“Colombia no solo busca un cambio de Gobierno, sino de era. Cómo me alegra que sean ustedes los protagonistas del cambio que con tanta ilusión buscamos los colombianos”. Esas fueron las palabras de la entonces alcaldesa de Bogotá, Claudia López, en mayo de 2022, cuando Gustavo Petro y Rodolfo Hernández pasaron a la segunda vuelta presidencial.
El 19 de junio de 2022, cuando Petro se convirtió en presidente, López se mostró feliz. “Al fin ganamos. Empezamos a escribir con toda ilusión una nueva página en la historia de Colombia”, dijo. Unos meses después, en diciembre de ese año, en entrevista con SEMANA, la entonces mandataria reafirmó su petrismo. Dijo que votó por Petro y que “lo volvería a hacer, sin duda”.
Sin embargo, en una de sus acostumbradas volteretas políticas e ideológicas, y cuando ve que el Gobierno que ayudó a elegir enfrenta todo tipo de escándalos y críticas, López busca reacomodarse y no asumir ninguna responsabilidad. Ahora califica a Petro de “dictador”, “autoritario”, “caudillo populista de izquierda”, “saboteador”, entre otros calificativos.
Se trata del cinismo de Claudia López y de su acostumbrada actitud oportunista, en este caso, queriendo mostrarse como una opositora del presidente que ayudó a elegir de manera entusiasta. En la campaña de 2022, quien fue el secretario de Gobierno y jefe de gabinete de López, Luis Ernesto Gómez, renunció en su momento a la alcaldía y aterrizó en la campaña del líder de izquierda. Era un gesto claro del apoyo de Claudia a Petro.
Pero a principios de 2023, cuando el presidente le pidió al consorcio chino encargado de construir la primera línea del metro de Bogotá estudiar la viabilidad técnica y financiera de poder modificar la tipología del proyecto, López enfiló su artillería contra el presidente.
Con frases como “esa manía maldita de creerse el mesías”, o “Petro es un caudillo populista de izquierda”, López empezó a acusarlo de sabotear a Bogotá. Una vez dejó la Alcaldía, y desde Boston, donde vive y estudia, Claudia puso en marcha una estrategia muy evidente para que la opinión pública la desvincule de Petro, pero no le ha funcionado.
Por más adjetivos altisonantes que use en contra del presidente, a nadie se le olvidan sus palabras con SEMANA, en diciembre de 2022: “Voté por el presidente Petro, creo en el cambio que representa, a mí me ilusiona. Sé que los cambios generan un poquito de inestabilidad, de temor y hay un poquito de incertidumbre. Es parte de lo que trae el cambio. ¡Carajo, pero al fin ganamos!”.
Por eso, pocos le creen a Claudia cuando dice que Petro “engañó a Colombia” y “destruye y corrompe lo que toca”. Saben que la exalcaldesa volvería a defender a Petro en caso de que necesite sus votos en las próximas elecciones presidenciales de 2026.
La senadora Paloma Valencia, del Centro Democrático, señaló: “Hay políticos que tienen principios que son inamovibles, pero hay otros políticos modelos que se ponen las ideologías que están de moda y las desfilan. Claudia López es una de ellas. Fue una de las más fervientes partidarias en la elección de Petro, tanto así que, desconociendo la ley que prohíbe la participación política de los funcionarios públicos, puso un tuit diciendo ‘ganamos’ y ahora no le gusta el Gobierno. Ella lo que está buscando es apartarse del mismo desastre en el que nos metió”.
“Un corrupto”
El cinismo de Claudia López no solo ha quedado en evidencia frente a Petro, sino que ahora ataca y tilda de “corrupto” a Rodolfo Hernández, a pesar de que meses atrás lo defendía a capa y espada. “Lo maltrataron injustamente en campaña. Quienes lo conocemos sabemos que su lucha contra la corrupción ha sido sincera y eficaz”, se envalentonaba López en plena época electoral al hablar de Hernández. Hoy, sin remordimiento alguno, asegura que quienes votaron por el exalcalde de Bucaramanga lo hicieron “por un corrupto”.
El senador Jota Pe Hernández, de la Alianza Verde, afirmó: “Claudia López está actuando de una forma desesperada y acelerada. Sus posiciones políticas e ideológicas siempre han girado hacia la izquierda. Ahora trata de acercarse a la centroderecha, pero eso le va a costar bastante porque no es lo que su pasado político representa”.
La cambiante posición ideológica de López también quedó expuesta al enfilar sus críticas en contra de Sergio Fajardo, de quien fue su fórmula vicepresidencial en 2018. En privado, de acuerdo con el excandidato presidencial, López le dice “mi príncipe adorado, conversemos”, pero en público dice que “se evade a ver ballenas” y lo atacó recientemente al decir: “El debate no es sobre sus delirios de superioridad”.
“Ella es prisionera de sus palabras, la cogió conmigo y falló. Claudia López me dijo que yo me creía superior. No, la política se puede hacer sin trampa, Colombia va a entrar en una situación muy caótica”, le dijo Fajardo a SEMANA.
Pero estas cambiantes actitudes no son nuevas. Recién llegó al Palacio Liévano se enfrentó al entonces presidente Iván Duque por el manejo de la pandemia del covid-19. Aseguró que las medidas del Gobierno “eran laxas”.
La tensión con Duque se hizo más fuerte en el paro nacional de 2021, En el mismo estallido social, López cuestionó a la Policía y responsabilizó a los uniformados de causarles lesiones en los ojos a los manifestantes. Incluso, encargó una auditoría de los casos de violencia en 2021. Lloró y pidió perdón por lo que llamó “una masacre policial”. Después, López pasó de llamar “mis muchachos” a los integrantes de la primera línea a cuestionar el actuar de ese grupo en la capital.
De igual manera, condecoró a Duque y le agradeció por haber sido el presidente que le dejó a Bogotá la inversión más grande en la historia.
Con Enrique Peñalosa, de quien fue funcionaria en su primera alcaldía, ha ocurrido lo mismo. En 2014, cuando Peñalosa compitió por la presidencia, decía que era la mejor opción para “cambiar este lodazal de corrupción y odio. El país está cansado de peleas”. Fue su coordinadora programática. Pero ahora lo tiene hasta bloqueado en su cuenta en X.
Saltó del barco
La más reciente actitud oportunista de López quedó expuesta esta semana, cuando decidió renunciar a su partido, la Alianza Verde, luego de que Sneyder Pinilla, exsubdirector de la UNGRD, denunció en SEMANA que le entregó 3.000 millones de pesos a Iván Name, por intermedio de Sandra Ortiz, para lograr promover la aprobación de las reformas del Gobierno Petro en el Congreso.
“Me voy porque el Partido Verde terminó cooptado y controlado por una minoría petrista que no representa ni honra los valores, prácticas y principios que he defendido y practicado en mi vida”, argumentó López. Lo que la exalcaldesa no le cuenta a la opinión pública es que en 2018, cuando era fórmula vicepresidencial de Sergio Fajardo, le agradeció su apoyo a Name.
Luego, cuando aspiró a la alcaldía, recibió públicamente el apoyo del congresista y de su hija, María Clara Name, quien después fue elegida concejal de la ciudad y respaldó todos los proyectos de acuerdo que presentó López al Concejo, incluso los cupos de endeudamiento. El mismo apoyo ha recibido de Carlos Ramón González, uno de los fundadores de la Alianza Verde, y hoy director de Inteligencia, quien estaría presuntamente salpicado en el escándalo de corrupción de la UNGRD. Ahora, la exalcaldesa pretende desconocer a sus exaliados.
Claudia López no es coherente y no asume responsabilidades. Cuando fue alcaldesa, se lavó las manos con la seguridad y culpó a otros de su falta de liderazgo. Los colombianos tienen memoria y no olvidan sus volteretas políticas e ideológicas.