SEMANA conoció por fuentes de la Cancillería que Luis Gilberto Murillo, por ahora, no tiene contemplado dejar el cargo. Eso, a pesar de que sí le habría expresado al presidente Gustavo Petro que considera que es momento de dar un paso al costado; sin embargo, el mandatario le pidió mantenerse mientras pasa la turbulencia, especialmente por el tema de Venezuela.
La salida de Murillo ha sido una especulación que ha surgido en las últimas semanas por lo que pueda pasar el próximo viernes 10 de enero, cuando intente posesionarse Nicolás Maduro, en Venezuela.
Aunque Murillo no ha expresado públicamente su posición, se sabe que el canciller ha afirmado que se deben respetar las actas de esa elección y ha mantenido una constante relación tanto con la oposición como con el oficialismo. De hecho, él habría sido quien le recomendó al presidente Petro no asistir a Venezuela el próximo viernes para no legitimar al régimen.
El presidente Petro anunció en las últimas horas que no irá a esa posesión y, en cambio, asistirá el embajador en ese país, Milton Rengifo, quien tuvo que ser reintegrado de sus vacaciones para esa labor.
El canciller ha recibido múltiples llamadas de distintos gobiernos consultando cuál será la posición con respecto al 10 de enero. Sin embargo, uno de los propósitos del Gobierno es que se puedan mantener las relaciones diplomáticas con Venezuela sin reconocer oficialmente a Nicolás Maduro ni a Edmundo González como presidente electo. Una de las alertas que tienen desde la Cancillería es que pueda suceder lo que le ocurrió a Juan Manuel Santos, y es que se rompieron las relaciones diplomáticas entre ambos países y eso empeoró la situación en la frontera.
Murillo le habría recomendado a Petro que no se puede reconocer al gobierno de Venezuela, pero que tampoco se pueden romper las relaciones y, por eso, es fundamental tener una posición diplomática más allá de decir si ganó las elecciones Maduro o González. No obstante, eso ha sido cuestionado por muchos sectores.
Otro tema por el que pasa la salida de Murillo del cargo es la posesión del gobierno de Donald Trump, en Estados Unidos, que se dará el próximo 20 de enero. Desde la Cancillería ya se han adelantado conversaciones con la Casa Blanca y, precisamente, uno de los temas centrales ha sido la relación con Venezuela y lo que pueda suceder si Maduro continúa en el poder.
Aunque se trata de un gobierno distinto al de Colombia, Murillo se ha movido bien en la diplomacia estadounidense y Petro sabe que esa experiencia será valiosa para mantener una buena relación con Trump, como ya lo ha expresado. Murillo no solo venía de ser el embajador de Colombia en ese país, sino que previo a ese cargo contaba con la nacionalidad estadounidense y se movía en círculos políticos norteamericanos.
En ese sentido, se espera que Murillo deje listos esos procesos para contemplar, nuevamente, dar un paso al costado y la posibilidad de aspirar a la carrera presidencial. Sin embargo, mientras más pasan los días, más podría ‘quemarse’ políticamente, un riesgo que parece estar dispuesto a correr.