Pocos esperaban la salida de Carolina Corcho del Ministerio de Salud, autora de la polémica reforma que avanza en el Congreso y una de las ministras más cercanas al presidente Gustavo Petro. A pesar de eso, su intransigencia en la negociación de la iniciativa llevaron al mandatario a relevarla.
Fueron nueve meses llenos de polémica, tanto por la reforma como por acciones y posibles omisiones en la gerencia de la salud en el país. Una de las más grandes controversias de su administración fue la barrida de funcionarios antiguos y técnicos del Ministerio de Salud, que terminó con la salida de un centenar de contratistas y de trabajadores de libre nombramiento y remoción.
Corcho modificó la planta de personal, pero pronto fue reemplazada por Guillermo Alfonso Jaramillo, médico de profesión y exsecretario de Salud de Gustavo Petro en la Alcaldía de Bogotá. Para muchos fue un cambio positivo en torno a la concertación de la reforma a la salud, y su meta, desde un principio, fue revivir un proyecto que no salía de cuidados intensivos.
Al igual que su predecesora, Jaramillo está efectuando cambios tras su llegada al Ministerio. SEMANA conoció que, de forma inmediata, el nuevo jefe de la cartera les pidió la renuncia protocolaria a todos los funcionarios de libre nombramiento y remoción. En total, se calcula que Jaramillo la pidió a más de un centenar de funcionarios, muchos de ellos de la confianza de Corcho. Este tipo de acciones pueden ser naturales en un cambio de administración. Sin embargo, en esta oportunidad, se ha desatado una tensión con Corcho, quien no está de acuerdo con las decisiones de Jaramillo.
Hasta ahora, ya se aceptaron cerca de diez renuncias, una de ellas de nivel directivo. Incluso, se cambió la jefatura de comunicaciones con el fin de modificar la percepción negativa con la que quedó el Ministerio tras la polémica gestión de Corcho. Asimismo, Jaramillo retiró del cargo al conductor principal de la entonces ministra, vinculado como funcionario de libre nombramiento y remoción.
“No llegó a sacar adelante la reforma, llegó a acomodar a sus amigos y a dejar, en mitad de año, a personas sin empleo que tienen familia. Ellos no son de Bogotá, muchos se establecieron aquí cuando los contrataron”, contó una persona cercana a Corcho, quien pidió reserva de su nombre.
Ella, según conoció SEMANA por medio de fuentes cercanas, recibe llamadas y mensajes de los funcionarios retirados por Jaramillo. Les manifiesta que lamenta lo que está ocurriendo, les dice que no comparte los cambios y que tiene serias dudas de lo que hace el nuevo jefe de la cartera.
Este medio conoció la carta de renuncia de un funcionario que fue retirado, quien manifiesta haber sido parte de la apuesta del Gobierno Petro y asegura que se ve obligado a presentar su renuncia por haber llegado junto con Corcho.
“Respetado ministro. Este ha sido un tiempo de crecimiento y de bendición para mi vida, siempre guardaré estos momentos del inicio del gobierno del cambio. Le presento mi renuncia como asesor del despacho. Siempre atento para servirle al país y a su transformación social”, se lee en una de las cartas presentadas, que posteriormente fue aceptada.
SEMANA conversó con exfuncionarios del Ministerio que salieron en medio de la transición. Uno de ellos cree que, más allá de sus capacidades individuales, fue retirado por su cercanía con Corcho.
“Me dijeron que tenía que pasar la carta de renuncia, al siguiente día me despidieron. Yo era de libre nombramiento y remoción, a otro compañero también lo sacaron. No he vuelto por allá, no supe qué pasó. Soy un hombre de confianza de la ministra, siento que por eso me sacaron. Ella me dijo que me quedara, pero le comenté que me aceptaron la carta de renuncia”, afirmó uno de ellos en conversación con SEMANA.
Además, señaló que para la ministra no fue fácil dejar el Ministerio, dado que fue un cambio inesperado y no había terminado su tarea de sacar adelante la reforma a la salud, su bandera de vida y una promesa del programa de gobierno del presidente Petro.
Otros funcionarios entienden que se trata de un proceso natural que ocurre cuando una entidad cambia de líder y que la única intención del ministro es estar rodeado de personas de su confianza. “Es normal que pase. Nosotros hicimos nuestro trabajo mientras estuvo la exministra Corcho, pero es normal irnos”, dijo otro exfuncionario, cercano a la médica psiquiatra.
El petrismo puro y duro está preocupado con el cambio en el Ministerio y las implicaciones que puede traer para la reforma. Jaramillo es más conciliador que Corcho, pues tiene una personalidad más abierta y una relación más cercana con los sectores que podrían resultar afectados con el proyecto. Por eso, una de las preocupaciones es que la iniciativa termine perdiendo su esencia por las negociaciones y al final nada cambie.
Por otro lado, es evidente que Corcho no esperaba su salida. La ministra, a pesar de las críticas y polémicas alrededor de su gestión, inició un liderazgo político que tuvo un fuerte impacto en el petrismo, evidente por las manifestaciones de apoyo durante la marcha del Día del Trabajo, justo cuando se nombró al nuevo ministro. La defensa férrea e incondicional de sus ideas es admirada por líderes de izquierda. Su salida se consideró un golpe en la facción más radical de los seguidores del presidente.
La exministra no asistió al consejo de ministros en el que Petro anunció los cambios en el gabinete. Todo apunta a que su ausencia fue una muestra clara de que no estuvo de acuerdo con la decisión del mandatario. A diferencia de los demás ministros salientes, Corcho se pronunció sobre su retiro un día después. Agradeció y aseguró que continuará defendiendo el proyecto político desde la sociedad civil.
Hasta ahora, Corcho no ha concedido entrevistas y ha optado por la prudencia en medio de los cambios. En su cuenta de Twitter se ha limitado a compartir publicaciones de otros usuarios, pero envió un duro sablazo pidiendo “coherencia”. Esa sería una pista clara de su descontento.
“La coherencia es uno de los valores supremos de la política, es lo que construye credibilidad. Cualquier variación de postura debe ser explicada al electorado con absoluta claridad y transparencia. Actuar de manera encubierta no es ético, ni estético, ni debería ser la política”, manifestó Corcho en Twitter hace pocos días.
Todo apunta a que existen incompatibilidades entre las visiones del nuevo ministro y su predecesora. Al mismo tiempo, la gestión de Jaramillo resucitó la reforma a la salud, la cual, a pesar del rompimiento de la coalición oficialista, parece tener todo listo para ser aprobada en primer debate en la Comisión Séptima de la Cámara.
El ministro Jaramillo quiere cambiarle la cara al Ministerio, que en algún momento fue una entidad cuestionada por el hermetismo de Corcho. Con esta estrategia, que implica la salida de funcionarios cercanos a la exministra, el nuevo jefe de la cartera busca legitimar una reforma que a ojos de una buena parte del país es dañina.