SEMANA: ¿Cómo llegó al Círculo de Periodistas de Bogotá (CPB)?
CIELO REYES (C.R.): El primer encuentro fue en los premios de la noche del CPB. Llegué a hacer relaciones públicas, y ahí me encontré con el señor Víctor Hugo Lucero, presidente del CPB, quien me entregó una tarjeta. Yo le dejé la mía también, y ese fue el primer contacto. A la semana siguiente, él me propuso que si quería ser socia y miembro del CPB. Le dije que sí, que obviamente me encantaría porque es una institución que he admirado y he respetado mucho a lo largo del tiempo. Así ocurrió. Llené mi formulario y cumplí con todos los protocolos. Después, él me comentó que iba a lanzar unos canales digitales: CPB televisión, radio y prensa, y que le gustaría que yo fuera la presentadora y la periodista de CPB Televisión. Ahí inició el proceso.
SEMANA: Es decir que usted conoció a Víctor Hugo Lucero esa noche, en la entrega de los premios del CPB...
C.R.: Así es.
SEMANA: ¿Qué ocurrió después?
C.R.: Se firmó un contrato de prestación de servicios, por tres meses inicialmente, para ser la presentadora y periodista de CPB Televisión. Pero el señor Víctor Hugo empezó a tener ya comportamientos un poco extraños conmigo. Entonces ahí me di cuenta de que iba por otro lado.
SEMANA: ¿Qué tipo de comportamientos?
C.R.: Primero, halagándome con palabras, que era muy bonita, que era muy especial, que tenía un futuro brillante. Al principio, lo veía como un halago normal, pero ya luego, cuando me despedía de él, empezó a abrazarme fuertemente, como a no querer soltarme, la mano en la pierna, cosas como esas.
SEMANA: En un principio, Víctor Hugo Lucero, de alguna forma, empezó a aplazar el pago de sus honorarios. ¿Qué sucedió cuando llegó la fecha para cobrar el primer cheque?
C.R.: Me dijo que ese cheque estaba retrasado porque había problemas bancarios, entonces me tocó esperar alrededor de un mes para recibir el primer pago. Luego, recibo una llamada un viernes a eso de las 10 de la noche, y me dice que no me preocupe, que ya el cheque está listo y que si nos podemos ver al día siguiente. Le dije que era sábado, entonces me dijo que no, porque tenía clase en el Congreso de la República todo el día.
SEMANA: ¿Cuándo ocurrió esa llamada?
C.R.: El viernes 31 de mayo. Como el sábado iba a estar en clase en el Congreso, me dijo: ‘Entonces, el domingo nos vemos y yo te entrego el cheque’. Esa fue la primera llamada. El sábado no tuvimos ningún tipo de comunicación. Llegó el día domingo. A las 10 de la mañana tuve una llamada con él en la que yo le dije: ‘Mira, me queda difícil hoy domingo porque voy a pasar el día con mis papás, voy a estar con ellos’. Me respondió: ‘Bueno, pues tocará esperar ocho días más para el cheque’. Tenía la presión de que el lunes festivo, que era 3 de junio, él viajaba fuera del país a Marruecos. Entonces tenía la presión de su viaje y la presión de que yo necesitaba el dinero. Cuando fue transcurriendo el día domingo, yo lo llamé a las 4 de la tarde y le dije: ‘Voy a ir por el cheque, porque sí necesito el dinero, no puedo esperar más’. Me respondió que nos veíamos a las 5 de la tarde en las instalaciones del CPB porque estaba cerca de Unicentro. Cogí transporte, me fui para allá, llegué a las 4:45 de la tarde, y él ya me estaba esperando en la recepción.
SEMANA: ¿Estaban solos los dos solos en las instalaciones del CPB?
C.R.: Sí.
SEMANA: ¿Qué sucedió después?
C.R.: Entro a las instalaciones del CPB. Él cierra la puerta y luego me dirige hacia el sofá, en donde quiere que tenga actos sexuales con él. Yo no quería y le dije que no quería hacerlo porque me sentía bastante incómoda. Bueno, empieza a tocarme, yo tenía puesta una sudadera ese día, no quería hacer absolutamente nada y él prácticamente me obligó a tener actos sexuales con él. Después de que pasó lo que pasó, me entregó el cheque, me lo firmó.
SEMANA: ¿En qué lapso sucedió todo eso?
C.R.: Aproximadamente unos 40 a 45 minutos.
SEMANA: ¿En dónde la obligó a tener esos actos sexuales que usted menciona?
C.R.: Dentro de la oficina del CPB.
SEMANA: ¿Qué sucedió después de que usted salió de la oficina de Víctor Hugo Lucero?
C.R.: Salí en un estado emocional muy delicado, me sentí manipulada, utilizada, ultrajada, me sentí muy triste y lo primero que hago es llamar a una periodista del CPB, a Martha Díaz, quien es la presidenta de la Comisión de Disciplina, porque ella vive muy cerca, a una cuadra y media del CPB. La llamo y le pregunto que si está y si puedo ir para allá; me dice que sí. Yo llego allá; ella estaba con unas personas, y cuando todos se van, empiezo a contarle el acoso sexual que he pasado.
SEMANA: ¿Qué le dijo Martha Díaz?
C.R.: Quedó bastante impactada, sorprendida, pero lo primero que hace es ponerse en contacto con la señora fiscal del CPB, Clara López de Medina, para que ella se entere del caso, llevando todo el protocolo que se exige. Al día siguiente, el lunes, me reúno con Clara en el apartamento de Martha. Yo le cuento también los hechos, ella se queda también en un estado de shock, muy paralizada, muy impactada, y dice que vamos a tener una reunión esa misma semana con José María Bolaños, vicepresidente del CPB, que en ese momento estaba a cargo de la presidencia porque el señor presidente (Lucero) no estaba en el país.
SEMANA: ¿Cuánto tiempo pasa para volver a tener contacto con Víctor Hugo Lucero?
C.R.: Pasó esa misma semana, porque el siguiente paso fue que yo entré a una reunión con Clara y con José María Bolaños. Cuando les cuento los hechos, ellos empiezan a indagarme, yo les conté todo, pero al mismo tiempo tratan de convencerme de que me quede callada por protección al CPB, porque ellos querían evitar un escándalo en los medios de comunicación. Incluso yo, como periodista, le hice una pregunta ese día al señor José María Bolaños. Le pregunté: ¿qué pasaría si fuera su hija a quien le ocurriera este hecho? A lo que José María me respondió: ‘Yo lo mato’. Cuando me respondió eso, entonces yo le dije: ‘¿Y yo por qué tengo que aceptar lo que ustedes me están diciendo, de buscar una solución?’. Me dicen: ‘Vamos a decirle a Víctor que te pida perdón’, eso fue lo primero. Lo segundo que me dicen es que ‘te van a estigmatizar, te van a revictimizar, aquí las mujeres siempre salen perdiendo en Colombia, es que este es un país machista’, me dice José María. Luego Clara me dice: ‘No, toca proteger al CPB’, casi me llora.
SEMANA: ¿Trataron de silenciarla?
C.R.: Exactamente.
SEMANA: ¿A qué acuerdo llegaron?
C.R.: En esa reunión, al acuerdo que se llegó es que Víctor Hugo Lucero iba a renunciar a su presidencia.
SEMANA: Se ha mencionado que usted llegó a un acuerdo con Víctor Hugo Lucero, que fue firmado en una notaría, en el que usted se retractó de los señalamientos de abuso sexual. ¿Por qué firmó eso?
C.R.: Yo llegué a ese acuerdo porque me sentí presionada y porque Víctor empezó a prometerme cosas: que me iba a ayudar con cosas, con contactos, con medios de comunicación, y como mi único interés desde que llegué al CPB ha sido darme a conocer a nivel profesional, es buscar una oportunidad, entonces él empieza a manipularme por ese lado, a decirme que me va a ayudar con contactos en España.
SEMANA: ¿Qué la hizo cambiar de opinión y hablar?
C.R.: Muchas cosas me hicieron cambiar de opinión. Primero, porque ahora estoy liderando una campaña en contra del acoso sexual, es un nuevo movimiento que estoy generando, especialmente para las mujeres de todo tipo de profesión, no solo las periodistas, sino para cualquier mujer que tenga que pasar por un acoso sexual en su trabajo, en su labor o en cualquier lugar donde se encuentre. También me ha motivado mucho el apoyo de los socios, de varios socios del CPB, que están ahí conmigo, que creen en mí.
SEMANA: ¿Acudió usted en algún momento a la Fiscalía a poner una denuncia?
C.R.: No quise poner denuncia, la verdad, por varias razones. Primero, porque mi papá tiene un estado delicado de salud y esto iba a ser perjudicial para él, no quería perjudicarlo. Segundo, porque he pasado ya por diferentes tipos de acoso, no solo ahora, sino desde los 14 años, cuando puse una denuncia ante la Fiscalía, porque también viví un episodio con un profesor de inglés y no sirvió para nada.