SEMANA: El proyecto que elimina el matrimonio infantil en Colombia está a un debate de convertirse en ley de la República. ¿Para cuándo sería ese debate?
Alexandra Vásquez (A. V.): Nosotros esperamos que se dé antes de que termine el periodo legislativo. Estábamos presionando para que de alguna manera el debate se pueda dar en el mes de noviembre, pero estamos en esa espera. Ya afortunadamente vemos un compromiso del presidente del Senado, quien se comprometió a subir el proyecto en el orden del día. Estaba de número 40, y ya aparece de número nueve, entonces aspiro que sea más pronto de lo esperado que se dé la discusión.
SEMANA: ¿Qué espera usted de esta discusión en el Senado de la República?
A. V.: Yo creo que con todo lo que hemos visto alrededor de los derechos de los niños, niñas y adolescentes, y con todo lo que ha pasado con los niños en este país, Colombia tiene una gran deuda histórica porque no es de ahorita, es una deuda histórica con los niños, y espero que el apoyo del Senado sea total y absoluto. Ya llegamos a grandes acuerdos en la Comisión Primera del Senado, muchos aportes de todos los congresistas. No vi alguno que quisiera como oponerse o irse en contra del proyecto, entonces espero que así sea en la plenaria del Senado.
También hemos hecho reuniones con las organizaciones sociales, se han hecho desayunos; he estado también golpeando la puerta en Senado, dentro de las discusiones, hablando con los senadores, exponiéndoles el proyecto, absolutamente a todos los partidos políticos, y creo que hay una gran acogida y tenemos un gran optimismo para que este proyecto pueda ser una ley.
SEMANA: Esta es la novena ocasión que se presenta un proyecto de ley en el que se busca prohibir el matrimonio infantil en Colombia, pero es la primera vez que avanza significativamente. ¿Por qué cree usted que esta vez la iniciativa sí logró ese respaldo importante que necesitaba?
A. V.: Creo que —primero— ya hay una conciencia más del Senado y de la Cámara de empezar a legislar por los niños, niñas y adolescentes de este país. Además, hemos hecho un gran trabajo con la representante Jennifer Pedraza de promoverlo, de charlarlo, de hablarlo, de hacerles entender la necesidad de proteger a los niños y —principalmente— a nuestras niñas, que son las que más se ven involucradas dentro de estos matrimonios infantiles y estas uniones tempranas.
También el hecho que estamos en un país que se ha normalizado esta práctica durante mucho tiempo. Yo escuchaba en los debates que mi abuela se casó muy joven, que eso es normal. Confunden el hecho que los jóvenes empiecen a desarrollar su deseo sexual con que ya se puedan casar y comprometerse y asumir las responsabilidades de un matrimonio. Y creo que la pedagogía que hemos realizado como autoras del proyecto, el estar explicando, estar pendiente de los debates, comentarle a la gente, creo que ha sido el éxito y el poder entender por qué se necesita eliminar del Código Civil el matrimonio infantil en Colombia.
SEMANA: ¿Cuáles son esos principales cambios que se plantean en Colombia con este proyecto de ley?
A. V.: Primero, la prohibición de eliminar el matrimonio infantil, que más que la prohibición, es eliminar del Código Civil, lo que permite que nuestros niños y niñas mayores de 14 años se puedan casar con el consentimiento de los padres. Segundo, nos decía a nosotros la comunidad internacional, la ONU y demás, que este proyecto tiene un valor que nunca se había contemplado en los demás proyectos de ley del mundo, y es un enfoque preventivo, pedagógico que tiene el proyecto y es la creación de poder nosotros pensar estas estrategias de prevención relacionadas con proyectos de vida. Entonces tiene un enfoque para hablar de establecer políticas públicas pensando en el proyecto de vida de estas niñas y niños.
Entonces no solamente se queda en la prohibición, sino que además tiene ese valor agregado para que estas niñas empiecen a ver un proyecto de vida, a pensarse en la vida de otra manera, a establecer políticas públicas territoriales alrededor del proyecto. Eso es lo más bonito y lo más importante que tiene el proyecto, porque nosotros estamos acostumbrados aquí en el país a que hay que penalizar, hay que aumentar las penas, pero no atacamos la raíz del problema que realmente es la prevención, el cambio cultural que debemos desarrollar.
SEMANA: Una vez se apruebe el proyecto y se sancione por el presidente, ¿inmediatamente quedaría prohibido el matrimonio entre niños y adolescentes o habría un tiempo para entrar en vigencia?
A. V.: Nosotros esperamos que sea posterior a la sanción, porque no colocamos un tiempo, un plazo dentro del proyecto. Esperamos que sea después de la sanción presidencial.
Muchas personas decían que por qué también se incluyen a los jóvenes, y yo creo que dos niños pensándose en un matrimonio tampoco es viable. Hay que ir un poco más allá, que ellos puedan establecer o visibilizar a futuro, al menos en algún momento, una carrera profesional, un estudio, de avanzar, más allá de lo que significa el matrimonio. Y creo que este Programa Nacional de Proyectos de Vida va a ser determinante para eso.
Entonces, ya después de la sanción presidencial es empezar nosotros, también desde el Congreso de la República, con las organizaciones sociales, la sociedad civil, todo aquello que ya está vinculado al proyecto, que tenga la inquietud, que quiera el apoyo; por supuesto, hacer el seguimiento para que se cumpla con ese Programa Nacional de Proyectos de Vida, con las campañas pedagógicas que quedan a cargo de RTVC para que contribuya a difundir las consecuencias negativas del matrimonio infantil.
SEMANA: ¿Por qué cree usted que no se debería permitir el matrimonio entre menores de edad?
A. V.: Es que dos menores de edad son dos niños criando —posiblemente— otro niño. Son dos niños que van a truncar su proyecto de vida para poderse mantener bajo un hogar, alimentarse, organizarse. Entonces no es viable que dos niños puedan tener una relación como un matrimonio. Para eso está el noviazgo, para eso está toda la experiencia de vida, que si ellos deciden o tienen aún la conciencia de casarse en su mayoría de edad, ya sea una decisión autónoma y un poco más madura.
Uno todavía a los 14, 15 o 16 años, sigue pensando en otras cosas, en su adolescencia, no en un matrimonio. Entonces queremos que nuestros niños puedan pensarse como niños y mucho más en el caso de un menor con un adulto. Hemos visto que en la mayoría de casos de este tipo de matrimonios son niñas de 14, 15 años con adultos que les llevan hasta 10 o 15 años. Eso también hay que replantearlo en el país para que puedan tener unas infancias y unas adolescencias felices, tranquilas y plenas.
SEMANA: Si un niño o niña de 14 años desea casarse y cuenta con el consentimiento de sus padres, ¿usted qué le diría?
A. V.: Que lo piense, que vea, que viva la experiencia, que conozca más allá del mundo, de lo que hay, que se planee un proyecto de vida, y así cuando llegue el matrimonio tenga la plena conciencia de que realmente ese es el camino. Que si se va a casar a futuro, pues sea un matrimonio estable, duradero, con la madurez para asumir una responsabilidad tan grande, porque igual —generalmente— cuando se casan dos niños, pues lo más seguro es que ocurra un embarazo infantil y adolescente que trae muchas consecuencias alrededor, como la mortalidad materna, la mortalidad fetal e infantil, el desescolarizarse, salir del sistema educativo sin tener claridad de unos ingresos laborales. En muchas ocasiones, hasta resultan estos niños, digamos de alguna manera, dentro de la explotación infantil laboral. Muchas de nuestras niñas también resultan bajo esas figuras de matrimonio infantil en las cadenas de trata de personas. Hay muchas cosas alrededor del matrimonio infantil. Por eso es importante que también se planteen y que cuando se tome la decisión sea bajo la plena conciencia de que eso es lo que quieren asumir, una responsabilidad tan grande como es un matrimonio.
SEMANA: ¿Cómo prevenir el embarazo adolescente?
A. V.: Esa es una discusión compleja. Yo creo que también estamos en deuda en políticas públicas y reglamentarias en derechos sexuales y reproductivos. Cuando nuestros niños y niñas están informados, cuando les contamos las consecuencias también de un embarazo infantil, todo lo que puede conllevar al desarrollo de su vida, no solamente física sino emocionalmente, y todo lo que puede desencadenar, yo creo que nuestros niños y niñas lo pensarían mucho más. Y eso no significa que no tengan relaciones, son relaciones con responsabilidad, y seguimos estando cortos dentro de todo lo relacionado a derechos sexuales y reproductivos.
A mí me parece supercomplejo que en este país, cuando hablamos de derechos sexuales y reproductivos, lo primero que se les viene a la cabeza es aborto. Cuando esto tiene mil cosas alrededor que pueden prevenir para poder llegar hasta el punto de que una mujer tome la decisión de abortar. Hay muchas cosas alrededor que se pueden estar implementando dentro de las políticas públicas.