SEMANA: ¿Por qué dijo que ojalá Álvaro Uribe se diera cuenta de que, con el triunfo de Lula, la extrema derecha no tendrá ningún futuro?
Edward Rodríguez (E. R.): Tenemos que retomar lo que construimos en 2002 y 2014, un centro social donde se atraiga a las personas y no se les excluya. Hoy el Centro Democrático es un partido excluyente, de élites, donde dicen que se defiende unos valores, pero simplemente todo se queda en palabras. No hay profundidad en el debate. Es un Centro Democrático, al menos su bancada, muy diferente a la que nosotros construimos con Álvaro Uribe e Iván Duque.
SEMANA: ¿Cree que Uribe, su mentor político, está en la extrema derecha?
E. R.: No. Al contrario, Uribe siempre ha sido una persona liberal en sus convicciones y de principios conservadores. Ese es mi llamado, que vuelva a retomar eso, que atraiga a sectores que se perdieron. La ciudadanía está buscando agendas nuevas, pero se quedaron en el pasado. Uno ve a María Fernanda Cabal hablando de Dios y uno se pregunta: ¿a qué iglesia va? Porque no es solamente hablar, es sentir el amor de Dios y el respeto por él, sin excluir a nadie. El partido es una colectividad en la que, si usted no es nieto de un expresidente, no vale nada. Hay que reflexionar porque la ciudadanía no se siente identificada con esas élites.
SEMANA: ¿En qué momento se apartó del Centro Democrático y por qué habla tan fuerte contra su partido?
E. R.: Porque hay que retomar las banderas con las que ganamos en 2002, con las que triunfamos en 2018 y con las que fundamos en el partido en 2014. No creo que las banderas sean esos extremismos, sino donde todo el mundo pueda contribuir. El partido se ha dedicado a desechar a algunos para que se generen divisiones. Eso fue lo que pasó en Brasil y lo que ocurrió en este 2022 en Colombia, no logramos conquistar el corazón de la otra mitad de los electores.
SEMANA: Sus declaraciones son fuertes, ¿no lo distanciarán aún más del Centro Democrático?
E. R.: Ya estoy distanciado desde hace mucho tiempo de Álvaro Uribe. Uno ve con tristeza que nunca me dio la cara por lo que me hizo. Yo creo que él fue el principal causante de que me hayan quemado. No obstante, yo fui leal y sigo siendo leal a mis convicciones. Alicia Arango decía una frase y es que Uribe se acompleja con los apellidos bogotanos y las élites.
SEMANA: ¿Por qué dice que Uribe no le dio la cara?
E. R.: Porque hasta hoy no me ha atendido.
SEMANA: ¿Usted a través de quién lo ha buscado? ¿Usted tuvo cercanía con él?
E. R.: Yo mismo he hablado con él, pero el Uribe que conocimos no es el mismo y eso nos duele. Nosotros conocimos a un Uribe firme, fuerte, que atrae a sectores jóvenes, diferentes liderazgos y se quedó solamente con un sector pequeño de unas élites que simplemente le hablan al oído cosas que no son ciertas y que no representan a la mayoría de los colombianos.
SEMANA: ¿Usted qué le ha querido decir al expresidente Uribe?
E. R.: ¿Por qué nunca me dejó participar en la campaña presidencial? ¿Fue por mi apellido o por qué? ¿Por qué nunca me cumplió lo que me prometió? Él fue quien dijo que yo fuera al Senado; no obstante, lo único que me hizo fue un daño impresionante, creo, sin querer queriendo.
SEMANA: ¿Por qué daño?
E. R.: Eso se vio reflejado. De una u otra forma yo sí lo culpo a él de que me hubiera quemado en el Senado.
SEMANA: Pero, ¿por qué dice que Uribe es responsable de su derrota en el Senado? ¿No le hizo campaña a su favor? ¿No le sumó votos?
E. R.: Al contrario, el hecho de que nunca aclararan que yo era ético para ser senador, pero no para aspirar a la Presidencia, dejó un sinsabor ante la opinión. Yo, que hice el principal paquete anticorrupción, que acabé con el Cartel de la Toga, quedé en vilo porque no se informó por qué yo era ético para ser senador, pero no para ser presidente. Él nunca salió a aclararlo. Nunca salió a desmentir a ese comité de ética mentiroso.
SEMANA: ¿Usted tiene cercanías con el petrismo?
E. R.: Ninguna. Tampoco estoy buscando empleo. Estoy haciendo empresa y me siento orgulloso de eso.
SEMANA: Usted le ofreció excusas a Gustavo Petro. ¿Por qué?
E. R.: Álvaro Uribe me había enseñado que debía ser duro con los argumentos, pero suave con las personas. Yo me fui muy duro contra Gustavo Petro, diciendo ‘paremos a Petro’, y yo sentía en mi corazón que eso no era bueno.
Un día me encontré a Petro en la plenaria y le dije: ‘¿Sabe qué, senador? Tengo que ofrecerle excusas porque yo me fui en contra de la persona y no en contra de las ideas. Soy joven y me queda como lección aprendida. Le ofrezco excusas’. Petro no lo podía creer que yo le estuviera ofreciendo excusas. Al final me dijo. ‘Edward, eso demuestra su grandeza, errar es de humanos. Bienvenidas las excusas’. Terminamos en buenos términos. Yo me equivoqué.
SEMANA: Si a usted Petro lo invita algún día a sus filas políticas, ¿iría?
E. R.: No. No me interesa. Me interesa que el Centro Democrático retome el rumbo que perdió hace mucho tiempo.