El presidente Gustavo Petro llegó a la mitad de su mandato. En el tiempo que le resta en el cargo, es claro que insistirá en sacar adelante sus reformas bandera en el Congreso: la de la salud y la laboral. La clave será si el Gobierno logra aprobar o no un fast track que le permita avanzar de manera rápida con sus iniciativas.
Se espera, además, que la Corte Constitucional tome decisiones definitivas frente a la pensional, que ya fue aprobada. La política de la paz total, en los próximos dos años, seguirá siendo una prioridad para Petro, en medio de una difícil situación de inseguridad en los territorios, el cese al fuego y las conversaciones con algunos grupos armados ilegales.
Sin duda, la reactivación económica y la recuperación de la confianza serán otro reto, al igual que el llamado acuerdo nacional, que todavía no tiene forma y al cual Petro se refiere de manera reiterada. En cuanto a la constituyente que el mandatario propuso, aún no llega un proyecto en ese sentido para ser discutido con los congresistas y tampoco se conocen avances del decreto mediante el cual se podría hacer la convocatoria. Petro tiene más de 720 días para consolidar su legado antes del 7 de agosto de 2026, cuando, según la Constitución, debe entregar el poder.
La relación entre el Gobierno y el Congreso estará a prueba. Solo en esta legislatura podrían coincidir por lo menos cinco proyectos de reforma a la salud. De allí debería surgir un consenso. Entre las iniciativas se encuentran la que presentará la Casa de Nariño y la de la oposición. Esta reforma es urgente para el país en medio de la crisis que afronta el sistema.
Hace apenas unos días, la Contraloría hizo graves denuncias contra algunas EPS y se investiga quiénes serían los responsables de que, supuestamente, se gastaran 6 billones de pesos de la salud de los colombianos en viajes, clases de yoga y hasta vales de gasolina. El nuevo modelo de atención en salud de los maestros requerirá soluciones inmediatas del Gobierno.
Otra reforma en la cual se ha empeñado el Gobierno Petro ha sido la laboral. En la pasada legislatura fue aprobada por la Comisión Séptima de la Cámara. Lo que pase con las reformas estará atado a si el Congreso acepta el fast track, anunciado por Petro en la ONU, aunque el ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, encargado de manejar las relaciones con los senadores y representantes, advirtió que puede haber otras salidas distintas a ese mecanismo y que sirvan para generar consensos con los sectores.
Sobre la reforma pensional, que ya fue sancionada por el presidente, la última palabra la tendrán los magistrados de la Corte Constitucional, a donde han llegado demandas contra el texto aprobado por el Congreso. El alto tribunal deberá decidir si la pensional cumple con los requisitos que fija la Constitución.
Uno de los grandes enigmas en estos dos años que le restan a Petro en la Casa de Nariño es si finalmente se la jugará por una constituyente que se tramite bajo las condiciones que fija la carta política, como lo aseguró el propio ministro Cristo, o si, por el contrario, se hacen realidad las advertencias sobre un posible decreto que la convoque.
Desde la campaña, una de las propuestas bandera de Petro ha girado en torno a la llamada paz total, que llevó al Gobierno a decretar un cese al fuego con varias organizaciones criminales. En estos dos años, el presidente apostará por sacar adelante esta iniciativa. Sin embargo, tendrá que superar las dificultades que se han presentado a tal punto que hoy el ELN está dialogando, pero dejó vencer el cese al fuego. Por su parte, las disidencias de las Farc están fragmentadas entre los comandantes que están en la mesa y Mordisco.
Contra este último, el presidente reaccionó debido a versiones periodísticas internacionales que aseguraron que Mordisco tendría un plan para asesinarlo. “Le preguntaría a alias Iván Mordisco si es cierto (...). Creo que el campesinado y sus propias bases armadas ilegales deberían saberlo”, sostuvo Petro. En este tiempo, el presidente deberá fijar una estrategia con las Fuerzas Armadas para retomar el control del orden público en varias regiones del país.
En materia económica, el gran desafío del Gobierno es la reactivación. Esta semana se conoció que la inflación cayó al 6,86 por ciento, el indicador más bajo en los últimos 30 meses. Se espera que el Banco de la República siga reduciendo sus tasas de interés con el fin de que los sectores más golpeados, como el de la construcción de vivienda, se reactiven. Otro reto es impulsar el consumo para que el comercio, la industria y las manufacturas repunten.
Frente al desempleo, Anif proyecta una tasa promedio de 10,9 por ciento para 2024 y de 10,6 por ciento para 2025, advirtiendo la dificultad de volver a un dígito. Indudablemente, el Gobierno tendrá que empeñarse en estrategias eficientes que permitan que el país tenga tasas de crecimiento más satisfactorias. Este año la cifra podría acercarse al 2 por ciento, un nivel aún insuficiente para mejorar metas a la hora de generar empleo y reducir la pobreza. La recuperación de la confianza y la inversión también son claves para reactivar la economía.
La gran tarea que enfrenta la administración Petro radica en conseguir más recursos vía impuestos, en medio de una economía desacelerada. La Contraloría reveló que el recaudo tributario del primer semestre habría sido de 129 billones de pesos, casi 12 billones por debajo de la meta del Gobierno y 19,8 por ciento menos de lo observado un año atrás. Se espera que dicho recaudo mejore en el segundo semestre, como lo han pronosticado expertos del Banco de Bogotá.
El tema económico también dependerá del anuncio del Gobierno de una nueva ley de financiamiento o reforma tributaria, pero esta solo llegaría en la primera legislatura de 2025. El debate sobre este punto en particular todavía es de largo aliento. En lo que tiene que ver con la regla fiscal, el Gobierno tendrá que definir si la respeta o si finalmente se atreverá a hacer cambios.
En el segundo tiempo de su gobierno, se espera que Petro siga teniendo un protagonismo en la región, con sus posiciones ya conocidas, particularmente frente a la crisis que vive Venezuela, el conflicto en Gaza y la guerra en Ucrania, y en otros temas globales, como el cambio climático, la transición energética y la lucha contra el narcotráfico. Su relación con la Casa Blanca estará marcada por el resultado de las elecciones en noviembre en Estados Unidos. Todo dependerá de quién sea el ganador, especialmente, queda la expectativa de qué ocurriría si triunfa Donald Trump.
Petro llegó a la Casa de Nariño con el apoyo de 11 millones de colombianos y la promesa de un cambio. Dos años después de iniciado su mandato, aún está a tiempo de hacer correcciones, disminuir la polarización y lograr consensos. El presidente debe trabajar por su legado y enfocarse en ser recordado no solo como el primer mandatario de izquierda en la historia reciente de Colombia, sino como un demócrata.