Desde que José Antonio Salazar, exsecretario general de la Cancillería, decidió adjudicar el contrato de pasaportes a la firma Thomas Greg & Sons, no la ha pasado bien.
SEMANA conoció que el canciller encargado, Gilberto Murillo, está molesto con Salazar porque tomó la decisión en contravía de lo pedido por el presidente Gustavo Petro. Sin embargo, sorprende porque el propio ministro de Relaciones Exteriores le concedió facultades este 22 de febrero para contratar.
En diálogo con este medio, José Antonio Salazar reveló que no ha tenido días fáciles. De hecho, tan pronto estalló el escándalo, fue removido del cargo por parte del canciller Murillo. “He tenido días de mucho trajín”, manifestó.
Tras afirmar a SEMANA que no ha hablado con el canciller Luis Gilberto Murillo ni quiere hacerlo, contó que este martes 27 de febrero “casi que me sacaron de la oficina”.
“Yo tengo 10 días de plazo para entregar mi puesto, yo salgo de mi casa a la oficina a terminar de sacar lo que tengo. Sacaré mi equipaje”, denunció.
Este martes –según el exsecretario general– “llegó la secretaria general Paola Andrea Vásquez, la que encargó Murillo. Fue tres veces a la oficina, pero yo tengo que hacer un informe de entrega”, narró.
Por eso, según contó Salazar, “me tocó decirle ‘instálese’ y sacar mis cosas en las cajas de cartón que tengo, las trasladé a otro lado”.
Este miércoles 28 de febrero, José Antonio Salazar volverá a mirar cara a cara a sus compañeros de trabajo y a los directivos de la Cancillería después de tomar la decisión.
Recordemos que él se tomó cuatro días de permiso y retornó hasta el 26 de febrero, que fue el día en que se conoció la adjudicación del contrato a Thomas Greg. Ese mismo día, el canciller Luis Gilberto Murillo lo declaró insubsistente.
Salazar dijo a SEMANA que le quieren echar el agua sucia por lo ocurrido.
“Me la quieren echar y no quieren cumplir. Están metiendo al Estado en un problema gravísimo. Si ya hay unos derechos del contratista, eso no se puede revocar”, manifestó.
“No solo me quieren cobrar, no quieren cumplir. Están estudiando la forma de derogar, pero no es posible. Hay derechos en favor de un tercero. Eso es carísimo, como lo es la adjudicación. Eso solo se puede hacer con el consentimiento del tercero”, agregó.
En diálogo con SEMANA, José Antonio Salazar reiteró que él actuó solo a la hora de adjudicar el controvertido contrato. Y por eso asume exclusivamente la responsabilidad de lo ocurrido.
“No le dije a nadie, era tan delicado el tema que sabía que decirle a alguien implicaba echar a perder mi propósito, que era resolver el problema. Fue la decisión que tomé”, expresó.
Además, le envió un mensaje contundente al canciller encargado Luis Gilberto Murillo: “Que no se busque unos problemas que serían de orden penal y que son demasiado graves”.
Se espera que este miércoles Salazar termine de recoger sus pertenencias y salga de la Cancillería. En los próximos días él tendrá que entregar un informe de empalme a su sucesora, Paola Andrea Vásquez.