Fiscales delegados ante la Corte y de la Unidad Anticorrupción tienen en sus manos la gran responsabilidad de contarle al país, junto a los jueces, la verdad sobre la financiación de la campaña presidencial de Gustavo Petro en 2022 y si hubo plata sucia y violación de topes. ¿Quiénes dieron ese dinero, cómo y a cambio de qué? ¿El candidato sabía? El llamado proceso 15.000 ya empezó.
Así se conoce tras la confesión del embajador Armando Benedetti en los explosivos audios que reveló SEMANA. En los últimos meses, él mismo le venía reclamando un espacio político a Laura Sarabia, exjefa de gabinete del Gobierno, y le recordaba que le organizó más de 100 reuniones al entonces candidato y consiguió 15.000 millones de pesos. “Qué tal que uno diga quién fue el que puso la plata en la Costa (...) Lee cómo empezó el hijueputa (proceso) 8.000 y por qué empezó (...) Yo salgo y cuento todo lo que sé. Sé bastante para acabar con el mundo, ¿oíste? Con el de ustedes y con el mío. Osama Bin Laden, cuando tumbó las Torres Gemelas, le importaba una mondá la imagen y si lo iban a matar o no lo iban a matar, pero tumbó las Torres Gemelas”, le advirtió Benedetti a Sarabia.
Hoy, la Fiscalía tiene indicios claves. Las graves revelaciones de Benedetti y las denuncias de Day Vásquez contra su exesposo Nicolás Petro, hijo del presidente, en las que advirtió, también en SEMANA, que, en plena campaña en la costa caribe, él le recibió más de 600 millones de pesos al exnarcotraficante Santander Lopesierra, conocido con el alias del Hombre Marlboro, y unos 400 millones de pesos al hijo del polémico Turco Hilsaca. Según Vásquez, Nicolás Petro se apropió de los dineros para invertirlos en una lujosa casa en Barranquilla. Sin embargo, los fiscales investigan si a la campaña entraron más recursos y de dónde procedían.
Aunque Ricardo Roa, exgerente de la campaña, negó que Benedetti hubiera aportado o gestionado dineros para Petro, ya existen varias líneas de investigación que tendrán que ser confirmadas o descartadas. Si hubo aportes sucios, que además habrían permeado la campaña en la costa pacífica, ¿llegaron de manos de narcos y contratistas interesados en poner presidente para luego recibir beneficios y negocios a cambio? ¿Es cierta la teoría de que Nicolás Maduro puso plata? En todo caso, cuando se le preguntó por el origen de dichos dineros, Benedetti le dio una respuesta a SEMANA que encendió todas las alarmas: dijo que la plata no era de “emprendedores”.
Testigo creíble
Benedetti se retiró del Partido de la U y, de inmediato, aterrizó en la campaña de Petro. Fue el primer político tradicional que se atrevió a irse a las toldas del petrismo. Benedetti, en ese entonces, era el mismo de hoy, con sus audacias y defectos, y sus procesos judiciales a cuestas. Todos lo conocían bien. Aun así, Petro le entregó la campaña y lo convirtió en su hombre de confianza. Benedetti le organizó la estructura, le controló la agenda, lo acercó a la prensa y a los empresarios e incluso se ocupó de que la vida personal de Petro no afectara sus aspiraciones presidenciales. Petro empezó a marchar al ritmo de Benedetti, quien fue su sombra. Al ganar las elecciones, el presidente lo nombró embajador en Venezuela, le encargó la tarea de restablecer las relaciones con el vecino país e incluso buscar el retiro de las sanciones de Estados Unidos contra el régimen de Maduro.
Sin embargo, Benedetti se aburrió de su misión en Caracas y su único interés era regresar a Bogotá a ocupar un cargo de relevancia en la Casa de Nariño. El tire y afloje empezó en abril. Según se escucha en los audios, le habían prometido que sería nombrado en una nueva responsabilidad tan pronto sus problemas judiciales estuvieran bajo control. Laura Sarabia, quien fue su secretaria privada en el Congreso, y que Benedetti llevó a la campaña de Petro, se convirtió en la mujer más poderosa del Gobierno y la mano derecha del presidente. Ella le ofreció ser ministro del Interior, canciller, tener un cargo relacionado con los asuntos de paz y hasta dirigir el equipo político del petrismo para las elecciones regionales y locales de octubre.
Pero fue en una reunión hace pocos días en la que Petro acordó con Benedetti concretar la idea de que él fuera una especie de superministro que coordinara todo el gabinete. No obstante, nada de eso se cumplió. Por el contrario, estalló la peor crisis del Gobierno después de que Sarabia puso a Benedetti a esperar por más de tres horas en la Casa de Nariño, cuando el entonces embajador llegó a una cita con el presidente.
“Salí llorando de Palacio”, se le escucha a Benedetti decirle a Sarabia, en medio de su indignación. No hay duda de que el embajador se sintió traicionado y le demostró a Sarabia y al propio presidente que su mayor arma contra ellos es tener una verdad demoledora sobre lo que pasó en la campaña. “Nos hundimos todos, nos vamos presos”, le dijo Benedetti a Sarabia.
Aquí surgen varias preguntas: si Benedetti estaba amenazando a Petro y a Sarabia con hechos mentirosos sobre la entrada de dineros ilegales a la campaña, ¿por qué no lo declararon insubsistente de manera inmediata? ¿Por qué lo han mantenido aún en el Gobierno? ¿Por qué el presidente no denunció públicamente y ante las autoridades que estaba siendo víctima de chantaje y amenazas por parte de su embajador?
Nada de eso ocurrió. Por el contrario, a pesar del anuncio de Petro, el pasado viernes 2 de junio, Benedetti seguirá estando a cargo de la embajada hasta el día 23 de este mes. Asimismo, SEMANA pudo confirmar que, aun después de que Benedetti le envió los comprometedores audios a Sarabia durante varios días, el presidente siempre estuvo en contacto con él. Le pidió calma, defendió a Sarabia, trató de mediar entre los dos y le ofreció prácticamente un ascenso a Benedetti, el de ser un superministro, algo que nunca se concretó. Sin lugar a dudas, el silencio de Benedetti era fundamental.
Tan pronto estalló el escándalo, la estrategia del Gobierno fue diferente. El canciller Álvaro Leyva se refirió a Benedetti como un “drogadicto” sin credibilidad, pero no pudo explicar por qué esa misma persona de la que denigraba en público fue nombrada en Caracas y aún sigue en el cargo. Igualmente, otros miembros del Gobierno iniciaron una campaña de desprestigio contra el hombre que hoy es el principal testigo para descubrir si Petro fue elegido con plata sucia o no. Dicho plan llegó hasta Maduro, a quien le dijeron que, supuestamente, el embajador lo había ‘sapeado’ ante las autoridades de Estados Unidos. Solo con este hecho pusieron en vilo la seguridad de Benedetti y de su familia.
Esta semana, sin mencionarlo, Petro dijo que Benedetti tiene “problemas personales de salud” y señaló que los medios se habían aprovechado de él para manchar su campaña. “Lo cogen como si fuera una mercancía a ver si dice que la campaña de Petro recibió siquiera un dólar del narcotráfico. Están allí sobándose las manos a ver en qué momento aparece la noticia con la cual podrían destruir el gobierno popular”, dijo Petro en medio de las manifestaciones de apoyo a su gestión. Los audios del embajador forman parte de una conversación privada con Sarabia, que se divulgó por el interés público de la misma. La revelación de SEMANA fue el pasado domingo 4 de junio, mientras se ponía en marcha una estrategia para desvirtuar el testimonio de Benedetti y limpiar el nombre de Petro y de su campaña.
Hoy, Benedetti está fuera del país. El pasado miércoles, tomó un vuelo hacia Estambul y aseguró que se trataba de un compromiso personal. Sin embargo, denunció las graves amenazas que él y su familia han venido recibiendo.
Las cuatro investigaciones
SEMANA conoció detalles de cómo los fiscales están abordando cuatro líneas de investigación a propósito de los escándalos que han sacudido al Gobierno.
En el proceso 15.000, en las próximas semanas, Benedetti será llamado a declarar y los investigadores contrastarán lo que revela en los audios con su versión. Aquí hay dos posibilidades. Que el Benedetti amenazado y presionado no esté dispuesto a colaborar, se retracte e incluso acuda a que se trató de un momento de rabia bajo estado de embriaguez, como lo dijo en Twitter. Pero hay que tener presente que los mensajes que él le envió a Sarabia fue a lo largo de varios días y lo que le dijo fue de manera intencional, sabiendo por qué y para qué se lo decía.
Ella siempre se mantuvo prudente y lo que hacía era invitarlo a conversar en Bogotá para solucionar el problema. En ningún momento le dijo que lo que él aseguraba sobre la campaña era una falacia. A cambio, parecía que ella estaba enterada perfectamente de todo lo que decía Benedetti. La otra opción es que el embajador decida colaborar con la justicia. Su testimonio, por sí mismo, tiene un gran valor probatorio, pues se trata del hombre más cercano a Gustavo Petro en la campaña. Ese nivel de confianza permite inferir que Benedetti fue testigo de primera mano de todo lo que sucedió en el camino de Petro a la presidencia.
Los audios, en todo caso, dejan en el aire una posibilidad y es que Benedetti pueda incluso aportar su testimonio ante Estados Unidos. De hecho, la congresista republicana María Elvira Salazar ha estado empeñada en que el embajador sea escuchado en el Congreso estadounidense, aunque el mismo día que el presidente anunció que Benedetti se iba del Gobierno le retiraron el pasaporte diplomático. “¿La administración Biden le daría una visa al señor Benedetti para que venga al Congreso a decirnos cómo Petro financió su campaña?”, se preguntó Salazar.
En la investigación del proceso 15.000 se revisarán a fondo las cuentas de la campaña y la información que reposa en el Consejo Nacional Electoral. El embajador ya tuvo los primeros contactos esta semana con la Fiscalía para hablar sobre las amenazas en contra suya y de su familia.
Una de las pistas en este caso de la financiación de la campaña de Petro, y que coincide con lo dicho por Benedetti en los audios, tiene que ver con las revelaciones de Day Vásquez, exesposa de Nicolás Petro. Para los investigadores es claro que hay un “vínculo” entre lo dicho por ella y lo afirmado por Benedetti. Por eso, se están cruzando datos y circunstancias de ambos testimonios para tratar de identificar las conductas, los implicados y los posibles delitos. Según fuentes cercanas a la investigación, las pruebas de Day Vásquez contra Nicolás Petro son tan contundentes que, en los próximos días, no se descarta que el hijo del presidente pueda ser imputado.
La segunda línea de investigación hace referencia a las interceptaciones ilegales de los teléfonos de Marelbys Meza y Fabiola, dos humildes mujeres que trabajaban al servicio de Sarabia en su vivienda. Ambas fueron chuzadas con la excusa de que pertenecían al Clan del Golfo, a tal punto que les crearon falsos prontuarios y alias. Esta semana, los cuatro policías que ya fueron llamados a interrogatorio decidieron guardar silencio. ¿Lo hicieron acaso para proteger el nombre del autor o autora intelectual de las chuzadas? En este capítulo hay evidencia que comprometería a otros uniformados en las interceptaciones y que, en las próximas semanas, podrían ser imputados por los delitos de falsedad en documento público, fraude procesal, violación ilícita de comunicaciones y violación de datos.
En este caso, es importante el descubrimiento que la Fiscalía hizo en los últimos días y es que el celular de Marelbys Meza fue llevado sin su autorización, y sin orden judicial, a una misteriosa oficina ubicada en el piso 13 de un edificio de la Dian cerca a Palacio. Allí le habrían hecho una copia espejo al aparato. Esto explicaría por qué dejaron incomunicada a la niñera por más de cuatro horas, mientras la sometían a un fuerte interrogatorio en el polígrafo en un sótano frente a Palacio. En ese momento iban tras una fuerte suma de dinero que se le había perdido a Sarabia en su casa. Sobre la posible culpabilidad de la exjefa de gabinete en las chuzadas, las investigaciones mostrarán la verdad. Lo único cierto hoy es que, en el caso de las interceptaciones ilegales a sus empleadas, ella era la directamente beneficiada con la información. ¿Quién dio la orden? Además, hay un dato clave. Las chuzadas iniciaron justo el día en que Marelbys pasó por el polémico polígrafo.
El tercer frente de investigación hace referencia puntualmente al interrogatorio al que fue sometida la niñera, ya que los investigadores advierten que nadie puede ser interrogado en Colombia sin el acompañamiento de un abogado. Además, en este caso, el robo doméstico que sufrió Sarabia en su vivienda se presentó como si se tratara de un asunto de seguridad nacional, pero no lo era. Fue un caso doméstico que involucraba a Marelbys Meza, una particular que no trabajaba para el Gobierno.
Justamente, la cuarta línea de investigación apunta a establecer qué fue lo que verdaderamente ocurrió en la casa de Sarabia el día en que se le perdió un dinero en efectivo. Primero, dijo que eran entre 3.000 y 4.000 dólares. Luego aseguró que también tenía plata en pesos que había sacado de un cajero para pagar las tarjetas de crédito. Posteriormente, cuando amplió la denuncia ante la Fiscalía, justo después de que SEMANA revelara la denuncia de la niñera, Sarabia aseguró que se le perdieron 7.000 dólares. Pero su niñera contó que un policía que le reclamó y la trató de ladrona le dijo que se habían perdido 150 millones de pesos. Desde entonces, incluso, ha habido versiones de que la cifra ascendía a 4.000 millones de pesos y que el maletín no era de Sarabia.
Con toda seguridad, en algún momento los fiscales también tendrán que detenerse en las otras verdades que quedaron en la palestra en los audios de Benedetti, como cuando le recriminó a Sarabia que Alfonso Prada se había robado todo el Ministerio (del Interior) junto a su esposa. También hubo insinuaciones frente a Roy Barreras.
Lo que está investigando la Fiscalía es muy grave, y los colombianos necesitan saber la verdad lo más pronto posible. De por medio está la legitimidad del Gobierno Petro, que hoy tiene a las espaldas la grave acusación de que pudieron entrar dineros ilícitos a la campaña presidencial de 2022. Lo interesante es que la información surgió de las propias entrañas y en el círculo más íntimo del presidente Petro. Aquí no estuvo la oposición ni hubo entrampamientos. Aquí fueron Armando Benedetti y Laura Sarabia los que desataron un verdadero infierno para el mandatario y su gobernabilidad.
Ojalá la justicia actúe, y que lo que revelan los audios de Benedetti, así como las chuzadas a Marelbys Meza y a Fabiola Perea, el arbitrario polígrafo a la niñera y las comprometedoras denuncias de Day Vásquez contra Nicolás Petro no queden en la impunidad. El proceso 15.000 está en marcha.
Al cierre de esta edición, en hechos que son motivo de investigación, apareció muerto en Bogotá el teniente coronel Óscar Dávila, quien era el jefe de la Oficina de Coordinación Anticipativa de la Presidencia de la República. El oficial le había enviado una carta a la Fiscalía pidiendo ser escuchado en interrogatorio en medio de las investigaciones por el polígrafo y las chuzadas a Marelbys Meza, exniñera del hijo de Laura Sarabia.