SEMANA: ¿Cómo evalúa el periodo de sesiones ordinarias del Congreso que finalizó esta semana?
JULIO CÉSAR TRIANA (J. T.): este periodo fue particularmente complejo. La coalición que había formado el Gobierno, y con la cual pretendía pupitrear todas las reformas, duró menos de lo esperado. Fue una legislatura donde al Gobierno le fue imposible lograr consensos, acuerdos y donde desestimó el poder del legislativo y la independencia del Congreso, pero lo más preocupante de este primer periodo fue ver a un presidente lanzando duras amenazas al Congreso para materializar sus reformas.
SEMANA: Petro tuvo varios golpes sensibles en sus proyectos, entre ellos, laboral, humanización, ley de sometimiento, entre otros. ¿Qué pasó?
J. T.: el Gobierno intentó tramitar de manera simultánea reformas complejas, impidiendo que el debate se hiciera a profundidad. Además, todos estos proyectos venían con una alta carga ideológica que alertaron al Congreso. La combinación de estos dos factores se vieron reflejados en el hundimiento de varias de sus iniciativas. Todos estos proyectos tenían falencias y problemas estructurales desde su radicación y el Gobierno fue indiferente ante las modificaciones que desde el Congreso se propusieron.
SEMANA: ¿No surtió efecto el cambio de ministros del Interior de Alfonso Prada a Luis Fernando Velasco?
J. T.: es que realmente el problema no son los ministros, es que, desde el Presidente hacia abajo, la carga ideológica es tan fuerte que les impide llegar a consensos y aceptar ideas de las diferentes fuertes políticas que conforman el Congreso. Mientras este Gobierno tenga como imperativo la arrogancia y el no diálogo, cualquiera que sea el ministro va a tener la tendencia al fracaso.
SEMANA: ¿Qué tanto afectaron los escándalos del Gobierno al trámite y aprobación de las reformas?
J. T.: estas polémicas definitivamente han sido un duro golpe a la credibilidad del Gobierno y eso incluye sus reformas. Los sondeos de opinión y la percepción ciudadana cada vez muestran una imagen más desfavorable del máximo mandatario de Colombia. Los congresistas nos debemos a esa ciudadanía, lo cual explica también el distanciamiento que han empezado a tomar algunos partidos políticos con las reformas y el Gobierno nacional.
SEMANA: las reformas pensional y de salud se tramitarán después del 20 de julio, ¿qué ambiente les ve?
J. T.: considero que este receso es un buen momento para que el Gobierno haga un alto en el camino y replantee su estrategia. Esperamos que en la siguiente legislatura podamos encontrar a un presidente abierto al diálogo, que busque generar acuerdos y consensos, que entienda que no está gobernando para 11 millones de colombianos sino para todo un país y eso implica ceder y reconocer errores, si es necesario. La Reforma a la Salud y Pensional son necesarias, pero invitamos al Gobierno a que promueva un gran diálogo nacional para la discusión y debate de las mismas.
SEMANA: ¿Al presidente le faltó escuchar...? ¿Cambio Radical, por ejemplo, hubiera aceptado llamados del Gobierno?
J. T.: el partido siempre ha estado abierto al diálogo. Sin embargo, lo que hemos visto en la discusión de las reformas ha sido un Gobierno que no ha estado dispuesto a ceder en sus planteamientos. Basta con recordar el trámite de la Reforma Tributaria, donde como bancada presentamos múltiples proposiciones, las cuales fueron ignoradas por el Gobierno. Precisamente, esa falta de garantías y espacios en las discusiones importantes para el país fueron las razones principales para declararnos partido de oposición.
SEMANA: confiese una cosa: ¿a los congresistas les asusta la aprobación de unas reformas porque temen que repercuta en las elecciones regionales de octubre?
J. T.: en lo absoluto. Como mencioné anteriormente, nuestras críticas siempre han sido porque nos preocupa el destino del país y esos reparos van más allá de cualquier interés electoral. Insisto, el Congreso es consciente de las reformas que se requieren, pero no unas reformas lideradas con arrogancia y sin posibilidades de discusión. Estaremos siempre dispuestos a hacer los cambios que el país necesita, eso nos reconecta con la opinión pública y le levanta la imagen a nuestra institución.
SEMANA: la CUT está proponiendo al presidente que tramite la Reforma Laboral vía decretos, ¿a usted le parece?
J. T.: esta idea es peligrosísima, atenta contra la democracia y la función de la rama legislativa. Quiero creer que el presidente ni siquiera contemplaría esta opción. Quienes estamos en el Congreso representamos la voz de nuestras regiones y de nuestros electores y, por tanto, es allí donde se deben llevar a cabo las discusiones de los proyectos, ya sea para su aprobación o archivo. Finalmente, le aseguro que tramitar una reforma vía decreto sería demostrar que hemos entrado en una dictadura, lo cual sería copiar modelos peligrosos como el de Venezuela.
SEMANA: ¿Qué necesita Petro para enderezar el rumbo del Gobierno?
J. T.: Petro debe recordar que él no fue elegido por el 100 % de los colombianos que fueron a las urnas. Nos encontramos ante un país dividido y, por tal razón, el Presidente de la República debe empezar a gobernar tanto para los que votaron por él, como para los que no lo hicimos.