SEMANA destapó el escándalo de los seguimientos ilegales a Leonardo Colmenares, un humilde profesor de inglés y amigo de Lorena Ospina, esposa del general Luis Mauricio Ospina, comandante del Ejército.

La confesión de una agente de inteligencia que participó en la operación contra el ‘Teacher’, audios e imágenes prueban que el alto oficial dio la orden de investigar al profesor y por lo menos 13 personas de inteligencia y contrainteligencia ejecutaron la operación. Lo siguieron noche y día, entre julio y agosto, mientras lo hacían pasar, en un informe falso, como si perteneciera a las Farc (al frente Carolina Ramírez); de esa forma le rastrearon el teléfono. Querían confirmar por qué se encontraba con la esposa del comandante del Ejército en el Cantón Norte.

Ante este grave escándalo, el ministro de Defensa, Iván Velásquez, ha permanecido en silencio. El presidente Gustavo Petro ha hecho lo mismo.

Entre tanto, el comandante de las Fuerza Militares, el general Helder Giraldo, citó al general Ospina y le pidió explicaciones verbales y por escrito en un informe. Aún Giraldo no se ha pronunciado públicamente ante el escándalo que envuelve a su subalterno.

Algunas fuentes aseguran que en las últimas horas la situación en la cúpula del Ejército ha estado tensa. Pero que el general Ospina tendría el respaldo del Gobierno Petro y por ello está tranquilo, aun cuando aceptó que él ordenó investigar al profesor, lo que terminó en un claro abuso de poder. Se usó el aparato de inteligencia y contrainteligencia al servicio de los intereses personales del general: saber por qué su esposa se reunía con su profesor.

Leonardo Colmenares, profesor de inglés.

Ospina le dijo a SEMANA que pidió investigar al profesor porque este le dijo a su esposa que cuidara a su hija de las drogas. Al general eso le habría parecido extraño y dio la orden que terminó en los seguimientos al ‘Teacher’, los rastreos y la inclusión de su nombre en un informe falso como si se tratara de un integrante de las Farc.

Sin embargo, en la trazabilidad, nunca aparece el supuesto tema de la hija del general. De hecho, el trabajo final consistió en tener videos de los encuentros entre la esposa de Ospina y el profesor en las instalaciones militares.

Este es el segundo caso del Gobierno Petro que evidencia un claro abuso de poder para mitigar intereses personales que nada tienen que ver con el Estado, haciéndolos pasar como si así fueran.

SEMANA reveló cómo la exniñera de Laura Sarabia, mano derecha de Petro, terminó envuelta en un escándalo mayúsculo. Tras la pérdida de un dinero en casa de Sarabia, la exniñera Marelbys Meza terminó sometida al polígrafo en un sótano frente a Palacio, interceptada ilegalmente y perseguida.

Petro sacó del cargo a Sarabia, y a los dos meses la reintegró a un cargo con mayor poder, la dirección del DPS. Hoy sigue siendo su funcionaria de confianza. Marelbys está protegida como testigo y hay varios policías presos.

En el caso del general Ospina es importante ver qué camino tomarán el presidente y su ministro de Defensa: si el de la complicidad y tolerancia o el de la ley que permita que se llegue al fondo de este escándalo de seguimientos ilegales por una orden del comandante del Ejército.

Las denuncias fueron puestas en conocimiento de SEMANA por integrantes de inteligencia y contrainteligencia que se resisten a que unos pocos se tomen uno de los aparatos del Estado más cruciales para la seguridad nacional.

Este sábado, el Comando del Ejército expidió un vergonzoso comunicado para justificar el escándalo que enreda directamente a su comandante. El comunicado dice que el alto oficial sí podía hacer lo que hizo. “Las misiones de Inteligencia y Contrainteligencia son diferentes; están claramente consignadas en la Ley Estatutaria 1621 de 2013. En el caso específico de la función de Contrainteligencia, las actividades buscan anticipar, prevenir, detectar y neutralizar acciones para proteger al personal, las instalaciones, el material y la información”.

Por ahora, el silencio de Iván Velásquez y Gustavo Petro es ensordecedor.