A principios de año, el presidente Gustavo Petro declaró rota la coalición oficialista en el Congreso de la República por falta de consensos frente a la reforma a la salud. A pesar de esto, en los últimos meses el Gobierno ha venido dialogando con algunos congresistas de distintas bancadas para conseguir votos para sus proyectos, en el marco del denominado acuerdo nacional.

Al parecer, la estrategia rinde frutos, tal como se evidenció en la votación de la ponencia positiva de la reforma a la salud el pasado miércoles, que fue respaldada por 93 congresistas, mientras que solo 43 se opusieron.

Llama la atención que, a pesar del rompimiento con el presidente y las fuertes críticas a la reforma en medios de comunicación, los partidos Liberal y La U fueron un respaldo clave para el avance de la iniciativa.

En los pasillos del Congreso de la República no es un secreto que existe una coalición silenciosa, contradictoria con las posturas públicas de los partidos, en apoyo a las reformas sociales. Esto ha puesto en la palestra pública a colectividades que de dientes para afuera dicen que serán un muro de contención del Gobierno, pero apoyan sus iniciativas al momento de votar.

SEMANA indagó sobre lo que está sucediendo en estas dos colectividades, que juntas acumulan 48 congresistas en la Cámara de Representantes.

En el caso del Partido de la U, el hecho de que algunos congresistas hayan respaldado la reforma del Gobierno generó un fuerte descontento al interior. Por esta razón se convocó a una bancada el próximo martes en donde se pedirá sinceridad y claridad para tomar decisiones en el Congreso. Solicitarán que si hay congresistas que quieren estar con el Gobierno, lo digan honestamente y respondan por sus decisiones personalmente, y no con el logo de la bancada.

Del Partido de la U en Cámara, los 15 congresistas votaron de la siguiente manera: Álvaro Londoño, Ana Paola García, Camilo Ávila, Diego Caicedo, Jorge Eliécer Salazar, Julián López, Milene Jarava, Teresa Enríquez y Wilmer Carrillo, es decir, nueve parlamentarios, votaron positivamente el proyecto del Gobierno. Solo uno votó negativo: Alexánder Guarín; y cinco decidieron no votar: Astrid Sánchez, Hernando Guida, Jorge Eliécer Tamayo, Saray Robayo y Víctor Salcedo.

Hasta antes del debate, quedaron en participar solo hasta los impedimentos, pero eso no se cumplió por parte de algunos parlamentarios.

Bancada del Partido de la U.

Varios congresistas de esa bancada, tanto de Senado como de Cámara, dijeron por fuera de micrófonos que hay una gran molestia en la colectividad por quienes están respaldando al Gobierno, ya que eso les está generando un enorme costo político ante la opinión pública. Reclaman que no es coherente esa decisión, cuando desde el Pacto Histórico los están atacando en medio de las elecciones regionales, como sucedió con la candidata a la Gobernación del Valle, Dilian Francisca Toro, a quienes desde el petrismo criticaron porque el Mais la respaldó.

Esta revista conoció que el inconformismo ha llevado a que se piensen tomar decisiones de fondo el próximo martes en la colectividad. Incluso, algunos de los copresidentes estarían pensando en renunciar a esa dignidad porque no hay un seguimiento a los lineamientos del partido en el Congreso.

Los copresidentes son, de Senado, Alfredo Deluque, Juan Felipe Lemos y Juan Carlos Garcés; en Cámara, Hernando Guida, Víctor Salcedo y Wilmer Carrillo.

¿Qué hay detrás de las decisiones de algunos congresistas de la bancada en favor del Gobierno? Pocos se atreven a decirlo directamente, pero sí se habla de mermelada, lentejas y hasta ‘graneo’. Para varios parlamentarios es claro que el apoyo del Gobierno resulta fundamental para tener una buena gestión en sus regiones.

Uno de los hechos que llamó la atención en el debate de la reforma a la salud fue que el Gobierno dispuso de varios ministros en la plenaria para impulsar el debate. Allí estaban el de Salud, Guillermo Alfonso Jaramillo; el del Interior, Luis Fernando Velasco; y el de MinTIC, Mauricio Lizcano. Este último reunió en medio de la plenaria a varios de la bancada de La U, lo que llamó la atención de otros parlamentarios. ¿De qué hablaron?

Pacto liberal

En la última discusión de la reforma a la salud, 24 de los 33 representantes liberales votaron a favor de la ponencia positiva del proyecto. Los nueve restantes decidieron no votar, lo que significa que ninguno asumió una postura en contra. SEMANA conoció que solo uno de ellos tenía pensado oponerse, pero por un inconveniente personal no asistió.

Representante Andrés Calle, presidente de la Cámara. | Foto: Guillermo Torres Reina

Con una fuerte influencia del congresista Andrés Calle, presidente de la Cámara de Representantes, el Partido Liberal se encuentra dividido y desconectado de su jefe máximo. Además, varios congresistas estarían en busca de satisfacer sus necesidades burocráticas y electorales de cara a las elecciones del 29 de octubre.

Varios congresistas le contaron a este medio que el partido, que en algún momento se pensó que estaba al borde de la independencia frente al presidente Gustavo Petro, se encuentra casi totalmente volcado a favor del Gobierno.

Se dice que entre un 80 y 90 % de los parlamentarios fueron seducidos por la Casa de Nariño. “Está totalmente volteado. Todos le caminan al presidente, han hecho muchas promesas, pero podrían no cumplirse”, dijo un representante, por fuera de micrófonos.

“La ambición y las promesas. La primera característica de un gobierno es que son expertos en incumplir. El grupo de las diez representantes a la Cámara es el más sólido, el de las mujeres, y desde ahí se crearon bloques, creados por el ministro del Interior. Nos tienen viviendo de la esperanza”, dijo otro congresista.

En esto coinciden varias figuras cercanas al partido. Los ministros del Gobierno estarían prometiendo burocracia, participación y ejecución de obras en las regiones, pero preocupa que esto nunca se concrete. Incluso, la posible falta de ejecución presupuestal de esta administración podría ser un factor que jugará en contra de los parlamentarios.

“Este gobierno podría tener hasta el 50 % del presupuesto amarrado y sin ejecutar. Quiere decir que en ese porcentaje podrían estar los sueños y las esperanzas de los congresistas”, conoció SEMANA de un congresista que prefiere que se reserve su nombre.

Por otro lado, el expresidente César Gaviria, líder del liberalismo, siente un profundo desasosiego por la situación actual, ya que varios de sus congresistas apoyan una iniciativa que él considera nefasta.

Sigue considerando que la reforma a la salud quiere arrasar el sistema e incluso tiene un proyecto de Ley Estatutaria para hacerle modificaciones sin destruir lo construido en 30 años. Por esta razón, convocará a una reunión de bancada antes de que empiece la discusión del articulado, con el fin de repensar la posición y que se respeten las líneas rojas.

En el Senado, que se pensaba como un duro escenario para las reformas, el Gobierno también habría seducido a la gran mayoría de parlamentarios liberales.

El expresidente César Gaviria. | Foto: Juan Carlos Sierra

La reforma a la salud atraviesa un buen momento por la negociación del Gobierno con los congresistas al menudeo, pero la aprobación de la iniciativa tendría un precio. Si no se cumplen las promesas hechas a cada uno de los representantes, los legisladores consideran que el resultado podría ser desfavorable.

Es de resaltar que los resultados de las elecciones del 29 de octubre tendrán un peso considerable en la discusión de las reformas. Si el Gobierno es derrotado en las regiones, la cercanía al oficialismo perdería peso y sepultaría las iniciativas.

Otras colectividades, como el Partido Conservador, que se declaró independiente y en contra de la reforma a la salud, ayudó a conformar el quórum y muchos de los representantes no votaron, por lo que tampoco hicieron contrapeso a los apoyos.

Mientras se concreta la supuesta mermelada, el Gobierno reconstruye su coalición en silencio y con migajas. A pesar de no contar con una gobernabilidad robusta, ha logrado que sus reformas avancen a paso lento y con casi nulas modificaciones.