El Capitolio Nacional, sede hoy del Congreso de la República, testigo de posesiones presidenciales y leyes que cambiaron la historia del país estuvo a punto de ser vendido por un presidente colombiano.
El hecho ocurrió tras la crisis de la Confederación Granadina, cuando el país se encontraba enfrascado en inacabables contiendas político-militares y en medio de una grave crisis económica como consecuencia de las guerras civiles de la época.
En medio de la crisis, el presidente liberal Manuel Murillo Toro (1864-1866) resolvió en 1865 abandonar la idea que para ese momento se tenía de construir un Capitolio para convertirse en la sede del Congreso y prefirió ‘echar mano’ del lote en el que se planeaba la obra con el fin de dividirlo en 12 lotes y ponerlo a la venta.
La idea era que con la venta de esos 12 terrenos se pudieran recaudar 107.500 pesos, con destino a las arcas del Estado.
“En las esquinas de la capital apareció, entre los acostumbrados avisos oficiales, el anuncio de que el Gobierno Nacional del señor Murillo sacaba a remate el Capitolio Nacional”, rememoró el escritor Indalecio Liévano Aguirre, en su libro El proceso Mosquera ante el Senado.
Las ambiciones del presidente Murillo Toro, no obstante, no se pudieron llevar a cabo debido a que no se presentaron postores al remate, por lo que el predio, donde está el Capitolio Nacional, continuó en manos del Estado.
Esta llamativa anécdota es parte del libro “El Capitolio Nacional de Colombia, Historia Política y Arquitectura”, presentado en las últimas horas por el Secretario General del Senado Gregorio Eljach, quien decidió publicar la obra debido a que lleva más de 30 años trabajando en el recinto, lo que lo llevó a investigar la historia del que es hoy prácticamente su principal hogar.
“Dentro de la publicación académica se encuentran acontecimientos políticos y arquitectónicos contados por conocedores de estos temas y presenta a dos columnas cómo era el momento político en Colombia desde 1846″, expresó Eljach Pacheco.
El libro está lleno de hechos curiosos, por ejemplo, tal como lo explicó el secretario del Senado, durante la investigación no se encontró evidencia, vestigio, información, fotos, escritos, editoriales, nada que revelará que, en 1926, cuando se posesionó el presidente Miguel Abadía Méndez, hubiera sido inaugurado, que fue el momento en que se dio al servicio el Capitolio Nacional.
Es decir, los senadores y representantes hoy sesionan en un recinto que nunca ha sido inaugurado. Si bien este no es ningún impedimento legal, sí llama la atención que hoy en día los presidentes de la República tomen posesión frente a un Capitolio que aún no ha sido inaugurado.
Congresistas a estudiar
Este libro, que no está a la venta al público, pero puede ser consultado en el Capitolio Nacional, es parte del trabajo pedagógico que en los últimos años ha venido impulsando Eljach y se suma al Centro de Investigaciones y Altos Estudios Legislativos (CAEL), organización creada por ley para darles soporte científico a leyes, reformas constitucionales y debates de control político.
El CAEL, si bien no fue creado por idea del secretario del Senado, sino por una ley, sí es liderado por él, con el fin de servir como fuente de conocimiento para la formación de las leyes y los actos legislativos.
Uno de los propósitos de este centro de estudios es poner a estudiar derecho parlamentario a los congresistas y, sobre todo, a los asesores de las UTL. Según el reporte de Eljach, de 726 leyes que se han aprobado desde 2012 hasta 2023, 11 han sido declaradas inconstitucionales, es decir, solo el 1,5 por ciento. La idea es que la cifra llegue a cero.