El canciller Álvaro Leyva dio un discurso en un debate sobre Mujeres, Paz y Seguridad en Colombia de Naciones Unidas. Allí hizo una férrea defensa del acuerdo de paz de La Habana firmado con las Farc, la mesa de diálogos con el ELN que se adelanta con el Gobierno y el cese al fuego que arrancó hace unos días con el Estado Mayor Central, las disidencias de las Farc de Iván Mordisco. El alto funcionario del Gobierno dijo ante la comunidad internacional que supuestamente en esos procesos se habría implementado un enfoque de género.
“Permítame rememorar cómo en sus inicios el proceso de paz de las Farc-EP ha sido innovador y se ha establecido como ejemplo de un diseño que incorpora el enfoque de género”, aseguró Leyva. El canciller reconoció que gracias a algunas organizaciones de mujeres que han sido parte del conflicto, y a cumbres realizadas, se le dio un enfoque de género.
“Quiero decir con orgullo, por la historia que esto significa, que hoy finalmente en Colombia, difícilmente es posiblemente sentarnos a dialogar o a denunciar la paz y el cese del conflicto sin la participación efectiva de las mujeres”, afirmó Leyva, haciendo referencia a otros procesos que se adelantan en el país.
Leyva destacó que gracias a la comunidad internacional que se sumó a ese tratado fue que se logró implementar un enfoque de género. “Esto fue posible gracias al apoyo de ONU Mujeres y los gobiernos de Suecia, Noruega, Suiza y España”, aseguró Leyva.
El canciller agregó que, como resultado, en el acuerdo de paz de 2016 se estableció un enfoque de género y que esas acciones estarían siendo implementadas por el Gobierno colombiano y que cada día se están involucrando más instituciones.
Para Leyva, ese enfoque se evidenció en el reconocimiento de negociadoras en los equipos y organizaciones feministas como parte de los diálogos. “Permitió transversalizar el enfoque de género en el acuerdo”, dijo. “Los indicadores implementados han llevado a que se reconozca a las mujeres como agentes de cambio sin cuya participación no es posible su suficiente construir y consolidar la ‘paz total’”, agregó el canciller.
No solo se refirió al acuerdo de paz con las Farc de 2016. Leyva dijo que las lecciones aprendidas con esa guerrilla se han retomado en otros procesos de paz, como la mesa de diálogo que se adelanta con el ELN.
“Se ha propendido por tener una delegación paritaria, así mismo el 44 % de las personas que componen el comité nacional de participación creado en el marco de esta mesa para diseñar una metodología inclusiva a través de un diálogo social que involucre a diversos sectores de la sociedad colombiana, son mujeres”, señaló el ministro de Relaciones Exteriores.
Asimismo, señaló que desde el gobierno del presidente Gustavo Petro se está trabajando para que los diálogos con el Estado Mayor Central –las disidencias de las Farc de Iván Mordisco– se garantice la participación de las mujeres.
“La paz en Colombia se construye con las mujeres y para las mujeres en sus diversidades. Sabemos que el objetivo de la ‘paz total’ solo es posible si las mujeres estaban presentes, si sus voces, sus vivencias y sus experiencias son incorporadas en las negociaciones, en los acuerdos y en la consolidación de las agendas de paz y de seguridad, no solo en Colombia, sino en el mundo entero”, afirmó Leyva.
El discurso de Leyva en la ONU contrasta con lo que han reclamado distintos grupos de víctimas de las Farc y lo que realmente ha pasado luego del acuerdo de paz en el que muchas mujeres víctimas de esa guerrilla no se sienten reparadas.
Tal vez el caso más icónico pueda ser el de la excandidata presidencial Ingrid Betancourt, que estuvo secuestrada durante años por la guerrilla siendo coartada su libertad y sus derechos. Lo mismo sucedió con decenas de mujeres más.
La Corporación Rosa Blanca tiene documentados miles de casos. Han dicho en varias ocasiones que no sienten que hayan sido reparadas por los crímenes que cometió esta guerrilla en contra de las mujeres víctimas de ese grupo delincuencial.
Por ejemplo, uno de los más sonados ha sido el de Lorena Murcia, quien fue reclutada por las Farc cuando era menor de edad –tenía 10 años– en una vereda de San Vicente del Caguán, donde delinquían las Farc. Como el de ella, hay miles de casos de mujeres, varias menores de edad, que se sabe que fueron víctimas de reclutamiento, violaciones, asesinatos, atentados y otros hechos por los que actualmente no hay total claridad.