El expresidente César Gaviria sigue lanzando críticas a la reforma a la salud de la ministra Carolina Corcho, que se tramita en la Comisión Séptima de la Cámara de Representantes.
El jefe del liberalismo publicó una comunicación en la que reitera su postura frente a la polémica iniciativa y plantea la posibilidad de aplicar sanciones para quienes no cumplan con los lineamientos de la dirección liberal.
“Se aplicarán las sanciones que contemplan los estatutos para quienes se aparten de las decisiones que se consideren de bancada. Esto supone a aquellos que reciban nombramientos u otro tipo de prebendas o compromisos de recursos para destinos públicos o privados, que incurren en violación de normas definidas como de bancada. También se sancionará a quienes anuncien o promuevan el desconocimiento de tales decisiones”, dijo Gaviria.
De hecho, por primera vez el expresidente Gaviria habla sobre la posibilidad de que se cometa un delito contra la administración pública. “Tales conductas podrían ser entendidas como cohecho, con la aplicación de sanciones conforme a los fallos que han sido aplicados por la Corte Suprema en el pasado reciente”.
En la comunicación que se hizo pública en la cuenta del Partido Liberal, Gaviria dice que aquellos que reciban recursos del Estado para vulnerar las decisiones del Partido Liberal serán sancionados.
El Código Penal indica que el cohecho consiste en sobornar a un funcionario publico para que actúe de forma contraria a los deberes de su cargo u obstaculice injustificadamente una acción. Las penas para este delito están entre los 3 y 6 años de cárcel.
Por eso, Gaviria también les pide a los senadores y representantes de su partido que cumplan con su deber en el Congreso de la República.
“Los parlamentarios están obligados a asistir a las sesiones del Congreso, salvo excusa válida, presentada ante la mesa directiva de la corporación. De igual modo, es violatorio según la Constitución, ponerse de acuerdo para no asistir a las reuniones de Comisión o de plenarias”.
Por supuesto esta postura del expresidente Gaviria está orientada a que el Partido Liberal no apoya la reforma a la salud de la ministra Carolina Corcho al considerar que arrasa con los construido en el sistema durante las últimas tres décadas.
“Estamos de acuerdo con el reparo que ha hecho el Partido Conservador sobre el desconocimiento del texto que llevarán a votación, con los múltiples cambios anunciados por el Gobierno y la confusión que esto ha generado al no recoger las líneas gruesas propuestas por los partidos”, agregó.
La alarmante radiografía que hace el expresidente César Gaviria sobre los ocho meses del Gobierno: “Gustavo Petro está equivocado”
Vicky Dávila: Expresidente, esta es la primera entrevista que da desde que Gustavo Petro es presidente.
César Gaviria: Sí, es verdad. Petro tenía claro desde el principio que esto que está haciendo lo iba a hacer. Yo sabía porque él me lo cantó en Florencia (Italia). Entonces dije: “Mejor me quedo calladito”.
V.D.: Muchos consideran que Petro llegó a acabar con todo lo que usted hizo en su Gobierno. ¿Lo ve así?
C.G.: No, él lo dice así. Asegura que todas esas leyes que aprobamos después de la Constitución son las que tienen al país en problemas. Entonces, él personalmente tiene su opinión.
V.D.: ¿Y se lo dijo a usted?
C.G.: Sí, me lo dijo.
V.D.: ¿Usted qué le respondió?
C.G.: Que estaba equivocado. Y ahora que estamos en la discusión de esas leyes, se nota que está equivocado.
V.D.: El Gobierno de Gustavo Petro lleva un poco más de ocho meses. ¿Va bien?
C.G.: No. Por ejemplo, la política de orden público no se le entiende, ni tampoco la paz total. No sé por dónde van a sacar la cabeza porque está creciendo la inseguridad a una velocidad impresionante. La seguridad va a ser el principal tema de la campaña que viene. Ni siquiera va a ser la personalidad de Petro. En economía, creo que lo han hecho relativamente bien porque tienen por ahí a Ocampo, que es una persona bien formada y con buena trayectoria y credibilidad. Sin embargo, están cometiendo errores porque cada cosa que presentan es para tumbar el crecimiento de una economía que ya sabemos que este año va a crecer mal. Entonces, no sé hasta dónde nos va a llevar eso. El crecimiento del país en 2023 puede ser muy bajito, mucho menor de lo que están diciendo los técnicos, esos señores que desde Nueva York y desde un escritorio van diciendo cuánto va a crecer cada país. Yo creo que dicen lo que intuyen y ya.
V.D.: Le insisto, ¿Petro va bien o mal?
C.G.: Es evidente que no va bien. Las cosas no le han salido. Él se ha deteriorado mucho desde que es presidente. Su imagen pública se ha deteriorado bastante. Tampoco ha logrado armar un equipo que sea capaz de ayudarle a llevar la presidencia. Además, a él le gusta mucho estar y hablar por fuera del país, tiene esa predilección. Tiene un mundo de asesores y asesoras a los que uno no sabe bien qué tanto les cree o no. Ese poder de esas personas se ha ido erosionando. Petro le coge desconfianza a la gente muy fácil, él le coge pereza a la gente muy rápido.
V.D.: ¿El gabinete es acertado y asertivo?
C.G.: No. El gabinete tiene un problema de sesgo y de exceso de izquierda que hace mucho daño. Cualquier cosa que sea oficial y pública es buena y cualquier cosa que sea privada es mala. Ahí el presidente tiene especialmente a varias ministras en esa actitud.
V.D.: ¿Quiénes?
C.G.: No, para qué me voy a poner a la tarea de construir una lista de enemigos que ya tengo y que encabeza el presidente (risas).
V.D.: ¿El presidente es enemigo suyo?
C.G.: Sí, claro.
V.D.: ¿Por qué lo dice, expresidente?
C.G.: Porque él me lo ha dicho.
V.D.: No me diga…
C.G.: Pues claro. A él le parece que todas las leyes que sacamos después de la Constitución del 91 son las que tienen a este país jodido. Él está equivocado, porque Colombia, en general, tiene buen comportamiento económico, lo hemos sobrellevado, porque se logró armar una flexibilidad laboral que más nadie tiene, aunque necesita rectificaciones importantes porque se empieza a agotar. Las ideas del Gobierno se empiezan a agotar y creo que las tendencias entre unos y otros también van desdibujando mucho al presidente.
V.D.: ¿Usted se imaginaba que el Gobierno de Petro iba a ser como ha sido hasta hoy?
C.G.: Pues sabía que iba a ser parecido a lo que hizo en la Alcaldía de Bogotá. Eso me lo imaginé siempre. Es que llega un momento en el que él tira la puerta y se va. Pero sí, sí me lo imaginaba, porque ese es su modo de ser. Él se concentra mucho en sí mismo y es muy ególatra, y tiene cierta idea mesiánica de la vida pública y sí, esto es lo que produce eso.
V.D.: The Economist y el senador de Estados Unidos, Marco Rubio, han utilizado la palabra “caos” para definir al Gobierno Petro. ¿Qué piensa?
C.G.: Lo que estamos viendo en el Gobierno es el país, tal como es. Y Petro tiene una política que es muy ajena a lo que es el país. Por ejemplo, hablan de una paz total sin ningún fundamento. El ELN tenía 2.000 personas cuando se hizo la paz con las Farc y ahora tiene 5.000. Y los metieron ahí a la brava, sin ninguna idea de qué iban a hacer con ellos. Entre otras cosas, los dueños del negocio del narcotráfico, las importaciones, los cultivos y todo son los mexicanos, y por eso cualquier negociación termina en México. Entonces eso no va bien y no creo que al final vaya a haber una negociación distinta a una negociación con unos narcos de México.
V.D.: En la reforma a la salud usted se convirtió en el muro de contención y paró al Gobierno en seco para decir: “ese proyecto es malo y los liberales no lo vamos a votar”. ¿Por qué?
C.G.: Porque la evaluación que tiene la gente del sistema es bastante positiva y están en lo cierto. En el exterior realzan la política de salud de Colombia como buena, tal vez la mejor entre los países en desarrollo. Inclusive tenemos un sistema superior al de muchos países desarrollados. Entonces, es cierto que se han cometido errores, muchos, pero se han venido corrigiendo y lo que hay que hacer es cambiar lo que hay que cambiar. Pero ellos quieren arrasar y el problema es que el Gobierno Petro no tiene gente que sepa de salud, así que la arrasada significa que el país va a quedar o quedaría en ceros, como para volver a empezar.
V.D.: Entonces es muy grave…
C.G.: Es grave, sí.
V.D.: ¿Y usted se lo dijo al presidente Petro?
C.G.: No, yo no se lo dije. Pero sí pienso que la mejor idea del mundo no es destruir lo que tenemos y por eso hemos dicho tantas veces construir sobre lo construido y no construir desde cero.
V.D.: ¿Por qué llegamos a esa reforma a la salud de la ministra Carolina Corcho? ¿Cuál es el origen?
C.G.: Es ideológico.
V.D.: ¿Sí?
C.G.: Claro. Petro ve ahí demasiada mano privada y a él lo que le gustaría es hacer un sistema público y él lo dice.
V.D.: El presidente también dijo que en el proyecto de reforma a la salud de Corcho no se va a incluir ningún cambio de los que ustedes están pidiendo, y punto.
C.G.: Si él no cambia de actitud frente a lo que nosotros hemos solicitado, creo que no va a haber reforma a la salud, así de simple. Lo que estamos haciendo es tratando de proteger la parte del sistema que funciona y que se cambie lo que no funciona.
V.D.: Es decir, si no incluyen sus líneas rojas, el Partido Liberal no le vota a Petro la reforma a la salud.
C.G.: Pues claro que no. Él está haciendo muchas cosas que ya se habían pactado con nosotros en la primera etapa de las conversaciones. Eso sí, las negociaban, y después las echaban para atrás.
V.D.: ¿Expresidente, cómo ha visto el papel de la ministra Corcho en el trámite a la reforma a la salud?
C.G.: Más bien negativamente.
V.D.: ¿Por qué?
C.G.: Porque ella (Corcho) es la que, en gran medida, ha dañado los acuerdos que se han hecho. Los acuerdos se hacen y ella va y los daña, y vuelve y se hacen y ella vuelve y los daña. Ella también tiene una visión ideológica de los cambios en la salud y eso es muy equivocado. La salud no necesita cambios ideológicos, sino cambiar lo que no funciona y mantener lo que funciona. Pero a ella esos temas no le interesan y es muy distante y no le gusta relacionarse con los dirigentes políticos. Ha sido un proceso muy desgastante para el Gobierno y para el sistema. De hecho, se le decía a ella: “Oiga, esto va a colapsar si no hacemos algo ya”, y ella como si no le importara. Entonces, mientras tenga esa actitud tan olímpica, que no le importa que el sistema se quebrante, creo que no va a conseguir que el Congreso le vote.
V.D.: ¿Es cierto que usted no quiso volver a hablar con Corcho?
C.G.: No, es que no he hablado con ella.
V.D.: ¿Nunca?
C.G.: Nunca.
V.D.: Increíble…
C.G.: Yo nunca he sido objeto de ese diálogo.
V.D.: ¿Pero no le parece muy extraño?
C.G.: No, no me parece extraño, porque a la Casa de Nariño no me volvieron a invitar. Me convocaron el mes pasado para hablar de la salud, pero desde que el presidente se posesionó no me habían invitado a nada. Yo los dejé porque he podido ejercer mi influencia como director del Partido Liberal sin tantas dificultades. Pero no, no he tenido ningún diálogo con ellos.
V.D.: ¿En esa reunión con el presidente estuvo la ministra Corcho?
C.G.: El presidente nos citó a una reunión de partidos y ella estaba presente y no habló.
V.D.: ¿Usted cree que Corcho ha sido agresiva en sus formas, mientras defiende la reforma a la salud?
C.G.: Sí, la veo agresiva. Esta es la principal reforma que tiene el presidente Petro para tramitar y eso lo han dañado tantas veces que ya no dan ganas de discutir nada con ellos. Cambian de modo de pensar en cada reunión.
V.D.: La ministra Corcho dijo: “Las EPS no curan, las EPS facturan”. ¿Cómo la ve?
C.G.: Como una actitud negativa, porque las EPS tienen muchas cosas buenas y muchas malas, y lo que hay que hacer es cambiar las malas y dejar las buenas. Ella está muy equivocada, muy equivocada. Si trabaja con esa idea de que las EPS solo facturan, pues no va a haber cómo mejorar el sistema.
V.D.: ¿Cómo va a hacer para evitar que los congresistas liberales apoyen la reforma de Corcho a cambio de mermelada?
C.G.: No. Los liberales no se van por mermelada. Primero, porque no les han dado nada. El presidente es un poco extraño. El día en que hicimos la primera reunión con los partidos, empezó diciendo: “Esta es la primera reunión de coalición que hacemos”. Yo le dije: “Oiga, presidente, ¿pero cómo va a ser esto un Gobierno de coalición si todos los ministros que están aquí sentados votaron por usted y por nadie más? Son de ustedes”. A él no le importa.
V.D.: Haber pedido la renuncia de los viceministros fue tomado como un chantaje del Gobierno a los partidos.
C.G.: Sí, fue una cosa de mal gusto y yo creo que ilegal. Creo que es tratar de sembrar la idea de que los ministros se escogen de esa manera, y es una idea muy equivocada que puede tener muchos problemas en el trámite constitucional. Si hacen eso de esa manera, van a encontrar líos en la Procuraduría, la Fiscalía y la Corte.
V.D.: Políticamente, algunos lo consideraron un chantaje.
C.G.: Sí, es un chantaje. Además, esa reforma está mal tramitada, porque hace mucho rato que la Corte Constitucional ha venido diciendo que la salud es un derecho fundamental, había que presentar una ley estatutaria y ellos decidieron ignorar eso, y creo que están muy equivocados.
V.D.: ¿Qué le pasará al congresista liberal que contraríe su orden de no votar la reforma a la salud?
C.G.: No son temas que se puedan mirar en abstracto. No puedo mirar eso como que voy a ejercer una autoridad desproporcionada. Pero es evidente que el director del Partido Liberal tiene hoy muchas más facultades y más capacidad de la que tiene cualquier otro partido. Tiene mucha autoridad, autoridad que además he estado ejerciendo. Hemos tratado de mostrar qué haríamos nosotros y con cuáles criterios trabajaríamos. He dedicado mucho de mi tiempo a eso.
V.D.: ¿Pero podría haber sanciones, por ejemplo, no dar avales?
C.G.: No quiero hablar de eso porque en abstracto es un tema feo y se empezaría a parecer a lo de Petro, entonces no. Eso no puede ser. Tengo que escoger a las personas que nos representen con criterios sanos, limpios, de competencia y conocimiento. Eso de escoger a la gente sin esos criterios es muy equivocado y lo hace a uno equivocar. Mire usted, por citar otro ejemplo, el Gobierno tiene paralizadas todas las vías del país y toda posibilidad de construir una vía más. Esa es una equivocación formidable.
V.D.: Dígales a los colombianos cuáles son los puntos más peligrosos de la reforma a la salud de Corcho.
C.G.: Bueno, el primero es que la ministra es la que va a reglamentar. Eso es un peligro que no hay cómo resolver. Las ideas de ella no ayudan, ha sido el principal obstáculo para que se avance en acuerdos políticos que ya existían. Ha sido la que no ha dejado que eso se haga y la que ha destruido los acuerdos cuando se han hecho. Ese es el principal peligro. Lo otro, es que ella es la cabeza de esa política de que hay que estatizar el sistema. Eso sería un gran error porque llevamos 30 años construyéndolo. El sistema de hoy tiene prestigio.
V.D.: ¿Qué opina de lo que pasó con el exministro Alejandro Gaviria?
C.G.: Fue una cosa fea. Ahí también se ve la mano de la ministra. Ella quiere un entorno donde nadie le discuta lo que piensa y lo que cree. Entonces, el ministro Gaviria, obviamente, debía estar estorbando mucho.
V.D.: Lo botaron.
C.G.: Sí, lo botaron. Se demoró mucho para irse.
V.D.: ¿Se equivocó al aceptar un ministerio en el Gobierno Petro?
C.G.: Pues sí.
V.D.: ¿Nunca debió ser ministro de Petro?
C.G.: Creo que nunca, porque él es una persona bien estructurada que tiene opiniones fuertes y calificadas, ha escrito mucho. No sé por qué se fue para allá, y está pagando las consecuencias muy caras.
V.D.: ¿Será que se equivocó también en no renunciar y esperar a que lo botaran?
C.G.: No creo que se hubiera imaginado que lo pudiera tumbar la ministra, pero se equivocó.
V.D.: ¿Lo tumbó la ministra Corcho?
C.G.: Claro.
V.D.: Pero el que lo botó fue el presidente…
C.G.: Sí, el presidente lo botó, pero es clarísimo que fue ella y nadie más.
V.D.: ¿Todo aquel que se interponga a esa reforma queda en peligro?
C.G.: Pareciera, pero ellos no van a tener la reforma que se imaginan, porque no van a convencer a la mayoría de los congresistas de unas ideas que la gente considera equivocadas.
V.D.: ¿O sea, esa reforma no pasa?
C.G.: No. Esa reforma tiene muchos escollos todavía en el trámite, por el contenido y porque el proyecto del Gobierno es malo. No es bueno. Entonces eso asusta también. Impulsan un proyecto que no le va a servir al país y que nos va a hacer echar décadas hacia atrás.
V.D.: Críticos de la ministra dicen que ella está promoviendo una especie de estrategia para asfixiar a las EPS con el fin de hacerlas colapsar y que, por lo tanto, colapse el sistema.
C.G.: Sí, claro. Y cuando uno le dice a ella que el sistema va a colapsar si no hacemos algo rápido, parece que no le importara. Cree que eso es fácil de resolver y de arreglar. Está muy equivocada.
V.D.: ¿Será que Corcho, siendo un obstáculo, debería apartarse para que haya una concertación en torno a la reforma a la salud?
C.G.: No me voy a poner a darle consejos al presidente. Es un tema de él. Él verá qué hace. No acostumbro a pedir renuncias. Me parece equivocado el papel que ella ha jugado. Creo que ella ha sido la principal enemiga de la reforma y eso se ha visto con mucha claridad.
V.D.: ¿Qué piensa de la reforma laboral? ¿Es buena o mala?
C.G.: Debe ser concertada. Los trabajadores tienen derechos fundamentales que deben prevalecer, que deben ser concertados con los empresarios y con los empleadores que invierten y apuestan por el país. Se tiene que cuidar el empleo y mejorar la calidad. Construir sobre lo construido.
V.D.: ¿Puede haber una ola de desempleo por cuenta de la reforma?
C.G.: Si no se concreta con los empresarios, puede ser. No hay necesidad de atacar a ninguna de las partes. Se deben estudiar las medidas, mejorar la calidad del empleo, darle garantías al trabajador, pero para que haya trabajadores debe haber empleadores.
V.D.: ¿Cómo ve la reforma pensional que propone el Gobierno Petro?
C.G.: La reforma pensional que se hizo no funcionó como el sistema de salud, tuvo muchos problemas y hacer los cambios que hay que hacer es difícil y costoso políticamente. El proyecto que presentaron no arregla nada y abre un boquete, se va a caer.
V.D.: Con la reforma pensional, ¿están en riesgo las pensiones y los ahorros de los colombianos?
C.G.: En este momento no. La solución que proponen es muy equivocada, pero no le quita el ahorro a la gente. Pero están haciendo una reforma pensional creyendo que no va a afectar derechos. Ya hemos visto cómo se vuelven las discusiones sobre pensiones, como ocurrió en el caso del señor Macron en Francia. La verdad no veo cómo van a financiar eso de una manera que sea sensata y razonable. Hay que quitar privilegios y ventajas para poder encontrar recursos que financien lo que quieren hacer.
V.D.: ¿Y qué pasaría con los fondos privados si pasa esta reforma pensional?
C.G.: Ellos quieren que el Estado se quede con el 80 por ciento del sistema y dejar solo el 20 por ciento a los privados. Es una monstruosa equivocación.
V.D.: ¿Por qué es una “monstruosa” equivocación?
C.G.: Porque este sistema se ha ido construyendo a lo largo de los años, ha ido mejorando y todavía puede ser mejor. Pero creer que uno puede financiar una reforma pensional simplemente ordenándole al Banco de la República que gire plata, pues se equivoca.
V.D.: Si la reforma pensional de Petro es aprobada, ¿los fondos privados se van a ir debilitando?
C.G.: De todas las reformas, la pensional es la que está más mal parada, es la que tiene el camino más enrevesado. Hay que ver cómo el Gobierno consigue las mayorías que necesita para tramitar esas reformas que por ahora no se ven.
V.D.: ¿César Gaviria y el Partido Liberal votarán a favor de la reforma pensional de Petro?
C.G.: Esa que presentaron, ni de riesgos. No.
V.D.: ¿Qué piensa de las sugerencias que ha hecho el presidente Petro sobre emisión por parte del Banco de la República?
C.G.: Es muy claro que es una manera de trabajar que destruye, destruye toda la credibilidad que Colombia tiene y que aún no se han gastado. Eso de creer que el presidente puede dar órdenes para entregar recursos de emisión del Banco es una cosa exótica.
V.D.: Ciertamente, el presidente Petro habló de que el Banco de la República hiciera una emisión para reparar a todas las víctimas del conflicto. La cifra es superior a los 300 billones de pesos.
C.G.: Eso también es equivocado. Esa decisión que tomó la Constituyente fue con mucha conciencia, votó todo el mundo, incluidos el M-19 y los partidos de derecha de esa época y los conservadores, porque la idea moderna en economía es que los recursos de un banco central no se puede manejar así. Es un enorme error. Descalifican cualquier gestión. Para eso necesitan la unanimidad de la junta.
V.D.: ¿Le preocupan los pronunciamientos del Gobierno sobre el Banco de la República?
C.G.: Piensan que no hay que cambiar nada y que hay que decirle al Banco de la República: “Gire, gire, gire”. La Constitución dice que eso es totalmente inconstitucional. La independencia del Banco es clara y contundente. Tenga la seguridad de que ninguna junta del Banco va a dejar que el Gobierno se ponga de ruana el sistema financiero y las finanzas públicas. Con ese ministro de Hacienda, con absoluta seguridad, no van a lograr que la junta del Banco se reúna para cumplir las órdenes del presidente Petro. Están equivocados. Nunca va a ocurrir, o pasarán muchos años, pues si gobierna un periodo no más. Es evidente que no lo va a conseguir.
V.D.: ¿Por qué dice “un periodo no más”? ¿Tiene dudas de que Petro se quiera quedar en el poder?
C.G.: Uno de Petro puede pensar cualquier cosa.
V.D.: ¿Qué cosa?
C.G.: Es que a él le va a dar trabajo entregar el poder.
V.D.: ¿Cree eso?
C.G.: Sí.
V.D.: ¿Por qué está tan convencido de eso?
C.G.: Por la manera de ser de él, una cierta omnipotencia que tiene que administrar, por la manera como descalifica a sus propios colaboradores, me da temor. Pero no es una acusación, es un temor…
V.D.: Es un temor, una prevención. ¿Cree que Petro puede hacer cualquier cosa para quedarse en la presidencia?
C.G.: No creo que sea capaz de cambiar la Constitución y además permitir que al Banco de la República lo manejen como una oficina más de la presidencia.
V.D.: Pero acuérdese que en 2018, en la campaña presidencial, Petro propuso una Asamblea Constituyente. En 2022 cambió de opinión. Ahora, Alfredo Saade, precandidato del Pacto Histórico, propuso cerrar el Congreso y convocar a una constituyente. ¿Qué piensa de eso?
C.G.: Es una idea que en Colombia está resuelta. El país tiene una Constitución que tiene prestigio y que se hizo colectivamente y es muy difícil mostrar una nación que haya hecho mayor esfuerzo por consensuar unas reformas políticas. Esas reformas están muy bien establecidas. Pensar que hay ambiente jurídico para hacer grandes cambios en la Constitución o una constituyente es soñar, no es más que eso. Sueñan con algo que en otros tiempos hubiera podido pensar. Ya no.
V.D.: Ha mencionado varias veces la personalidad del presidente. ¿Cree que él, por ser como es, se podría radicalizar si las reformas no le salen?
C.G.: Claro que sí.
V.D.: ¿Eso es peligroso para Colombia?
C.G.: Pues eso no es conveniente.
V.D.: ¿Por qué?
C.G.: Cuando las personas se radicalizan, se equivocan. No hay mejor receta para equivocarse que radicalizar cualquier política.
V.D.: Petro ha convocado a la gente para que salga a las calles a defender sus reformas. Dijo que eso le “encantaría”. ¿Cómo lo ve?
C.G.: Creo que no es capaz de cambiar la Constitución del 91 desde la calle. No es capaz. No va a conseguir el apoyo político que él se imagina.
V.D.: ¿No le preocupa que, al final y por la mermelada, los partidos o los políticos hagan lo que sea?
C.G.: No.
V.D.: ¿No va a pasar?
C.G.: No, no creo. En el Congreso hay disciplina, respeto por la Constitución y no hay voluntad de cualquier cambio. No creo que este Congreso vaya a aprobar una ley que quebrante por completo el sistema de salud, por ejemplo. No lo creo.
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