En su cuenta de Twitter, el presidente Gustavo Petro publicó una reflexión de su hijo, Andrés Gustavo Petro, psicólogo y escritor asilado en Canadá. El texto resultó ser un sentido análisis del discurso de su padre durante su visita a Chile, el cual terminó en lágrimas al hablar de la violencia política en Colombia y América Latina.
El texto inicia con Andrés recordando que “cambiar a Colombia” siempre ha sido el sueño del ahora mandatario.
“Alguna vez le pregunté a papá cuál era su sueño y, sin vacilar, me respondió que desde siempre ha querido cambiar a Colombia. Siendo apenas un jovencito se encaminó hacia esa meta y ahora, decenas de años más tarde, por fin lo está logrando, tal vez no al ritmo que algunos quisieran, pero lo está haciendo”, escribió.
Al mismo tiempo, habla de los cambios que ha tenido su padre desde la llegada al poder y de qué forma se manifestó en el discurso en Chile.
“Desde que es presidente, el cambio en él, como persona, ha sido grande, pues lo hemos visto más tranquilo, más carismático, más conversador y, en términos generales, más pleno. Sin embargo, su discurso en la posesión hace ya varios meses y aquel en Chile hace tan solo unos días me hacen añadir a esa lista, también, más nostálgico”, destacó Petro.
Resalta también que su padre siempre ha sido “una persona profundamente reflexiva” y describe una imagen del presidente pensando en silencio por horas, sentado en un sofá, con las piernas cruzadas, con la cabeza gacha y desordenando su cabello.
“Al verlo de esa manera se me hacía que él era una representación de la melancolía, pero puede que solo me estuviera proyectando a mí mismo en él. Esos momentos solo sucedían en privado, lejos del alboroto de la labor política y del bullicio de la opinión pública. En esos contextos, él siempre se ha mostrado fuerte y con carácter, carismático, siempre que debe serlo y serio cuando la situación lo amerita. Pero aquellos discursos develaron, ante todas y todos, su gran sensibilidad, algo poco antes visto en él, y que anteriores presidentes jamás mostraron”, continuó.
Luego, por las lágrimas en su discurso en Chile, se preguntó: “¿Qué es lo que hace que, ahora que está cumpliendo su sueño, le veamos tan sensible y afligido?”.
Al pensar en ello, Andrés tomó en consideración la militancia en el M-19 de su padre, haciendo parte de la historia de la violencia y guerra política en Colombia. Dijo que esto es lo que “más genera dolor en una persona” y atribuyó dicha “melancolía” a estas vivencias.
“La cárcel, la tortura y la muerte de seres queridos dejan marcas que no se pueden borrar y la única opción es aprender a vivir con ellas y hacerlas parte de uno”, agregó.
Sin embargo, considera que más allá de la experiencia personal de su padre en su lucha “por cambiar a Colombia”, se trata de la parte de su generación que luchó por que esto ocurriera: “Fue un sueño compartido con toda una generación de jóvenes, muchos y muchas de los y las cuales hoy en día yacen enterrados en cementerios de ciudades, de pueblos o en tumbas anónimas imposibles de encontrar”.
“Por ello, cuando mi papá hace sus discursos no solo los dirige a quienes le escuchan, también a quienes hace mucho dejaron de poder escuchar, y de hablar, y de sentir y de respirar, hijos, hijas, padres, madres, tías, primos, vecinos, amores, desamores, conocidos, desconocidos, que compartieron su mismo sueño o que fueron sus enemigos, víctimas todos de un país asediado desde hace décadas y tal vez siglos por quienes halaban los hilos de sus propios gobernantes”, agregó.
De acuerdo con Andrés, en esos momentos en los que se le “quiebra la voz” piensa en quienes “habrían podido tener otras opciones diferentes y alejadas de tanto dolor si el país hace mucho hubiera sido por y para el pueblo”.
Dijo también que su padre tiene la responsabilidad de “cargar con el dolor y con el sueño de quienes ya no pueden soñar” y que eso lo convierte en el “presidente de los sueños, de la esperanza, pero también de la nostalgia”.
Incluso, por esta razón, llamó a su padre “el presidente más humano que ha tenido Colombia”.
El hijo del presidente Petro cree que por esto su padre es “precisamente lo que necesitamos, pues solo sintiendo ese dolor podemos hacer el esfuerzo que sea necesario”.
Andrés, hijo del presidente y de Mary Luz Herrán Cárdenas, también activista política, se encuentra separado del camino que escogieron sus padres. Es psicólogo e hizo una maestría en escritura creativa en Canadá. Tiene una página web llamada “Letras Distímicas”, en la cual se dedica a escribir cuentos, novelas, poesías y reflexiones.