La discusión sobre la eliminación del servicio militar obligatorio estuvo en el primer punto del orden del día esta semana por cuenta de dos iniciativas con este propósito que avanzaron en el Congreso.

La primera de ella, aprobada en segundo debate por la Plenaria del Senado, está orientada a que exista una disminución gradual en la obligatoriedad del servicio militar hasta llegar a un punto donde no exista esa medida.

“Este es un proyecto dirigido a los jóvenes colombianos que buscan mejores opciones y que estos jóvenes no estén sujetos a una obligación que se justifica en los países en donde los procesos de paz no estén en marcha”, dijo el senador Humberto de la Calle, autor del proyecto..

La reforma constitucional no acaba con la prestación del servicio militar pero sí con la obligatoriedad por lo que quedaría a potestad de los jóvenes si quieren prestarlo o no.

“Es una medida progresiva, pero es una invitación a la profesionalización y al mejoramiento de las Fuerzas Militares. Es el momento de permitirles a los jóvenes colombianos que busquen la manera de servir a este país desde ángulos que no se limiten a ángulos armados. Es un propósito dirigido a los jóvenes, pero tiene que ver con un proceso de inequidad en la sociedad colombiana, ya que el servicio militar obligatorio solo cobija en la práctica a los jóvenes de los estratos más pobres”, sostuvo.

Esta iniciativa, por ser una reforma a la Constitución, debe superar ocho debates en el Congreso, de los cuales ha pasado apenas dos, por lo que aún está lejos de culminar su trámite y hacerse realidad.

La que sí está cerca de entrar en vigencia en el país es la disposición incluida en la llamada “ley de paz total”, en la que se incluyó la creación del servicio social para la paz, que se convierte en una alternativa al servicio militar obligatorio.

Sin embargo, esta norma no se podrá aplicar de manera inmediata, pues primero el presidente Gustavo Petro debe sancionar la ley, una vez sea enviada por el Congreso, algo que podría ocurrir en las próximas dos semanas.

Pero, además, según quedó incluido en el texto de la norma, el Gobierno deberá reglamentar la puesta en marcha de este servicio social para la paz, un trabajo que puede tardar fácilmente seis meses, luego de lo cual ahora sí los jóvenes podrán tomar esta alternativa.

El servicio social para la paz tendrá una duración de 12 meses, una remuneración conforme a lo también previsto para el servicio militar, y podrá prestarse en algunas las siguientes modalidades:

1. Servicio social para promover la alfabetización digital en zonas rurales o urbanas.

2. Servicio social para el trabajo con víctimas del conflicto armado y la promoción de sus derechos.

3. Servicio social para la refrendación y el cumplimiento de acuerdos de paz.

4. Servicio social para promover la política pública de paz, la reconciliación, la convivencia y la no estigmatización.

5. Servicio social para la protección de la naturaleza y la biodiversidad.

6. Servicio social para promover la paz étnico-territorial, respetando el derecho de autodeterminación, la autonomía, usos y costumbres de las comunidades étnicas.

Críticas

Aun cuando resulta lógico que en un país en paz se prescinda de la obligatoriedad de que los jóvenes –la mayoría de ellos de bajos recursos– tengan que ponerse el camuflado, expertos advierten que en las circunstancias actuales, en las que aún se libra una guerra contra la criminalidad, puede resultar contraproducente.

“Estarían descontando casi el 30 por ciento del pie de fuerza del Ejército Nacional, en unas circunstancias del país muy violentas y complicadas en seguridad”, afirmó el coronel retirado y actual presidente de la Asociación de Oficiales Retirados de las Fuerzas Militares de Colombia (Acore), John Marulanda. Actualmente, solo el Ejército tiene 71.942 jóvenes prestando su servicio militar obligatorio.

A esto debe sumarse el hecho de que no hay recursos para mantener una fuerza tan grande como la que hay ahora si no existiera el servicio militar obligatorio. Entonces, habría que pensar en tener un ejército más pequeño.

Según le confirmó el Ejército a SEMANA, cada joven que presta su servicio militar le cuesta a la institución cerca 856.000 pesos, teniendo en cuenta bonificación, alimentación y transporte.

Esto es poco si se compara con lo que podría costar el reemplazo de esta planta de personal por solo soldados profesionales, que devengan como salario básico 1′600.000 pesos, aproximadamente, sin contar con la manutención en el área de operación, bonificaciones y seguridad social de toda la familia.