La coalición de gobierno tiene varias fisuras y aunque se ha hecho el máximo esfuerzo para evitar que se ventilen, lo cierto es que varios congresistas tienen un malestar con el presidente Gustavo Petro.
Una de ellas es la representante a la Cámara de la Alianza Verde, Catherine Juvinao, quien en diferentes escenarios ha dicho que apoyó al presidente Petro, pero que eso no significa que será un cheque en blanco en el Congreso de la República.
En entrevista con SEMANA, confirmó que en su partido hay varios integrantes que están sorprendidos con las actuaciones del Ejecutivo, sobre todo con el manejo que le están dando al trámite de las reformas en el Legislativo.
Por esa razón, indicó que las relaciones entre el Congreso y el Gobierno se están dando bajo una especie de extorsión y que eso no fue lo que se prometió durante la campaña presidencial.
“Yo creo que el presidente Petro se dejó (influenciar) de una sensación de todopoderoso que lo llevó a una actitud soberbia con el Congreso, a una relación realmente muy distante, déspota, en la que el canal de comunicación con el Congreso han sido unos ministros a través de los cuales se entregan unas cuotas y se entregan unos ministerios. Ha faltado un verdadero liderazgo empático con el Congreso”, dijo Juvinao.
Pero más allá de eso, Juvinao considera que lo preocupante es que quienes votaron por ese cambio prometido están a la espera de que todo se cumpla y, por ahora, dichas promesas están en veremos.
“Uno no puede imponer los cambios a patadas. Uno no puede pretender en un país como Colombia, en el que por 200 años nos han gobernado las mismas élites de derecha de siempre, venir en un primer gobierno de izquierda a patear el tablero, a fracturar todo, a tumbar todo y a creer que así íbamos a lograr una Colombia mejor. Si aquí no dejamos la soberbia y no entendemos que tenemos que dialogar, me temo que el cambio no se va a lograr”.
Agregó que las reformas sociales son necesarias y hacen parte de lo prometido, pero que los cambios que los colombianos esperan van mucho más allá de esas iniciativas que están en el Congreso de la República.
“Ojalá el presidente Petro y su Gobierno tuvieran la disposición de escuchar, porque el cambio que nosotros le prometimos al país no es solamente un cambio de estructuras, al sistema de salud, al cambio de las normas laborales ni un cambio del sistema pensional. Es también un cambio en cómo los políticos hacemos la política. Y si ese cambio no pasa por transformar, por ejemplo, la extorsión permanente e histórica entre el Gobierno de turno y el Congreso de turno, no estamos haciendo nada distinto”.
Cree que todo lo que está pasando es una situación muy compleja porque aunque el presidente Petro lleva solamente ocho meses, el tiempo pasará bastante rápido. Indicó que en el Gobierno Petro hay una mezcla de inexperiencia con soberbia que impide que todo salga bien. “Para empezar, la izquierda nunca ha gobernado, no sabe gobernar y no es lo mismo hacer oposición que gobernar. Tenemos una inexperiencia natural porque ningún proyecto alternativo había gobernado Colombia, y esto se ha combinado con una cuota de soberbia. Y es creer que como somos el primer proyecto alternativo que logró ganar y derrotar al establecimiento, entonces, llegaron con la soberbia de creer que básicamente se cambiaría todo en seis meses, que iban a someter al Congreso entregando unas cuotas por allá y muchos ministerios por acá, y que no iban a ser necesarios la persuasión y el diálogo”.
Sobre la presencia de Verónica Alcocer en la Comisión Séptima de la Cámara de Representantes donde se tramita la reforma a la salud, Juvinao indicó que es una muestra de que hay una injerencia indebida por parte de la primera dama.
“La injerencia de Verónica Alcocer en el Congreso es inaceptable, es una vulneración a la separación de poderes. En las democracias maduras, o mínimamente decentes, es inconcebible que una rama del poder pretenda incidir en otra. Lo que vimos con la primera dama ingresando a las instalaciones del Congreso de noche, cuando no estaba citada ninguna comisión ni ninguna plenaria y simplemente fue a reunirse con congresistas de la Comisión Séptima, sabiendo que no es servidora pública, no ostenta funciones y ningún colombiano ha depositado en ninguna urna un solo voto por ella, es totalmente escandaloso”.
Juvinao cree que lo más preocupante es que quienes antes criticaban este tipo de actos, ahora están en silencio. “Estamos normalizando capítulos tan escandalosos como que la esposa de un presidente se meta en una Comisión a altas horas de la noche dizque a incidir en la estrategia política, en la mermelada o en lo que quiera de la aprobación de una reforma. Realmente, esto en otro país es inconcebible. Yo no me imagino lo que estarían haciendo los petristas si hubiera pasado en el gobierno pasado con la ex primera dama, María Juliana Ruiz, o con Lina Moreno, esposa del expresidente Uribe. Por mucho menos el petrismo salió a las calles a paralizar el país. Entonces, uno no se explica y no puede aceptar que este Gobierno esté incurriendo en unas conductas tan inapropiadas, tan vergonzosas y peligrosas”.
Agregó: “Tampoco se entiende que los mismos petristas y las personas que votaron por este proyecto político no tengan una mínima autocrítica. Estamos normalizando algo que se puede tornar muy peligroso a futuro. En el Código Penal hay un delito que se llama cohecho. Por mucho menos de lo que estamos viendo de la ‘operación mermelada’ en la reforma a la salud cayeron Sabas Pretelt y Yidis Medina. Es inaceptable que el Gobierno pretenda influir en los partidos pasándose a sus directivas. ¿Estamos ante una operación de intercambio de dádivas o de prebendas para que los congresistas voten de una manera u otra una reforma? Ojo, eso no es mermelada, eso es un delito y se llama cohecho”.
Finalmente la congresista de la Alianza Verde dijo que las explicaciones que dieron los congresistas que se reunieron con Alcocer son una burla para los colombianos. “Me molesta que los políticos sientan que la ciudadanía no piensa y que crean que no tiene capacidad para saber qué es correcto o no. Lamentablemente, desde el Gobierno están tratando a la ciudadanía como si fuera boba, y no, la ciudadanía no es boba. La primera dama ni siquiera tiene la potestad, porque no es servidora pública, para definir qué espacios se prestan o no en la Casa de Nariño. Lo que hay que rechazar también es que los congresistas que en su momento fueron supremamente críticos con gobiernos de derecha, que por hechos mucho menos lesivos llamaron a marchas y paros, ahora están justificando esto con excusas ridículas”.