde su casa se dedicará a esperar la decisión de la Corte Suprema de Justicia que decidirá si tumba o no el fallo que lo condenó a 17 años de cárcel por Agro Ingreso Seguro.