Este miércoles 26 de abril ocurrió lo que muchos analistas estaban esperando. El presidente de la República, Gustavo Petro, sacudió su propio tablero de ajedrez e hizo oficial un fuerte remezón al interior de su gabinete ministerial después de haber anunciado la ruptura de la coalición de gobierno con los partidos Conservador, Liberal y La U, en medio del debate de la reforma a la salud que se discute en el Congreso.
El jefe de Estado decidió darle jaque mate a siete de sus ministros. Sacó de su gobierno a José Antonio Ocampo, Cecilia López, Alfonso Prada, Carolina Corcho, Arturo Luna, Sandra Urrutia y Guillermo Reyes, quienes lideraban las carteras de Hacienda, Agricultura, Interior, Salud, Ciencia, TIC y Transporte, respectivamente.
Uno de los nombres que más resonó fuertemente con el anuncio del presidente Petro fue sin duda alguna el de Carolina Corcho, a quien muchos consideraron como la gran responsable de desatar la grave crisis en la coalición del gobierno.
Corcho se convirtió en una piedra en el zapato para el Gobierno, radicalizó sus posturas y llevó al presidente Petro a enfrentarse con los partidos políticos, con los congresistas e, incluso, con los propios compañeros de gabinete.
En su reemplazo, el mandatario de todos los colombianos nombró a un viejo conocido suyo, se trata de Guillermo Alfonso Jaramillo, quien ya había trabajado con Petro cuando fue alcalde de Bogotá, desempeñándose como secretario de Salud y de Gobierno.
Jaramillo es médico cirujano del Colegio Mayor del Rosario y cuenta con estudios profesionales en cirugía cardiovascular en The Swedish Board of Health and Welfare en Suecia. Además de su experiencia en Bogotá, también fue alcalde y gobernador del Tolima. Adicionalmente, fue representante a la Cámara en la década de los ochenta, senador de la República a inicios de los 2000.
Pero más allá del cambio de timonel en el Ministerio de Salud para que defienda la reforma del sector, con la llegada de Jaramillo al Gobierno, el presidente Petro también generó una fuerte turbulencia en el despegue del vuelo por la Alcaldía de Bogotá.
Hasta el pasado martes, Jaramillo era y se comportaba como tal, como candidato de la Colombia Humana, y por ende del Pacto Histórico, de cara a las elecciones para la alcaldía de la capital del país en octubre próximo; sin embargo, con su nuevo cargo de ministro de Salud, a Jaramillo no le quedó más remedio que bajarse del vuelo y posponer su aspiración para después.
Ante este panorama, el Pacto Histórico pierde una ficha clave para la contienda electoral, pues Jaramillo ya venía sosteniendo conversaciones con varios sectores políticos de Bogotá en su intención de poder lograr un frente amplio para las elecciones.
Así las cosas, con la salida de Jaramillo de la carrera interna del Pacto Histórico, hay quienes podrían empezar a tomar mucha más fuerza. Uno de ellos sería el concejal Carlos Carrillo, quien en días pasados fue oficializado como el candidato único del Polo Democrático para las elecciones a la Alcaldía y vale recordar que hoy en día, dentro del Pacto Histórico, el Polo es el que tiene mayor representación política en el Cabildo Distrital.
Pero Carrillo no quedó solo en la carrera, dado que este miércoles la concejal de la UP-Colombia Humana, Heidy Sánchez, también presentó su nombre como candidata a la alcaldía para buscar ser el reemplazo de la alcaldesa Claudia López a partir del primero de enero de 2024. Tanto Carrillo como Sánchez son férreos opositores a la actual administración.
Ahora, con la salida de Jaramillo, el Pacto Histórico también podría sacar un as bajo la manga, y sería el ex senador Gustavo Bolívar quien no ha descartado postular su nombre para la Alcaldía de Bogotá y de lanzarse, sería el más opcionado a hacerse con las banderas de Petro en la capital del país.