Por su estabilidad macroeconómica, Colombia ha sido durante varios años un importante receptor de inversión extranjera directa, y Bogotá no ha sido ajena a esta realidad, siendo uno de los principales focos para la llegada de capital foráneo. Y no es para menos: la ciudad concentra cerca del 25 por ciento del producto interno bruto de la nación y agrupa al mayor número de empresas de todo el territorio nacional, haciéndola supremamente atractiva para los inversionistas.
Sin embargo, en los últimos tres años, bajo la administración de la alcaldesa Claudia López, la llegada de inversión extranjera directa a la Bogotá región ha tenido un desplome significativo. De acuerdo con un análisis que hizo SEMANA de las cifras que reporta Invest in Bogotá, entre 2020 y 2022 la llegada de capital foráneo se redujo en 40 por ciento en comparación con años anteriores.
En 2020, como era obvio por la pandemia del covid-19, la inversión extranjera directa nueva y de expansión en Bogotá se desplomó 73 por ciento y pasó de 3.228 millones de dólares en 2019, con 180 proyectos, a tan solo 869 millones de dólares, con 97 proyectos.
Aunque la pandemia del coronavirus se fue superando paulatinamente, el comportamiento del capital foráneo no corrió con la misma suerte, pues la ralentización frente a años anteriores fue evidente. En 2021, la ciudad recibió 1.551 millones de dólares con 115 proyectos, lo que significó un aumento del 78 por ciento frente al 2020, pero se trató de una cifra inferior a las reportadas durante el quinquenio.
Para 2022, Bogotá región recibió 1.539 millones de dólares en inversión extranjera nueva y de expansión, con 143 proyectos, 0,7 por ciento menos que el año anterior. Si se suma la llegada de capital foráneo durante 2020, 2021 y 2022, es decir, bajo la alcaldía de López, la ciudad sumó 3.959 millones de dólares con un total de 355 proyectos, muy por debajo de lo alcanzado en los tres primeros años de la anterior administración.
En 2016, en el primer año de la alcaldía de Enrique Peñalosa, llegaron a la ciudad un total de 1.752 millones de dólares en inversión extranjera directa, con 89 proyectos; en 2017, 2.130 millones de dólares en 161 proyectos; en 2018, 2.673 millones de dólares, con 203 proyectos, y en 2019, 3.228 millones de dólares, con 180 proyectos.
En los primeros tres años de administración de Peñalosa, Bogotá recibió 6.555 millones de dólares en inversión extranjera directa nueva y de expansión, en un total de 453 proyectos, es decir, 2.596 millones de dólares más frente al total recibido con la alcaldesa López.
Las cifras de la llegada de capitales a la ciudad y la región durante 2020, 2021 y 2022 también son inferiores si se comparan con los tres primeros años de la administración del exalcalde y hoy presidente Gustavo Petro.
De acuerdo con cifras reportadas por Invest in Bogotá, en 2012 la ciudad recibió 1.237 millones de dólares en inversión extranjera directa; en 2013, 2.674 millones de dólares; en 2014, 2.161 millones de dólares y en 2015; 2.110 millones de dólares. Sumando los tres primeros años de administración de Petro, Bogotá totalizó 6.072 millones de dólares, lo que significa 2.113 millones de dólares más frente al balance de los tres primeros años de la alcaldía de López.
“Son factores externos e internos los que explican este comportamiento de la inversión extranjera. En los últimos cuatro años, por el tema del covid-19, los flujos de inversión se fueron a los grandes países para proteger el capital, porque había una aversión de riesgo impresionante en Colombia y en la región, y en la medida que los países empezaron a subir las tasas de interés ya no había tanto capital de riesgo para venir a ciudades como Bogotá. Fue el ciclo económico mundial, hubo incertidumbre geopolítica, económica y en Colombia hubo variables económicas inestables”, aseguró el analista bursátil Andrés Moreno.
Sin embargo, el experto indica que en este comportamiento de la inversión extranjera “también ayuda Claudia López, quien llegó a sabotear o a no hacer cosas que tenían planteadas el anterior gobierno, una persona populista y eso no genera confianza inversionista y es con inversión, con capital extranjero, que se hacen las obras”.
Para Wilson Tovar, jefe de investigaciones económicas de Acciones y Valores, hay otros factores internos que también pueden estar golpeando la llegada de capital foráneo a la capital.
“Los indicadores de seguridad, que también ayudan a dar una mayor confianza al inversionista, se han venido deteriorando en los últimos años. Por otro lado, si bien Bogotá tiene una de las poblaciones más grandes del país, a los ojos de los inversionistas extranjeros, ellos necesitan venir a mercados grandes que signifiquen una demanda fuerte, Bogotá es un hub por el que tienen que pasar los inversionistas, pero los cambios de la regulación de la alcaldía y el Gobierno pueden estar suponiendo retos”, afirmó Tovar.
Los expertos coinciden en que, en el corto plazo, la alta inflación, las altas tasas de interés en el país, los discursos encontrados entre la alcaldesa López y el presidente Gustavo Petro sobre el futuro del metro de Bogotá y las elecciones para escoger al próximo mandatario local pueden seguir frenando un poco la llegada de capital foráneo a la capital, sumado a la falta de incentivos tributarios.
A pesar de este panorama, Invest in Bogotá destaca que las cifras de 2022 posicionan a la región como el destino preferido para las inversiones que se realizan en Colombia. Bogotá región alojó el 64,7 por ciento de los proyectos de inversión nueva y de expansión que llegaron al país en 2022. De acuerdo con un sondeo realizado por la entidad a 56 empresas extranjeras, el 75 por ciento tiene contemplados proyectos de inversión en Bogotá región para el presente año.
Sectores con más inversión
Según el balance de Invest in Bogotá, entre 2020 y 2022 son tres los sectores que han concentrado la llegada de inversión extranjera a la capital del país: software y servicios TI, servicios corporativos y comunicaciones, los cuales han generado en los últimos tres años más de 37.200 empleos en Bogotá región.
Los otros sectores a los que más ha llegado capital foráneo son servicios financieros, ocio y entretenimiento, productos de consumos, transporte, farmacéuticos, entre otros. En total, son 51.000 los empleos que se han creado en estos tres años.
Para la entidad, estas cifras evidencian la vocación de Bogotá como una ciudad de servicios. “La disponibilidad, calidad y costo de mano de obra, los avances en materia de bilingüismo y la posición estratégica de la capital han contribuido a que los inversionistas perciban a la región como un destino ideal para el desarrollo de sus actividades de servicios y programación”, señaló la entidad.
Entre 2016 y 2019, la inversión de mayor a menor se concentró en los servicios de sectores corporativos, software y servicios TI, textiles, productos de consumo y bebida y tabaco. Se generaron un total de 68.000 empleos.
Países que más invierten
Durante la administración de la alcaldesa López, es decir, entre 2020 y 2022, los empresarios de Estados Unidos son los que más han invertido en Bogotá región, con un total de 1.390 millones de dólares en 103 proyectos, los cuales han generado más de 25.000 empleos. Le siguen España, con 34 proyectos, para 262 millones de dólares (2.902 empleos creados) y México, con 24 proyectos, para 210 millones de dólares (2.199 empleos).
Entre 2016 y 2019, Estados Unidos también lideró la llegada de inversión extranjera nueva y de expansión a Bogotá con 152 proyectos, para un total de 2.248 millones de dólares, creando 15.682 empleos. España ocupaba el segundo lugar, con 108 proyectos, para una inversión de 1.525 millones de dólares, mientras que el top tres lo cerraba para esa época Francia, con 49 proyectos y 684 millones de dólares.
Es así como las cifras demuestran que la inversión extranjera se ha diversificado en Bogotá. Queda esperar cómo transcurren las elecciones regionales y las reformas del Gobierno del presidente Gustavo Petro. Por ahora, las perspectivas para la IED mundial en 2023 se presentan a la baja, ya que las principales economías del mundo están en un proceso de desaceleración y en medio de una gran incertidumbre.