Con tan solo ocho meses en el poder, el presidente Gustavo Petro logró esta semana una cita clave con Joe Biden en la Oficina Oval de la Casa Blanca. Se trató de un golpe político detrás del cual hay un interés mutuo: Venezuela. Washington busca que el régimen de Nicolás Maduro garantice elecciones libres y libere a los presos políticos, y la Casa de Nariño puso en marcha desde agosto del año pasado una estrategia para mediar en el complejo ajedrez venezolano.
SEMANA conoció que la reunión entre Biden y Petro se cocinó desde mediados de marzo luego de una llamada telefónica. En ella, el mandatario colombiano le dijo a Biden que era necesario hablar sobre Venezuela.
De inmediato, se fijó la fecha del encuentro. Según la versión del embajador de Colombia en Venezuela, Armando Benedetti, el presidente de Estados Unidos le pidió a Petro mediar ante la crisis de Venezuela y buscar que Maduro y la oposición restablezcan las conversaciones que dejaron abandonadas en México en octubre de 2021.
La cita Biden-Petro era un secreto que solo conocían la jefe de gabinete, Laura Sarabia, el embajador Benedetti y el embajador colombiano en Estados Unidos, Luis Gilberto Murillo. Benedetti viajó sorpresivamente a Estados Unidos el pasado 18 de marzo y se encontró, entre otros, con funcionarios del Departamento de Estado. Allí ambientó la situación de Venezuela.
El canciller Álvaro Leyva, extrañamente, no jugó un papel preponderante, aunque asistió al encuentro del jueves. En una reunión de dos horas, Petro y Biden hablaron de la lucha contra el narcotráfico en momentos en que en Colombia repuntan los cultivos ilícitos.
“Solicité un poco más de ayuda, necesitamos más embarcaciones, más lanchas, más drones. Hasta ahora, los resultados de la interdicción son buenos, hay un avance importante. En Estados Unidos se están presentando también cambios de sustitución de consumos”, explicó Petro. También conversaron sobre la protección de la Amazonia, la propuesta de Petro de cambiar deuda externa por acciones climáticas, la paz total, entre otros asuntos. Sin embargo, eso se convirtió en paisaje frente al plato fuerte del diálogo: Maduro y la oposición.
De acuerdo con fuentes consultadas, Biden le reiteró a Petro la importancia de la conferencia internacional sobre Venezuela que se realizará este martes 25 de abril en Bogotá y que servirá como punto de partida para llevar a las partes a reanudar los diálogos. El encuentro será a las once de la mañana en el salón San Carlos de la Cancillería. Petro busca que Estados Unidos levante las sanciones económicas contra Venezuela.
Tras el encuentro Biden-Petro, el asistente especial del presidente Biden y director principal del Consejo Nacional de Seguridad para el Hemisferio Occidental, Juan González, confirmó: “Hemos dejado muy claro que estamos dispuestos a aliviar la presión y las sanciones con base en pasos concretos”.
La cumbre entre Petro y la Plataforma Unitaria de Venezuela, que agrupa a los partidos opositores de Maduro, se iba a desarrollar en la Casa de Nariño, pero a última hora se cambió el sitio. El presidente colombiano quiere un evento más privado. En nombre de la oposición asistirán Gerardo Blyde, Stalin González, Roberto Enríquez, entre otros. Asimismo, participarán cancilleres y diplomáticos de 19 países, entre ellos, Reino Unido, Francia, España, Portugal, Italia, Noruega, Alemania, Chile, Canadá, México, Argentina, Brasil, Sudáfrica, Turquía y Honduras.
De parte de Maduro no asistirá ningún representante, pese a que no se descarta el arribo a Bogotá de Jorge Rodríguez, presidente de la Asamblea Nacional. Aunque se especuló la presencia de Maduro, jamás se contempló porque él enfrenta una orden de captura internacional. En representación del presidente Biden asistirán Juan González, el exsenador demócrata Chris Dodd, hoy asesor de Biden, y Jon Finer, viceconsejero de Seguridad Nacional en la Casa Blanca.
Antes de la conferencia en la Cancillería, Petro se reunirá con los líderes opositores. Inicialmente, se contempló que dicho encuentro se realice este sábado 22 de abril en la Casa de Nariño, pero es posible que sea el domingo. El presidente no quiere dar un paso en falso y busca explorar todo el escenario con los contradictores de Maduro antes de la cumbre internacional. Petro se juega una carta difícil.
Aunque Stalin González, representante de la delegación de la Plataforma Unitaria, valora su iniciativa y cree que es una buena oportunidad para restablecer los diálogos, otros líderes quieren medirle la temperatura al mandatario colombiano. Tienen claro que Petro puede llevar nuevamente a Maduro a la mesa de diálogo, pero es muy cercano a él y en Caracas lo llaman jocosamente el nuevo “canciller de Venezuela”.
En sus primeros ocho meses de gobierno, ha viajado en cuatro oportunidades a Venezuela para reunirse con Maduro. En cualquier caso, no será la primera vez que Petro se encuentre con Blyde, el líder opositor. El 10 de noviembre de 2022, el presidente colombiano se reunió con el mandatario de Francia, Emmanuel Macron, y allí estuvo presente el contradictor de Maduro.
Petro ha insistido en la necesidad de una amnistía para los presos políticos y el regreso de Venezuela a la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH). Por eso, los críticos del régimen esperan que Petro se sostenga en esas peticiones.
Además, le pedirán que no insista en el levantamiento de las sanciones de Estados Unidos contra Venezuela hasta que Maduro regrese a la mesa y haya elecciones libres y democráticas en 2024. Ellos temen que Maduro juegue sucio y siga atornillado en el poder, evitando una jornada electoral transparente. Tras su encuentro con Biden, Petro ya fijó un rumbo para el diálogo del próximo martes: “Primero, hacer elecciones y, después, levantar sanciones, o paulatinamente, en la medida que se va cumpliendo una agenda electoral, se vayan también paralelamente levantando las sanciones”.
Para un sector del país, llama la atención el interés de Petro por el vecindario, pese a que, como se dice coloquialmente, el rancho interno está ardiendo. El analista Vicente Torrijos señala que el presidente encontró un camino para influir en el hemisferio al buscar un nuevo modelo de liderazgo en la izquierda continental.
Además, está aprovechando que el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, se acerca a los 80 años y arrastra un desgaste natural, y el presidente de Chile, Gabriel Boric, es demasiado joven para imponer su liderazgo. “Quiere ir más allá de gobernar a Colombia y convertirse en un líder continental de la izquierda”, sostuvo Torrijos.
Pero corre riesgos, entre ellos que Maduro no llegue a ningún acuerdo con sus opositores. Aun así, las negociaciones se extenderán durante meses y le darán a Petro una vitrina internacional. Según Benedetti, el presidente no es ningún mediador.
“Es verdad que el mandatario colombiano ha tomado una iniciativa para acabar con las sanciones a Venezuela por parte de Estados que le acabaron el 75 por ciento del producto interno bruto. Todas esas sanciones tienen que ver con nosotros. Allá hay 4 millones de colombianos y 5 millones en la frontera”, dijo Benedetti.}
Este no será el primer intento de Petro de intervenir en los conflictos del vecindario. A comienzos de su gobierno, buscó mediar en la crisis derivada por Daniel Ortega en Nicaragua, pero no corrió con suerte. La apuesta con Maduro puede catapultarlo o desgastarlo, pero los problemas en Colombia no dan espera.