SEMANA: Usted forma parte de la Alianza Verde, que es de la coalición. ¿Por qué no le gusta lo que está haciendo el Gobierno Petro?

Catherine Juvinao: Es una pregunta difícil porque la opinión pública sabe que yo apoyé al presidente Petro en campaña. No me considero petrista, pero he tratado de acompañar el proyecto de cambio que él propuso. Me da tristeza y también me duele decir que hoy me encuentro con un proyecto político muy distante de lo que prometió, al menos en términos de las formas, porque en política las formas son tan importantes como el fondo.

Creo que el trámite de las reformas, como lo está viendo el país, envía un mensaje pesimista sobre el futuro de la política en Colombia y sobre lo que queremos transformar. Ni siquiera un proyecto de cambio se atreve a cambiar las formas y, más bien, termina siendo todo lo que criticó y quizás peor. Estamos dándole el mensaje al país de que llegamos a mantener las maneras tal y como eran antes, es decir, una relación extorsiva entre el Gobierno y el Congreso, en la que para aprobar grandes proyectos lo que prima no son los argumentos, sino las componendas y los intereses individuales. Esto es lo que me tiene bastante triste.

SEMANA: A los presidentes no les gusta que los critiquen y en la Casa de Nariño dicen que se la “tienen montada al presidente Petro”...

C.J.: No creo que se pueda decir eso. Si ese fuera el criterio, entonces, se la tuvimos montada al expresidente Iván Duque o Álvaro Uribe. Nosotros fuimos la primera línea de oposición al Gobierno Duque y le hicimos críticas con toda fiereza. El hecho de que las mismas personas que somos hoy coalición de gobierno creamos que es importante mantener un mínimo margen de autocrítica a lo que estamos haciendo no se podría interpretar como que se la estamos montando a alguien.

La mínima cuota de coherencia y de sensatez es un acto de respeto con la ciudadanía. Tener un sentido crítico y mantener un margen de independencia y de libertad para decir alzo la mano porque creo que lo estamos haciendo mal y porque creo que estamos incurriendo en lo mismo que criticamos. Estamos enviando al país un mensaje nefasto de que definitivamente en la política de Colombia no importa el interés general, sino el particular.

Ojalá el presidente Petro y su Gobierno tuvieran la disposición de escuchar, porque el cambio que nosotros le prometimos al país no es solamente un cambio de estructuras, al sistema de salud, al cambio de las normas laborales ni un cambio del sistema pensional. Es también un cambio en cómo los políticos hacemos la política. Y si ese cambio no pasa por transformar, por ejemplo, la extorsión permanente e histórica entre el Gobierno de turno y el Congreso de turno, no estamos haciendo nada distinto.

SEMANA: ¿Qué pensó cuando vio a la primera dama, Verónica Alcocer, en la Comisión Séptima de la Cámara?

C.J.: La injerencia de Verónica Alcocer en el Congreso es inaceptable, es una vulneración a la separación de poderes. En las democracias maduras o mínimamente decentes, es inconcebible que una rama del poder pretenda incidir en otra. Lo que vimos con la primera dama ingresando a las instalaciones del Congreso de noche, cuando no estaba citada ninguna comisión ni ninguna plenaria y simplemente fue a reunirse con congresistas de la Comisión Séptima, sabiendo que no es servidora pública, no ostenta funciones y ningún colombiano ha depositado en ninguna urna un solo voto por ella, es totalmente escandaloso.

Estamos normalizando capítulos tan escandalosos como que la esposa de un presidente se meta en una Comisión a altas horas de la noche dizque a incidir en la estrategia política, en la mermelada o en lo que quiera de la aprobación de una reforma. Realmente, esto en otro país es inconcebible. Yo no me imagino lo que estarían haciendo los petristas si hubiera pasado en el gobierno pasado con la ex primera dama, María Juliana Ruiz, o con Lina Moreno, esposa del expresidente Uribe. Por mucho menos el petrismo salió a las calles a paralizar el país. Entonces, uno no se explica y no puede aceptar que este Gobierno esté incurriendo en unas conductas tan inapropiadas, tan vergonzosas y peligrosas.

Tampoco se entiende que los mismos petristas y las personas que votaron por este proyecto político no tengan una mínima autocrítica. Estamos normalizando algo que se puede tornar muy peligroso a futuro. En el Código Penal hay un delito que se llama cohecho. Por mucho menos de lo que estamos viendo de la ‘operación mermelada’ en la reforma a la salud cayeron Sabas Pretelt y Yidis Medina. Es inaceptable que el Gobierno pretenda influir en los partidos pasándose a sus directivas. ¿Estamos ante una operación de intercambio de dádivas o de prebendas para que los congresistas voten de una manera u otra una reforma? Ojo, eso no es mermelada, eso es un delito y se llama cohecho.

SEMANA: Pero sus colegas dijeron que sencillamente fue al Congreso porque le pidieron prestado un salón en la Casa de Nariño. ¿Eso es creer a los colombianos ingenuos?

C.J.: Esto es supremamente irrespetuoso con la opinión pública. Me molesta que los políticos sientan que la ciudadanía no piensa y que crean que no tiene capacidad para saber qué es correcto o no. Lamentablemente, desde el Gobierno están tratando a la ciudadanía como si fuera boba, y no, la ciudadanía no es boba. La primera dama ni siquiera tiene la potestad, porque no es servidora pública, para definir qué espacios se prestan o no en la Casa de Nariño. Lo que hay que rechazar también es que los congresistas que en su momento fueron supremamente críticos con gobiernos de derecha, que por hechos mucho menos lesivos llamaron a marchas y paros, ahora están justificando esto con excusas ridículas.

Catherine Juvinao, representante a la Cámara.

SEMANA: De esta reforma dicen que ha sido la más socializada en la historia de Colombia. ¿La Alianza Verde ha participado?

C.J.: Nosotros tenemos una congresista muy juiciosa que es Martha Alfonso, una de las ponentes de la reforma de la salud y que nos ha dicho en el interior de nuestra bancada lo que está pasando. Desde el Pacto Histórico o desde Presidencia, no ha habido ningún espacio donde nos llamen y nos digan: presenten las propuestas del partido Verde y nosotros vamos a revisar cómo incorporar las propuestas a la ponencia. Yo sí he tenido espacios personales en el Ministerio de Salud con la ministra Corcho, porque yo se los pedí. Fui con mis asesores, le conté mis preocupaciones, pero no tuve eco.

SEMANA: El presidente Petro ha dicho que con la plata de la salud se financió el paramilitarismo. ¿Qué opina?

C.J.: Aquí ha habido un Congreso que en su momento estuvo financiado en un 30 % por el paramilitarismo. Entonces, ¿qué hacemos? Cerremos el Congreso. Aquí ha habido gobiernos y presidentes que presuntamente han tenido relaciones con el paramilitarismo. ¿Cerramos el Gobierno y cerramos el país? Aquí tenemos unas Fuerzas Militares en las que hay generales, y de ahí para abajo, que tienen o han tenido presuntos vínculos con el paramilitarismo y el narcotráfico.

¿Cerramos el Ejército y acabamos con las Fuerzas Militares? Lo que está diciendo el presidente Petro es un argumento falaz, porque puede que sea cierto que en algunas regiones, en algún momento, hubo alguna EPS que tuvo vínculos con el paramilitarismo, pero esa no es una excusa para acabar el sistema de salud. Busca crear una narrativa para hacerle creer a la gente que, con base en unos hechos concretos que tuvieron un punto en la historia, hay que acabar con todo el sistema.

Y eso es muy pero muy peligroso. No puede salir a estigmatizar a un sistema que en la pandemia fue el que sostuvo al país. El presidente Petro tiene que tener mayor sentido de responsabilidad, porque todos podemos estar de acuerdo con que el sistema de salud requiere mejoras, pero no podemos desbaratar las cosas que dentro del sistema ya funcionan bien.

Catherine Juvinao presenta las quejas que tiene sobre el gobierno de Gustavo Petro. | Foto: GUILLERMO TORRES

SEMANA: ¿El presidente Petro está siendo irresponsable?

C.J.: Claro, el presidente Petro está siendo irresponsable, no puede salir a atacar un sistema que tiene buenos indicadores a nivel mundial en términos de cobertura. El sistema de Colombia tiene una cobertura del 99 %. ¿Cómo vamos a atacar un sistema que tiene uno de los índices de gasto de bolsillo más bajos del mundo? En Colombia el índice de gasto de bolsillo es del 15 %.

¿Sabe cuál es la primera causa de bancarrota de los ciudadanos en Estados Unidos? Los tratamientos del sistema de salud. En Colombia, en cambio, hemos podido superar eso. Nosotros superamos lo que fue el Seguro Social. Yo invito al presidente Petro a que no sea irresponsable, porque uno no puede desconocer los logros del sistema de salud de Colombia a nivel internacional.

SEMANA: El presidente Petro lleva ocho meses de gobierno y sus críticas empezaron desde el trámite de la reforma tributaria. ¿El presidente está mal rodeado o se dio cuenta de que gobernar no es tan sencillo?

C.J.: Hay una mezcla de inexperiencia con soberbia, y lo tengo que decir también muy a mi pesar. Para empezar, la izquierda nunca ha gobernado, no sabe gobernar y no es lo mismo hacer oposición que gobernar. Tenemos una inexperiencia natural porque ningún proyecto alternativo había gobernado Colombia, y esto se ha combinado con una cuota de soberbia.

Y es creer que como somos el primer proyecto alternativo que logró ganar y derrotar al establecimiento, entonces, llegaron con la soberbia de creer que básicamente se cambiaría todo en seis meses, que iban a someter al Congreso entregando unas cuotas por allá y muchos ministerios por acá, y que no iban a ser necesarios la persuasión y el diálogo.

Congreso de la República de Colombia. | Foto: Revista Semana

SEMANA: ¿Y qué le dice al presidente Petro?

C.J.: Yo creo que el presidente Petro se dejó (influenciar) de una sensación de todopoderoso que lo llevó a una actitud soberbia con el Congreso, a una relación realmente muy distante, déspota, en la que el canal de comunicación con el Congreso han sido unos ministros a través de los cuales se entregan unas cuotas y se entregan unos ministerios. Ha faltado un verdadero liderazgo empático con el Congreso.

Uno no puede imponer los cambios a patadas. Uno no puede pretender en un país como Colombia, en el que por 200 años nos han gobernado las mismas élites de derecha de siempre, venir en un primer gobierno de izquierda a patear el tablero, a fracturar todo, a tumbar todo y a creer que así íbamos a lograr una Colombia mejor. Si aquí no dejamos la soberbia y no entendemos que tenemos que dialogar, me temo que el cambio no se va a lograr.

SEMANA: ¿Se arrepiente de haber votado por Gustavo Petro?

C.J.: No, jamás. Creo que Rodolfo Hernández era muchísimo más peligroso para las instituciones. Es un señor que no tiene ninguna formación política, es misógino, machista y acosador. Nunca creí que Hernández fuera una persona capacitada ni con el mínimo de formación política ni ética, porque, además, es un señor con todos los problemas en la justicia. Claramente, para mí Rodolfo Hernández no era una opción. En cambio, siempre he visto que el presidente Petro tiene un compromiso auténtico con la justicia social.

SEMANA: Entonces, ¿en qué se está equivocando?

C.J.: En el camino, porque es en el camino donde están los detalles. Uno puede tener la intención más loable, benévola, pero si uno se rodea de los mismos politiqueros de siempre para lograr ese objetivo, pues probablemente no va a salir. Si uno acude a los mismos atajos de la mermelada y de someter a todo el mundo a punta de puestos, pues el cambio no va a salir. Creo que el presidente lastimosamente ha ejercido un liderazgo soberbio y déspota ante el Congreso.

Julián Bedoya, exsenador y exrepresentante a la Cámara. | Foto: Revista Semana

SEMANA: ¿Cómo lograr los cambios?

C.J.: Lo primero que debería implementar es una política de transparencia y de deliberación pública en el marco de las ideas y de la deliberación para buscar cuáles son esos puntos y acuerdos fundamentales que nos permitan, entre todos, construir un cambio gradual y sostenible para el país.

SEMANA: Hablando de reuniones, Julián Bedoya estuvo en la Casa de Nariño y dicen que busca el aval del Pacto Histórico. ¿Estaría del mismo lado con Bedoya?

C.J.: Lo más vergonzoso de ese capítulo es que a Julián Bedoya lo están metiendo en la Casa de Nariño como un delincuente, como un hampón y lo esconden. Al abogado de papel ni siquiera lo reciben por la entrada principal, que es por donde entra todo el mundo a la Casa de Nariño. Es de público conocimiento que Julián Bedoya apoyó la campaña de Gustavo Petro y movió toda la maquinaria en Antioquia y, en particular, en La Estrella y en algunos municipios. Varios congresistas de la coalición de gobierno desde que nos posesionamos como congresistas nos hemos tragado ese sapo.

Fui yo la que en 2019 sacó las primeras denuncias del fraude en su diploma de abogado, que ha sido reconocido por la Universidad de Medellín, sancionado por el Ministerio de Educación y que hoy tiene a la Fiscalía poniendo en juicio a los profesores y directivas que participaron de ese fraude. Si el Pacto Histórico lo apoya a la gobernación de Antioquia, eso generaría muchas más fisuras de las que ya existen. Dentro del Verde hay varios congresistas que estamos pidiendo, incluso, la independencia del partido, porque cuanto más pasan las semanas y los meses, nosotros más incómodos nos sentimos con el actuar del Gobierno nacional.

SEMANA: Es decir que Julián Bedoya podría ser el que haga estallar esa crisis.

C.J.: Nosotros estamos comprometidos con un cambio para el país, pero queremos hacerlo con independencia. Si el Pacto Histórico se atreve a algo tan ofensivo como avalarlo, yo por lo menos pediría que se me expulsara de la coalición de gobierno de manera inmediata. Así que ya no estaría apoyando los proyectos del Gobierno con mi voto.