VICKY DÁVILA (V.D.): Profesor, ¿cuál es su primera reacción al saber que desde el Ejército lo han seguido?

LEONARDO COLMENARES (L.C.): No tengo palabras para describir lo que me está pasando, los seguimientos que me han hecho, que los he sentido, los he visto, sin saber por qué.

V.D.: ¿Cómo se siente?

L.C.: Inseguro total.

V.D.: ¿Tiene miedo?

L.C.: Claro que sí. Tengo miedo de salir porque sé que me puede suceder algo. Por la manera en que se expresan esos agentes de inteligencia, de contrainteligencia, acerca de mí, sin yo hacerles nada.

V.D.: ¿Le quedan dudas de que lo estaban siguiendo o no?

L.C.: No. Ninguna duda. Sé que es real y más con los audios que escuché, como se refieren a mí, sin saber por qué.

V.D.: ¿Por qué lo estaban siguiendo e investigando?

L.C.: No tengo idea de nada.

V.D.: Según esas referencias, estaban averiguando por qué se reunía con Lorena Ospina, la esposa del comandante del Ejército, el general Ospina.

L.C.: No sé.

V.D.: Los audios lo dicen.

L.C.: Sí, lo escuché, pero no sé por qué me estaban haciendo esos seguimientos constantes y me imagino que fueron durante las 24 horas.

V.D.: ¿Usted era profesor de inglés de la esposa del comandante del Ejército?

L.C.: Sí.

V.D.: ¿Pero en este momento le estaba dando clases?

L.C.: No.

V.D.: ¿Tenía una amistad con ella?

L.C.: Solo una amistad, correcto.

V.D.: Describa el tipo de relación que tenía con ella.

L.C.: Amigos, supuestamente, eso era todo.

V.D.: ¿Se veía con ella?

L.C.: Muy pocas veces.

V.D.: Y eso, según lo que hemos podido averiguar, empezó a inquietar al comandante del Ejército.

L.C.: No tengo idea de eso.

V.D.: Eso habría motivado a que ordenaran esos seguimientos en su contra.

L.C.: Hasta ahora me entero de eso.

V.D.: ¿Qué le dice al general Ospina?

L.C.: Para mí es un bandido, un total bandido. Utilizar la contrainteligencia del Ejército para hacerle seguimiento a una persona que no ha hecho nada no tiene palabras.

V.D.: ¿Usted sabe que hay imágenes y videos que muestran claramente que lo estaban siguiendo?

L.C.: Sí, es lo que estoy viendo ahora.

V.D.: ¿Usted llegó a percatarse de esos seguimientos?

L.C.: Sí.

V.D.: ¿Cómo fue?

L.C.: En los sitios donde trabajo, con mis estudiantes, siempre veía y sentía gente rara alrededor mío, siguiéndome, de día y de noche, sin saber por qué.

V.D.: ¿Cuándo fue la última vez que se vio con la esposa del comandante del Ejército?

L.C.: Por ahí hace dos meses.

V.D.: ¿Dónde fue esa última vez que se vieron?

L.C.: En el Cantón Norte, en la oficina de ella.

V.D.: ¿Por qué se vieron allí?

L.C.: Fui a saludarla, no más. Eso fue todo.

V.D.: ¿Usted sabe que seguían sus movimientos y que llegaron a la conclusión que, efectivamente, sí se veía con la señora?

L.C.: Sí. Esa última vez me percaté de que había dos personas de civil siguiéndome cuando entré al Cantón Norte.

V.D.: Ocurrió que ellos no podían encontrar la dirección de su casa y buscaron la forma para que usted actualizara sus datos. ¿Recuerda ese día?

L.C.: Sí, correcto.

V.D.: ¿Cómo fue?

L.C.: Me preguntaron la dirección, yo les di otra. Como te comentaba, siempre me he sentido y me he visto seguido.

V.D.: ¿Y dio otra dirección de la casa?

L.C.: Sí, otra dirección, siempre.

V.D.: También nos pudimos enterar de que agentes de inteligencia lo buscaron para que les diera clases. ¿Se acuerda de esas personas?

L.C.: Sí.

V.D.: ¿Cómo fue ese episodio?

L.C.: Hace unos tres meses, me llamó una persona, una mujer extraña, en video llamada. Se tapaba más o menos la cara, cosa que me creó sospecha

V.D.: ¿Qué le dijo?

L.C.: Que por favor necesitaba unas clases para un examen, que esto y lo otro, y me citó al World Trade Center. Yo le dije: ‘No, con mucho gusto te puedo dar las clases pero virtual’. Ella me dijo: ‘No, necesito que venga, si quiere nos vemos acá en el World Trade Center, y te invito a un café’. Los audios dicen que ella me invitó a salir, ¿no?

V.D.: Sí, y que usted no aceptó.

L.C.: Correcto, que no acepté. O sea que ese día, imagínate, querían desaparecerme.

V.D.: ¿Cree que lo querían matar?

L.C.: Claro. Cuando a uno le ponen a una persona a seguirlo, ¿para qué es? Para desaparecerlo. Eso es todo.

V.D.: Me da pena hacerle esta pregunta, pero se la tengo que hacer: ¿el comandante del Ejército estaba celoso de usted?

L.C.: Ni idea, no lo sé.

V.D.: ¿Qué sentido tenía seguir al profesor de inglés en sus encuentros con su señora?

L.C.: Ni idea. Como te dije anteriormente, Vicky, tengo mal genio, una rabia tremenda de ver a este señor mandar a hacer esos seguimientos, esto es peligroso. Están atentando contra mi vida.

V.D.: ¿Qué piensa del Ministerio de Defensa del gobierno del presidente Petro frente a esto que le está pasando?

L.C.: Son unos bandidos, no hay más palabras.

SEMANA tuvo acceso a las pruebas de los seguimientos ilegales contra el profesor de inglés. Hay fotografías de sus movimientos.

V.D.: Lo que también pudimos confirmar, y que se escucha en los audios de una de las personas que lo siguió, es que su nombre quedó incluido en un informe como un integrante de las Farc de Mordisco.

L.C.: Imagínate eso. No lo sabía.

V.D.: ¿Y qué le parece?

L.C.: Como te dije, son bandidos, bandidos con poder.

V.D.: Y, además, pudieron utilizar la tecnología para ubicarlo a través del rastreo de su teléfono celular.

L.C.: Correcto.

V.D.: Eso fue lo que hicieron.

L.C.: Sin palabras. No tengo nada más qué decir, sé que son unos bandidos, sé que este comandante del Ejército, el general Ospina, es un bandido.

V.D.: ¿Usted conoce al coronel Coca?

L.C.: No lo conozco.

V.D.: ¿Al coronel Gelvez?

L.C.: Tampoco.

V.D.: ¿Al mayor Campos?

L.C.: No. Quizá si los veo, los reconozco.

V.D.: ¿Qué sintió cuando vio las imágenes de los seguimientos y que le pudimos mostrar en SEMANA?

L.C.: Mucha rabia, Vicky.

V.D.: ¿Si?

L.C.: Desilusionado total del Ejército.

V.D.: ¿Cuántos años lleva dictándoles clases a personas del Ejército?

L.C.: Unos 20 años.

V.D.: Y nunca había tenido un problema.

L.C.: Nunca.

V.D.: ¿Cómo conoció al general Ospina?

L.C.: Por medio de un amigo que me recomendó para que le diera clases a su señora.

V.D.: ¿Por cuánto tiempo le dio clases a la esposa del general Ospina?

L.C.: Fue poco tiempo, unos cuatro meses.

V.D.: Nada más.

L.C.: Sí.

V.D.: ¿Solo le daba clases a la esposa?

L.C.: Correcto.

V.D.: Antes de la pandemia, usted tuvo un episodio en la casa del general. Sintió que no le caía bien al general. Cuéntenos.

L.C.: Sí, él siempre se notaba demasiado serio. No sé por qué.

V.D.: No lo saludaba de forma amable.

L.C.: No.

V.D.: Y hubo un segundo episodio en el que usted estaba en la casa, y él llegó, mientras usted esperaba a la señora.

L.C.: Sí, una vez estaba ahí sentado con la abuela y con la hija en la sala y él llegó y pues lo saludé. ‘Buenas tardes, mi general’, el saludo común y corriente. Lo vi como de mal genio. Inmediatamente salí de la casa de ellos en el Cantón Norte.

V.D.: Y hay otro episodio donde se involucra a un coronel o a otro oficial al que usted le hace una llamada en inglés.

L.C.: A un coronel amigo le comenté que me sentía raro, que por favor me esperara en la entrada de la Brigada 13, porque me sentía inseguro. Y salí de ahí de esa casa del general. Y me encontré con el coronel amigo.

Para poder ubicarlo mediante su celular, al profesor de inglés lo hicieron pasar como si fuera un integrante de las disidencias de las Farc.

V.D.: Profesor, ¿qué le dice hoy a la Fiscalía?

L.C.: Que me siento totalmente inseguro. Mi vida peligra al ciento por ciento.

V.D.: ¿Está dispuesto a ir a la Fiscalía?

L.C.: Claro, lógico, por supuesto que sí, lo más pronto posible.

V.D.: Y que lo cuiden y lo protejan.

L.C.: Claro, pedir protección porque sé que esta gente quiere atentar contra mi vida. ¿Por qué se hacen estos seguimientos?

V.D.: ¿Por qué terminaron las clases con la esposa del general Ospina?

L.C.: Eso fue antes de la pandemia.

V.D.: ¿Y por qué se acabaron?

L.C.: Ella no siguió. Paró las clases.

V.D.: Y aún así siguieron siendo amigos.

L.C.: Correcto.

V.D.: ¿Usted le va a contar esto a la esposa del general Ospina? ¿Qué va a hacer?

L.C.: Claro.

V.D.: ¿La va a llamar?

L.C.: Tengo que llamarla ahora mismo.

V.D.: ¿Podemos hacer esa llamada?

L.C.: Vicky, no creo que sea una buena idea hacerla ahoritica mismo.

V.D.: ¿Por qué?

L.C.: No quiero hacer esa llamada ahora, me siento muy confuso, inseguro, desprotegido, estoy ciento por ciento afectado.

V.D.: ¿Usted cuántos años tiene?

L.C.: 52.

V.D.: ¿Cuántos lleva de profesor?

L.C.: 20 años, más o menos.

V.D.: Su vida le cambió a raíz de esto.

L.C.: Claro que sí. Por eso es necesario hablar lo más pronto posible con la Fiscalía para que me brinden protección.

V.D.: ¿Qué le quiere decir al general Ospina?

L.C.: Quiero decirle a ese supuesto general: sé quién es usted, no le tengo miedo ni a usted, ni a su familia ni a sus colaboradores. Ya sabemos que me intentó asesinar, esa es la palabra, asesinar. Usted envió gente de contrainteligencia para que me asesinaran y para que me hicieran un montaje, un falso positivo. Déjeme decirle, general Ospina, si se hace llamar general, que usted no es un general, conozco su historia. El Ejército está en manos de un bandido, un criminal que comete graves acusaciones contra miembros de la institución de nuestro Ejército, contra nosotros, la gente honesta.

Supuesto general, usted es un bandido. Colombia debe saber que en el Ejército Nacional tienen a un bandido como supuesto comandante. Es un peligro para el país, para todos nosotros. Miembros de nuestra institución, por favor, escuchen esta entrevista, den sus opiniones, no me importa si me manda a asesinar. Amo Colombia, no me iré de mi país nunca, el general piensa deshacerse de mí, eso nunca pasará.

El general Ospina tiene que renunciar.

V.D.: ¿Por qué?

L.C.: Porque es un bandido. ¿Qué clase de persona manda a asesinar a una persona como yo? ¿Por qué? ¿Cuál es su objetivo? Supuesto general, usted le está haciendo un daño gravísimo a nuestro Ejército Nacional, a nuestro país, a todos los colombianos. Usted es un peligro para nuestra sociedad, debe renunciar. Usted, su familia y sus colaboradores son poquitos, los buenos somos más, más que ustedes, y siempre lo seremos. Nunca me dará miedo de usted y seguiremos con esto. Retírese, supuesto general.

V.D.: ¿Usted tenía una relación amorosa con la esposa de Ospina?

L.C.: Nunca.

V.D.: Muchas gracias, profesor.

L.C.: Gracias a usted, Vicky.