En el tercer día de agenda internacional, que está adelantando el presidente Gustavo Petro en varios países de Europa, el mandatario colombiano hizo referencia al espinoso tema de la reelección, la cual ha generado un agudo debate en el país.
Indicó el mandatario colombiano que rechaza a los políticos adictos al poder, señalando que tienen que matar y en últimas se “vuelven genocidas”.
“Es el reto de esta época. Si lo logramos bien, yo he pedido, como los liberales y conservadores antaño, como el proceso de paz que solucionó la segunda fase, que fue otra convocatoria al poder constituyente, la Constitución de 1991, convocar el poder constituyente para incluir el territorio. Ustedes dicen ahora que es para la reelección. Aquí hay reelecciones, pero yo le tengo aversión a los adictos al poder, que hay en la izquierda y hay en la derecha”, expresó Petro.
Y avanzó en su declaración: “La adicción al poder no se diferencia por ideología, sino por talantes personales. El adicto al poder siempre mata, porque para mantenerse en el poder, tiene que matar. Y en el poder, el asesino es un genocida. Porque el poder dimensiona la capacidad de asesinato. Se vuelve un genocida”.
“Bueno, esos ejemplos están en todo el mundo. Pero, aquí en concreto, este es nuestro reto. ¿Cómo incluimos el territorio en la matriz de inversiones del Estado? Se invierte para incluir el territorio excluido y hacer prosperar sus sociedades con un criterio de prosperidad que está marcado por la cultura”, dijo.
También aseguró: “No es lo que nosotros creemos imponerlo, porque ahí generamos otra violencia, sino cómo se desarrolla como la flor. Que era el criterio de desarrollo económico en su acepción más clásica y se transformó en una imposición. O sea, ser como nosotros. Eso no puede ser. Ser como ellos quieren ser desarrollando su prosperidad. Ese es el reto de la actual violencia”.
“La posibilidad de pasar a una era de paz, como la mayoría de las naciones del mundo, sí está a la vuelta de la esquina. Pero implica una transformación de Colombia. Nosotros diríamos revolución, pero para ser más, una transformación de Colombia. Porque tiene que romper privilegios, esquemas raciales, esquemas de exclusión”, anotó Petro.
Y continuó en su discurso: “La democracia es plebeya. Siempre la democracia ha sido plebeya. Aquí los obreros han sido primeros ministros. Eso se llama ser plebeyo. Ser plebeyo en Colombia significa que los negros puedan estar en el poder y que los indígenas y que los mestizos y que los que no descendemos del abuelengo español, que además nadie en Colombia desciende del abuelengo español, porque todos los que llegaron fueron los bandidos que habían en España, que venían a probar nuevas fuertes. Eso es como en Australia”.
“Entonces, digamos, no existe, pero se ha construido a través de los siglos una arquitectura de la exclusión. Incluso en Colombia se hereda a la presidencia. Los apellidos del siglo XIX que fueron presidentes más importantes, digamos. Se cree que por derecho hereditario se puede ser presidente. Pues Petro no tenía ninguna heredad. No sabemos ni dónde venimos. Entonces, les parece extraño ¿cierto? ¿Qué hace ese señor en la presidencia? Les parece extraño lo que no es más sino la lógica de una democracia plebeya. Eso es una redundancia. La democracia siempre es plebeya”, explicó.
Aseguró en el auditorio de una universidad de Suecia: “No puede ser aristocrática. Tiene que ser popular, como lo es nuestro ejército, como lo es nuestro pueblo. Es el pueblo, la diversidad colombiana en el poder. Eso es lo que daría la posibilidad de una era de paz. El mundo puede ayudarnos, claro, pero entendiendo este contexto. Señor de izquierdas europeo, una señora que crea que lo que hay en Colombia es una guerra revolucionaria se estrella contra la realidad. Se equivoca completamente. Si logramos ver que es como una región olvidada se vuelve próspera estando junto al mar, teniendo el puerto al lado y teniendo China al frente y el Japón y California por arriba. Es obvio que la sociedad capitalista de hoy sabe cómo se hace. Y hay que hacerlo. Hay que hacerlo”.
“Ya después hablaremos de qué sigue después del capitalismo, pero eso ya serán nuestros hijos que indudablemente entrarán en esa hermosa discusión. Pero por ahora a Suecia le pediría que entre a ver cómo con la madera, con la pesca, con cosas que se han aprendido en la historia misma podemos sin imponer sino en cooperación con el movimiento indígena, las negritudes y otras formas lograr formas de prosperidad regional que el poder centralizado de Bogotá nunca pudo lograr pudiendo hacerlo”, concluyó su idea Petro.