SEMANA: En el Chocó se han presentado muchos problemas de orden público. ¿Cómo está la situación?
NUBIA CÓRDOBA: Infortunadamente, estamos viviendo momentos muy difíciles por la violencia en el departamento y han existido en los últimos días hechos de público conocimiento como, por ejemplo, el paro armado y la situación que tenemos en la subregión San Juan, concretamente la cuenca media y baja del río San Juan. Pero hay otros focos de violencia que se mantienen y que han generado una situación humanitaria grave por confinamientos y desplazamientos. Estamos hablando de una afectación rural, pero en los últimos días tenemos una situación muy crítica que está afectando directamente a Quibdó y es la confrontación de las bandas criminales que se encuentran en su jurisdicción y que, dentro de una infortunada situación de fronteras invisibles y de disputa del territorio urbano, están generando un volumen muy alto de ataques.
SEMANA: Con bastantes heridos…
N.C.: Desde el pasado domingo se han generado por lo menos unas 20 personas heridas en ataques indiscriminados de sicarios que llegan a disparar abiertamente contra personas en los barrios que están adoleciendo este problema y que ha generado hasta este momento cuatro personas fallecidas. Esto, dentro de un marco general de homicidios, está superando el indicador de 2023 y nos da cuenta además de una altísima intranquilidad para la ciudadanía. Todo esto está pasando en una ciudad que se encuentra en el marco de la llamada paz total, es una de las tres ciudades del país que está con el acuerdo de paz urbana y que tiene una mesa de negociación sociojurídica con las bandas.
SEMANA: ¿Esos enfrentamientos de los que nos habla, gobernadora, son entre qué grupos criminales?
N.C.: En Quibdó existieron unas bandas llamadas los Mexicanos, los Locos Yam, los RPS y los Zetas, que son bandas que han ido cambiando de denominación. La que se ha mantenido y ha generado mayor renombre, al menos desde el conocimiento de la opinión pública, ha sido en la banda de los Mexicanos porque están en el proceso de la negociación sociojurídica. Empezaron un proceso con unas condiciones del Gobierno nacional. Adicionalmente, hay otros grupos que se presume están conectados con el Clan del Golfo y otros que se van conformando en la medida en que algunos grupos generan injerencia en la ciudad, infortunadamente reclutando a nuestros jóvenes para condiciones de porte ilegal de armas, el ejercicio de extorsión, para el secuestro y el manejo del microtráfico mediante el monopolio ilegal de armas.
SEMANA: ¿Esto quiere decir, gobernadora, que el reclutamiento de menores ha aumentado?
N.C.: Así es. Aquí se están reclutando, no se están usando a los niños como se dice en algunas definiciones. Son jóvenes de familias que realmente tienen unas condiciones muy complicadas y en barrios de Quibdó que han crecido en medio de fenómenos de violencia o escenarios donde, por ejemplo, ha habido desplazamiento desde las zonas rurales del departamento. Este problema se presenta con menores de edad y jóvenes hasta los 28 años. Es escalofriante que la mayor parte de fallecidos sean jóvenes por integrar estas bandas.
SEMANA: Otty Patiño, comisionado de Paz, dijo que el Clan del Golfo se había apoderado de Quibdó. ¿Así de grave es la situación?
N.C.: El Clan del Golfo tiene una presencia que ha crecido en el departamento del Chocó en general, pero no hay que olvidar que también está el ELN. El Clan del Golfo tiene una presencia urbana en algunas cabeceras municipales importantes del departamento del Chocó, y en el caso de Quibdó lo que tenemos es una disputa entre grupos armados y muchas de estas bandas están utilizando las simbologías en sus panfletos y en sus comunicados del ELN. Esa guerrilla ha negado su vinculación a grupos como los Zetas, que se han encargado de infundir terror mediante la modalidad de extorsión, identificándose no como una banda criminal, sino como ELN y exigiendo aportes a la causa guerrerista que tienen. Entonces en Quibdó hay estructuras urbanas, pero en algún momento, sobre todo en el acceso a armamento, se busca apoyo de algún grupo como el Clan del Golfo o el ELN. Se apoderan de barrios, se apoderan de espacios, de zonas para el ejercicio de la criminalidad, se disputan el hecho de que el otro no crezca, no pase, no aumente, no llegue. Y eso es lo que está pasando.
SEMANA: Entonces es una guerra interna entre bandidos…
N.C.: Así es, infortunadamente hay una guerra interna en Quibdó entre fuerzas criminales. Esto está generando situaciones muy difíciles en una ciudad que está haciendo grandes esfuerzos por superar condiciones muy graves, los indicadores de Quibdó son muy preocupantes, los números no mienten y es preocupante. ¿A qué se pueden estar dedicando los muchachos cuando hay 28 por ciento de desempleo y hay 34 por ciento de desempleo juvenil? En ambos casos son los indicadores más altos de desempleo de la nación y en un departamento que está luchando contra el 67 por ciento de pobreza monetaria. Hay una guerra que está alimentada por la falta de oportunidades, hay una guerra que está alimentada por lo vulnerables que son los jóvenes, la ausencia de acceso a servicios y derechos; al reclutamiento de las bandas infortunadamente están cayendo también no solamente quienes están vinculados a la criminalidad, sino familias, jóvenes, personas que simplemente están en el lugar equivocado o en el momento equivocado. Hacemos todo lo posible, pero un alcalde no puede solo, la comunidad no puede sola y la única manera de hacerles frente es con un proceso robusto de inversión, con un proceso robusto de intervención y con un proceso de paz que pueda terminar en una tregua para Quibdó.
SEMANA: Y una gobernadora tampoco puede sola. ¿Se siente maniatada?
N.C.: Yo lo que siento es que tenemos que conversar, las instituciones no pueden seguir obrando en solitario, como si su acción no tuviera un impacto en otros, como si su acción no necesitara de otros para ser concretada. Muy difícilmente una iniciativa que salga del orden central puede ejecutarse correctamente en el territorio sin las autoridades territoriales. Nosotros somos los primeros respondientes y tenemos esa obligación, pero pareciera que todos pensáramos que las acciones que desplegamos alcanzan solas y no estoy de acuerdo con eso, creo que tanto las autoridades territoriales, la misma comunidad, la fuerza pública y el Gobierno nacional debemos trabajar articuladamente.
SEMANA: ¿Cuál es el llamado al presidente Gustavo Petro?
N.C.: Que retomemos las decisiones que se tomaron en torno a que la única manera de erradicar la violencia y la criminalidad de un territorio es generando alternativas de transformación, generando la transición económica, porque cuando hay hambre, no hay paz, el concepto de paz con hambre es imposible. Mientras persista la necesidad de un joven o de una madre que ve a su hijo salir a delinquir por las condiciones que hay en el territorio, no podemos hablar de paz. El llamado al Gobierno es a que reanudemos la intención de generar transformaciones territoriales mediante inversión, entregar a los jóvenes una oportunidad de desarrollo del proyecto de vida que no esté asociada con la criminalidad y con las bandas. Nosotros no podemos solos, no podemos hacer esas inversiones solos, no contamos ni con las herramientas legales, ni económicas, ni financieras, ni fiscales para hacerlo solos.
SEMANA: Usted propuso una tregua por la realización de la COP16, ¿por qué?
N.C.: En el momento en que nosotros pasemos a ser los anfitriones de ese escenario tendremos una responsabilidad mucho mayor que simplemente hablar y pensar en lo que se hará. Allí pasamos a interactuar con aproximadamente 12.000 y 15.000 personas que van a venir de todas partes del mundo y tenemos que protegerlas. Colombia tiene que aprovechar la COP16 para mostrarse al mundo y que no se lleven el mensaje de que tenemos un conflicto. Colombia no se puede dar el lujo de no proteger ese evento y creo que intensificar unos escenarios de conflicto, de guerra y de confrontación durante ese tiempo simplemente va a contribuir a dañar el camino que se ha recorrido hasta hoy. Este es el escenario propicio para las treguas y para frenar afectaciones que puedan escalar el conflicto. Incluso, las disidencias y los grupos al margen de la ley que están haciendo presencia en los territorios adyacentes saben las consecuencias de escalar el conflicto. Creo que un ataque en el marco de la COP16 dañaría profundamente la imagen de Colombia ante el mundo. Creo que lo que se debe hacer es una tregua y proteger tanto a los ciudadanos como a los invitados del evento internacional.