En menos de dos días, las disidencias de las Farc han demostrado que representan un papel importante para el gobierno del presidente Gustavo Petro. Al menos, eso parece a juzgar por las más recientes movidas de este grupo guerrillero que se declaró en rebeldía y no quiso ingresar al proceso de paz del expresidente Juan Manuel Santos.
Este jueves 26 de octubre, la Registraduría y el Gobierno se encontraron con sus delegados en un hotel en Bogotá para acordar 21 puntos del país donde coordinadamente permitirán el ingreso de los tarjetones electorales de las elecciones de este domingo.
Y, como si fuera poco, este viernes el país conoció una noticia casi sorprendente: en un comunicado, el grupo armado y Camilo González, delegado de la Casa de Nariño, confirman que los alzados en armas acompañarán las elecciones este domingo en El Plateado, en Argelia, Cauca.
Además, acompañarán en Popayán la apertura de las elecciones, un acto que presidirán Gustavo Petro, el Consejo Nacional Electoral y la Registraduría Nacional del Estado Civil.
¿Por qué sin negociar, al menos, el primer punto de los acuerdos, las disidencias tienen ese privilegio? ¿Sin entregar las armas pueden estar en un escenario en las mismas condiciones que la fuerza pública? ¿Por qué el Gobierno tuvo que concertar con esa guerrilla el ingreso del material electoral a algunas regiones? ¿Quién dio la orden?, preguntan opositores al Gobierno Petro.
El comunicado cayó mal. Hasta la mañana de este viernes 27 de octubre, el presidente no se ha referido al tema porque viaja desde China hacia Colombia, donde participará de los comicios este domingo.
La representante a la Cámara por la Alianza Verde, Katherine Miranda, consideró lo ocurrido como “increíble”. Y se preguntó: “¿Ya firmaron el acuerdo de paz? ¿Ya entregaron las armas? ¿Dejaron de delinquir? ¡El colmo lo que está pasando en el Cauca!”, dijo.
El excongresista Jaime Felipe Lozada, quien fue víctima de las Farc, manifestó que Colombia, nunca en su historia republicana, había tenido un gobierno con tal nivel de descaro y complacencia con el terrorismo.
“Petro no solo arrodilló a la fuerza pública, sino que ahora las disidencias, como si fueran autoridad política, harán apertura de las votaciones en Popayán”, expresó.
Por su parte, la senadora Paloma Valencia, quien hace parte del Centro Democrático, también reaccionó: “Nos montaron caguanes bajo el control de los terroristas y el gobierno de Gustavo Petro cede la soberanía del Estado”, dijo.
De hecho Valencia, quien es oriunda del Cauca, enfatizó en que el Gobierno cedió zonas de despeje bajo el control de los violentos. “La Registraduría y el Gobierno nacional se reunieron con las disidencias ante la imposibilidad de ingresar el material electoral a 21 puestos de votación en Cauca, Meta, Putumayo, entre otros”.
De igual manera, opinó la senadora María Fernanda Cabal. “Petro puso de coadministradores del Estado a los terroristas de las Farc. No solo les pide permiso para adelantar las elecciones, sino que los terroristas estarán al lado del Estado iniciando la jornada electoral”.
El exministro de Justicia Wilson Ruiz tampoco se quedó en silencio: “Señor presidente, que las Farc-EP hagan parte del acto protocolario de la apertura de las elecciones en Popayán es una afrenta contra toda la ciudadanía y una amenaza frontal contra el proceso democrático. Le exigimos que respete a los colombianos que nunca han hecho parte de la violencia”, dijo en redes sociales.
El exsecretario de Gobierno de Bogotá Luis Ernesto Gómez, quien además hizo parte de la campaña de Gustavo Petro en la capital, tampoco ocultó su descontento con la decisión. “Esto es indignante. El Estado arrodillado. Así no se consigue la paz, solo la humillación”, concluyó.
Se espera que el presidente Gustavo Petro se refiera al tema en las próximas horas.