SEMANA: Usted fue el último jefe negociador con el ELN hace cuatro años. ¿Es partidario de que los diálogos se retomen en el punto en que quedaron?
JUAN CAMILO RESTREPO: Es una decisión acertada de este gobierno, así como fue desacertada la decisión de Iván Duque de congelar los diálogos con el ELN durante cuatro años. ¿En qué quedaron las negociaciones? Adelantamos una negociación de año y medio en Ecuador y una segunda parte en Cuba. Se avanzó en muchos temas de la agenda; se alcanzó a negociar un cese bilateral transitorio; y se buscaba un cese al fuego más definitivo cuando el ELN cometió la torpeza de atentar contra la Escuela de Cadetes de la Policía. Eso le dio pie al gobierno de Iván Duque para suspender las negociaciones que se retomarán ahora.
SEMANA: ¿Es factible retomar todo donde quedó?
J.R.: Ahí hay un acumulado de experiencias que van a servir mucho, un acumulado de lecciones y documentos, pero naturalmente desde el punto de vista de la logística hay que reiniciar la negociación, hay que buscar qué países serán garantes, hay que decidir cuál será la sede y precisar la agenda. Creo que con las lecciones hay mucho terreno que se puede utilizar en la nueva negociación que se emprenda.
SEMANA: ¿Qué recomendaría por logística?
J.R.: En La Habana solo hay algunos negociadores del ELN. La sede es una cosa que tendrán que negociar bilateralmente. Puede ser Cuba, se haría de paso un desagravio de la manera tan desconsiderada como trató a ese país el gobierno de Duque. Cuba, recordemos, siempre ha sido amiga de la paz de Colombia, anfitriona con las negociaciones de paz con las Farc y garante con el ELN. Si es La Habana, puede ser un gesto de desagravio de Colombia hacia Cuba. Pero igualmente puede ser en cualquier otro país, incluso Colombia. No se puede descartar esa posibilidad.
SEMANA: ¿Usted ve factible que pronto Petro hable de un cese bilateral al fuego con el ELN? O, ¿no es tan sencillo?
J.R.: En general la negociación con el ELN no es nada sencilla. Es un grupo muy fuerte, creció en estos cuatro años, no es como dijo el gobierno de Iván Duque que lo entregaba disminuido. Al contrario, el número de combatientes es más grande que hace cuatro años. De manera que es una negociación difícil. El ELN tiene muchas maneras de negociar que son complicadas, pero no quiere decir que no sea factible la negociación. Me parece que no puede cundir la percepción de que la paz con el ELN está a la vuelta de la esquina. A la vuelta de la esquina podría estar el inicio de unas negociaciones, pero de ahí a que se firme la paz y la desmovilización con este grupo hay un trecho largo. Además, frente al cese al fuego bilateral y permanente, el ELN- al menos en el tiempo en que a mí me tocó compartir con ellos en Ecuador-, lo ve como el fin de un proceso negociador, no como el comienzo.
SEMANA: El ELN negociará en esta oportunidad con un gobierno de izquierda. ¿Eso hará más fácil un eventual proceso de diálogo?
J.R.: Si se negocia con lucidez y cuidado, es indiferente que el gobierno sea de una orientación o de otra. Sentarse a negociar con el ELN no es entregarles todo lo que piden, no es sentarse a entregarle el Estado de derecho, es negociar unas cosas, un proceso de desmovilización, de entrega de armas, de incorporación a la vida política y cese al fuego. Ese es un proceso que puede adelantar un gobierno de centro derecha e izquierda (...) Lo que sí le puedo anticipar es que el ELN es un grupo complicado, resabiado y que no se rendirá antes de que comiencen las negociaciones.
SEMANA: ¿Usted qué le recomendaría a los nuevos negociadores con el ELN?
J.R.: Ojalá que el nuevo gobierno le recuerde al ELN que está obligado, por los protocolos de Ginebra de 1949, a respetar, así sea un grupo alzado en armas, el Derecho Internacional Humanitario, es decir, tiene que abstenerse de hacer acciones de guerra que afecten a civiles no combatientes. Eso está prohibido. Nosotros subrayamos mucho ese punto.
SEMANA: Usted conoce al ELN. ¿Quién es el más complejo para negociar?
J.R.: Ellos ya en la mesa de negociación tienen muy buenas maneras. Ninguno sube la voz. Ninguno toma actitudes estridentes o agresivas, pero son unos negociadores duros forjados en más de 50 años de lucha guerrillera y que se han sentado en muchas mesas de negociación con gobiernos anteriores.
SEMANA: Por último, el ELN tiene muchas divisiones internas, no son como las Farc que tiene un solo jefe. ¿Eso dificulta aún más una eventual negociación?
J.R.: Eso lo hace un poco más complejo, pero no imposible. Naturalmente ellos tienen una organización más descentralizada a diferencia de las Farc que tenían un solo comando central donde las decisiones se tomaban más fáciles.