El presidente del Congreso, Efraín Cepeda, está metido en un lío por cuenta del ventilador que prendió María Alejandra Benavides ante las autoridades.
La exasesora del ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, está entregando toda la información detallada sobre este escándalo de corrupción que sacude al Gobierno Petro y deja al descubierto el modus operandi que se utilizó para aceitar el voto de algunos congresistas que pertenecen a la Comisión Tercera del Senado.
Las afirmaciones de Benavides generan escalofrío porque son el ejemplo sobre cómo algunos legisladores, según ella, se dejaron comprar la conciencia para votar y aprobar los empréstitos de la nación. La operación era sencilla: recibir jugosos contratos de obras en diferentes regiones del país a cambio de apoyar al Ejecutivo.
La plata no solamente salía de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD), sino también del Instituto Nacional de Vías (Invías).
Sin embargo, el caso que más llama la atención es el del presidente del Congreso, Efraín Cepeda, por la dignidad que ostenta y por ser uno de los mayores críticos del Gobierno Petro. Además, fue el presidente de la Comisión Tercera del Senado en la legislatura pasada (2023-2024).
Todo quedó registrado en los audios revelados por SEMANA y un fiscal leyó la información que entregó la exasesora y que salpica directamente al curtido político del Partido Conservador.
“Cuarto, departamento de Arauca, municipio de Fortul, Radicado 0021, proyecto de mejoramiento y pavimentación mediante el uso de nuevas tecnologías de tramo, conduce de Caño Flores a Sitio Nuevo, en el municipio de Fortul, departamento de Arauca, valor 12.292 millones de pesos. Congresista: Efraín Cepeda, ya salió”, explicó Benavides a la fiscal.
Para Efraín Cepeda habría otro contrato en la misma región, pero con un número de radicado diferente: “Quinto, departamento de Arauca, municipio de Fortul, Radicado 0074, proyecto de construcción de pavimento flexible en la vía que conduce hacia la vereda Palmarito, entre Fortul y Gaitán, Alto Jordán, y Paradiso, en el municipio de Fortún, valor 3.783 millones de pesos. Congresista Efraín Cepeda, ya salió”.
Los detalles de Benavides sorprenden porque justamente en esta semana Gustavo Petro y Efraín Cepeda han tenido una nueva diferencia pública por cuenta de la reforma tributaria. El mandatario aseguró que el legislador era el culpable de la situación económica del país y él respondió que el Congreso debía ser respetado y que no se le daría un nuevo cheque en blanco, haciendo referencia al trámite de una nueva tributaria.
De hecho, Cepeda ha sido uno de los congresistas más críticos de la agenda legislativa del Gobierno Petro y ha votado en contra varias iniciativas del Ejecutivo, pero –al parecer– sucumbió a la tentación de los llamados “cupos indicativos”.
Además de Cepeda, también salen salpicados los senadores Juan Diego Echavarría, Jairo Castellanos, Efraín Cepeda, Juan Carlos Garcés, Juan Pablo Gallo, José Gnecco, Liliana Bittar, Karina Espinosa y Rafael Oyola, quien es el secretario de la Comisión Tercera del Senado.
Todo esto empezó porque María Alejandra Benavides, exasesora del ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, quien resultó salpicada en el escándalo por el millonario saqueo a la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD), se reunió ante una fiscal delegada ante la Corte Suprema y se quebró.
Allí contó detalles específicos, nombres, órdenes y contratos que tuvo que direccionar para comprar la conciencia y los votos de congresistas de la Comisión de Crédito Público, para que aprobaran los empréstitos para la nación.
SEMANA reveló este explosivo testimonio que salpica a su exjefe, el ministro Bonilla, al exministro de Interior Luis Fernando Velasco y al enlace entre el Gobierno y el Congreso, Jaime Ramírez Cobo, quienes, según su versión, le ordenaron tramitar contratos por más de 92.000 millones de pesos para obtener el respaldo parlamentario.
Refiriéndose a su exjefe y con arrepentimiento, dijo a la Fiscalía: “Él me usó, él me usó, por el hecho de ser el ministro de Hacienda, y a él no le importaba el costo que tenía que pagar; él solo necesitaba sacar esto”. Esas fueron las palabras que, entre lágrimas, repetía Benavides, dejando claro que le habían dado la orden de sacar esos contratos para darles los “cupos indicativos” a los congresistas.
Después de esta nueva revelación de SEMANA, el ministro Bonilla no ha hecho pronunciamiento alguno.