SEMANA: usted estuvo presente con la saliente vicecanciller Laura Gil en Viena. ¿Cómo se entera ella de la salida de la Cancillería?
ALEJANDRO OCAMPO (A. O.): estamos en Viena, soy invitado a esta conferencia de drogas, un evento muy importante que preside Colombia. Estando acá sale la noticia de la salida de Laura Gil después de que ella concede una conferencia de prensa en la que le va muy bien en apoyo a Bolivia con el tema de la hoja de coca. Terminó la rueda de prensa -además su discurso caló mucho entre diplomáticos-, vamos bajando y vemos un titular de prensa que confirma la salida de Gil.
Todo el mundo empieza a preguntar. En la reunión en la que yo estoy empiezan a preguntarme ciudadanos de otros países: “¿Cómo es que acaban de sacar a la jefe de la delegación de Colombia?”. Observo el celular y me entero por la prensa. Ahí se da cuenta la delegación. Podría ser predecible que ella se fuese o no del cargo, pero la diplomacia tiene unos momentos. Uno no puede poner a la jefe de la delegación a interlocutar con otros países tratando de acordar unas resoluciones y cambiarla en medio de una comisión.
Eso no está bien. Eso no se le hace a un diplomático porque debilita al país, la negociación y los acuerdos que necesita Colombia. Para nosotros es muy importante estar acá, es histórico. Además, en ese momento informan que la nombrarán como embajadora de Colombia en Viena. Y resulta que el actual embajador es quien preside la Asamblea. Es una locura. Eso no se hace así.
SEMANA: ¿usted cómo califica lo ocurrido?
A. O.: un oso. Es un oso. Lo que ocurrió es un oso diplomático. El canciller Álvaro Leyva no está midiendo lo que está pasando en el país. Creo que se equivoca en la forma porque en el primer evento importante para Colombia lo que hace es dejar en desventaja al país, lo que hace es generar incertidumbre, una inseguridad jurídica. Eso no es lo que debe buscar un canciller en nuestro país y más ante un tema tan importante como son las drogas.
SEMANA: ¿cómo tomó Laura Gil la noticia?
A. O.: descompuesta. Era la jefe, todo el mundo se tomaba fotos con ella, la felicitaban, la prensa atenta, termina una buena rueda de prensa, sale y le lanzan ese baldado de agua fría.
Yo la vi como shockeada, con incertidumbre, muy afectada. Y no es para menos. Hacen quedar a la persona en ridículo, lastiman lo que es el ser humano, lastiman el desarrollo de cómo debe hacerse el trato con las personas. Creo que si la iban a cambiar no había necesidad de enviarla. De hecho, quien debió estar en Viena era el canciller, pero él envió a una persona y la destituyen o la cambian. Ni siquiera sabemos qué pasó.
SEMANA: ¿por qué cree que ella sale de Colombia y la retiran del cargo?
A. O.: es un error de cálculo del canciller, es un error de tacto, un error político que deja en entredicho la diplomacia en Colombia. La diplomacia tiene unos códigos, tiene tacto, unas formas y lo que hicieron fue dejar al país como improvisador, inestable. Nosotros presidimos la comisión de drogas en Viena. Es que dejaron al país que está presidiendo en bochorno, en oso. Eso generó muchas interpretaciones que no son necesarias.
SEMANA: ¿el canciller le hizo cometer un oso diplomático a Colombia?
A. O.: claro. Es cierto, el canciller no tenía por qué hacer eso. Uno, él debía estar aquí; dos, si no estaba aquí no podía cambiar la jefe de la delegación en medio de las negociaciones que se están haciendo; menos anunciar el relevo del embajador de Colombia en Viena porque él es quien preside la Asamblea. Eso genera inseguridad, inestabilidad, contradicciones, desconfianza.
El país que preside la Comisión de Drogas de la ONU ni siquiera es capaz de coordinar a dos funcionarios, ¿qué vamos a darle la confianza al mundo de que puedan liderar el tema de las drogas? Por favor, eso es un sabotaje.
SEMANA: usted es congresista del Pacto Histórico, ¿lo han llamado de la Casa de Nariño a llamarlo al orden por sus críticas?
A. O.: jamás. El presidente Gustavo Petro es la persona más respetuosa que conozco. Sé que la idea de este cambio no es idea de él, no son sus formas, jamás lo llamaría a uno a preguntarle por qué dijo, por qué expresó.
SEMANA: en ese orden de ideas, ¿usted está en Viena en medio de puros ex?
A. O.: eso parece. Ya no sabemos ni quién es quién. Es una cosa muy loca. Por ejemplo: no sabemos si a Laura Gil la destituyeron o no, si puede participar en esta Asamblea, es una cosa muy maluca. No sabemos si ella hoy es o no funcionaria. El canciller se equivocó. No sé por qué cometió este error que es garrafal.
SEMANA: por último, ¿Laura Gil le contó por qué cree que salió de la Vicecancillería?
A. O.: yo creo que no se llevan bien con el canciller, no tienen la mejor relación del mundo, pero más que lo personal, o lo que pase entre ellos, es el país, es la representación de Colombia. Así no se hablaran o se odiaran, así tuvieran el problema personal que fuera -no sé si existe o no-, pero esto no podía pasar.