Las demoras en los vuelos que operan en el aeropuerto El Dorado de Bogotá, la terminal aérea más importante del país, tienen un ingrediente que va más allá de las condiciones climáticas o los problemas que presentan las aerolíneas en sus operaciones.

La Aeronáutica Civil trazó un plan de trabajo que sobrepasa las capacidades que tiene esa base aérea, lo que se traduce en que desde el comienzo de cada jornada laboral se sabe que habrá unos vuelos retrasados solo porque se agendaron más despegues y aterrizajes de los que se pueden coordinar.

Desde junio de 2023, la industria hizo un estudio liderado por la IATA en el que participaron la Aeronáutica Civil, Opain y todas las aerolíneas que allí operan para determinar cuál es la capacidad sostenible de El Dorado y hasta dónde esta podría llegar si se le hacían mejoras. En ese análisis se declaró que ese indicador es de 68 operaciones por hora, entre despegues y aterrizajes, empero la Aeronáutica Civil trazó un plan de trabajo que está por encima de ese volumen.

La declaración de capacidad del aeropuerto El Dorado que presenta la Aeronáutica Civil a los actores del sistema adjudica más cupos de los que realmente tiene esa terminal aérea.

La autoridad aérea determinó una capacidad para el periodo de invierno 2024 (que va de octubre de este año a marzo de 2025) de 74 operaciones por hora, un indicador que en la industria aérea se conoce como slots. Esto significa que desde el plan de trabajo que se traza para cada día en El Dorado se está anticipando una sobrecarga del 8,8 por ciento, lo que obliga a demorar la operación.

En términos prácticos, esa situación se refleja en que en Bogotá todos los días se hace un programa de retardo de tierra (que en términos aeronáuticos se conoce como ground delay program), con lo que el sistema de organización de slots (permisos o turnos de despegue y aterrizaje asignados por la autoridad a las aerolíneas y demás operadores del aeropuerto) automáticamente arroja las demoras en los despegues que tendrán lugar en la jornada siguiente para poder organizar los vuelos.

Ese punto es determinante para que cualquier aeropuerto del mundo pueda funcionar, pues la autoridad aérea, en este caso la Aeronáutica, lo que hace es informar cuánta disponibilidad hay para la operación de las aerolíneas, que son las que luego deben solicitar sus espacios de acuerdo con el reporte que envía esa entidad y con las operaciones históricas que cada operador ha tenido en cada una de las franjas horarias.

Las demoras en El Dorado son frecuentes por diversas razones. Esta semana se presentó un evento de humo en la torre de control a causa de un cortocircuito por un electrodoméstico, suceso que dejó aviones en tierra y a otros sobrevolando Cundinamarca durante casi media hora. A comienzos de diciembre hubo una huelga del personal de Migración Colombia que también afectó los vuelos internacionales y conexiones, y las condiciones meteorológicas han retardado y cancelado cientos de vuelos durante este mes.

El estudio de capacidad fue realizado por la IATA en junio de 2023 y encontró que el aeropuerto puede manejar 68 operaciones por hora. Actualmente, coordina 74.

Lo que suceda en El Dorado impacta al resto de aeropuertos del país, y la declaración de capacidad de la Aeronáutica Civil trazada para un aforo superior al real le agrega un componente más a ese complejo panorama operativo que se teje en dicho terminal. Esa entidad fue consultada para este artículo, pero al momento del cierre de la edición no había respondido el cuestionario enviado por este medio y detalló que tal asunto corresponde a una cuestión técnica de las operaciones.

Ha pasado año y medio desde que la IATA les entregó a las autoridades colombianas y a las aerolíneas la información sobre la capacidad real de ese aeropuerto y este sigue teniendo itinerarios que desbordan sus capacidades reales. Fuentes del sector le dijeron a SEMANA fuera de micrófonos que esa declaración de capacidad provocó una presión alta sobre la operación del aeropuerto y le dejó poca flexibilidad para afrontar los distintos retos meteorológicos y operativos que normalmente presenta un mercado tan complejo como este.

Si bien las aerolíneas tienen grupos especializados encargados de coordinar los slots e intentar acomodar los vuelos que llegan y despegan en las franjas horarias trazadas por la autoridad aérea, en ocasiones no logran ajustarlo.

SEMANA consultó a las dos principales compañías que operan en el aeropuerto. Santiago Álvarez, director ejecutivo de Latam Airlines Colombia, indicó que “no se puede cometer el error de solucionar un inconveniente asociado con la temporada de lluvias con una medida como la restricción de la capacidad de El Dorado, que solo generaría un problema estructural al limitar la oferta de sillas y la competencia de diferentes operadores, con los efectos que tiene esto en el consumidor y la conectividad del país”.

El CEO de Avianca, Federico Pedreira, reiteró que “un estudio de la IATA, hecho hace dos años, recomienda que El Dorado tenga 68 operaciones por hora. Sin embargo, se decidió que sean 74, es decir, más capacidad de lo que sugiere la IATA. Desde Avianca hemos venido invirtiendo en la implementación de medidas y sistemas que nos permitan proteger a nuestros clientes”. Pedreira aseguró que la compañía implementó un sistema automático de notificaciones para los viajeros a fin de comunicarles con anticipación los cambios de sus itinerarios ante las demoras que se reportan.

Pero hay un problema más que también es responsabilidad de las entidades estatales y que agrava los retrasos. El sistema ILS categoría 3, que es el que emplean El Dorado y los aviones que operan en este para aterrizar y despegar cuando hay baja visibilidad, no ha estado operando recientemente ni en la pista sur ni en la norte.

Fuentes del sector señalaron que en lo corrido de 2024 la pista norte de este terminal aéreo no ha tenido su ILS categoría 3 operativo ningún día. La pista sur, a su vez, no tuvo operativo su ILS categoría 3 ni en 2023 ni en 2024. Por otro lado, el sistema Harmony, que sirve para gestionar la información de control de tráfico aéreo en tiempo real, presentó inconsistencias durante los primeros días de diciembre. Ese sistema permite aterrizajes en condiciones de muy baja visibilidad. En contraste, los ILS categoría 2 o ILS categoría 1 facilitan aterrizajes en estas condiciones, pero no son tan sofisticados como el que está pendiente de arreglos.

Este panorama acentúa la presión sobre las salidas y llegadas de los vuelos que necesitan pasar por El Dorado y perjudica a los pasajeros, sobre todo durante la temporada de Navidad y Año Nuevo, cuando las frecuencias se incrementan por el número de viajeros que se desplazan por el país.

En este mismo periodo de 2023 se aplicó un plan de contingencia con el que se priorizaron los vuelos comerciales sobre los privados y estatales, el que sería el camino para mitigar esa presión en estas fechas de altas frecuencias aéreas. Sobre la mesa también están las recomendaciones de la IATA desde junio del año anterior a fin de subir la capacidad operativa en hasta 100 operaciones por cada franja horaria, una cuestión que requiere de voluntad de las autoridades estatales e inversiones en infraestructura para entrar en funcionamiento.